La vida después de la vida: Karla donó un riñón a su esposo que lo salvó de la insuficiencia renal
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Fue el 11 de marzo del 2021 cuando Karla Cadena se enteró de que su esposo, Edgar Valdés, requería de un trasplante de riñón para continuar con su vida.
El camino fue largo. Al principio Edgar fue detectado con insuficiencia renal, por lo que requirió de hemodiálisis. Sin embargo, ya pasado el tiempo le dijeron que tenía que recibir un trasplante del órgano pues el funcionamiento de su riñón era nulo.
Todo su tratamiento lo llevó en clínicas públicas y privadas:
“Buscábamos la mejor opción, que los médicos nos apoyaran e instruyeran en el camino”, dice Karla.
Pero no recibieron el acompañamiento y la información necesaria que les ayudara a llegar hasta el día del trasplante. Al inicio del proceso les dijeron que Edgar solo podría recibir órganos de donantes con su mismo tipo de sangre: O negativo.
Le recomendaron quedarse en lista de espera, pero el trasplante ya era urgente para que su esposo pudiera continuar con su vida normalmente.
De hecho, la pareja sería atendida en el Hospital General de Saltillo, pero un día la comunicación se detuvo.
“Con esta enfermedad le buscas por todos lados; tenemos seguro médico, pero al final del día necesitas una buena comunicación con los doctores ya que ellos te van a guiar por el camino, porque este camino es tan lleno de incertidumbre que lo que te digan ellos es lo que vas a hacer”, expone Karla.
Fue un equipo médico particular del hospital Christus Muguerza de Alta Especialidad el que les informó que Edgar podría recibir órganos de un donante O positivo y fue ahí cuando Karla no dudó en decir que sí a la donación.
“Encontramos un equipo médico que nos encantó, que nos hizo sentir la confianza que no habíamos sentido a lo largo de todo el proceso”, dice.
Entonces el trasplante se programó para el 13 de septiembre de este año. La intervención se hizo en la ciudad de Monterrey.
“Esa es otra de las cosas que no entendemos; ¿por qué siendo Saltillo la capital del estado no se cuenta con hospitales preparados para hacer este tipo de procedimientos?”, señala.
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Los médicos le explicaron que los hospitales de la entidad requieren de una recertificación para poder realizar trasplantes de órganos.
“No se tiene equipo médico ni certificación en los hospitales, por eso nos tuvimos que ir hasta el Muguerza de Alta Especialidad de Monterrey”, explicó.
Para la recuperación completa de Karla, le recomendaron tomar agua en abundancia, dejar de fumar, además de que le modificaron su dieta alimenticia, pues ya no podría procesar algunos alimentos.
También le quitaron medicamentos como paracetamol, ketorolaco, diclofenaco, entre otros, ya que son abrasivos con los riñones.
En cuanto a Edgar, tendrá que hacer cambios mínimos en su estilo de vida y alimentación, mientras que pasa el tiempo de recuperación posterior a su trasplante.
El mayor motor de ambos es Emilio, su pequeño hijo de cinco años.
“Él también vivió todo este proceso, en todo momento le explicamos que nuestra vida cambiaría, siempre le dijimos todo lo que pasaría y él es muy inteligente y lo entendió. Ahora que regresamos de realizar el trasplante nos recibió con mucho amor, con mucha alegría, está orgulloso de nosotros”, comparte la entrevistada.