Milicia infantil
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Este texto es parte del proyecto de Cemefi en coordinación con VANGUARDIA, para la difusión de la Responsabilidad Social Empresarial
Diferentes conflictos bélicos en el mundo obligan a unos 300 mil niños y niñas a participar activamente en actos delictivos de manera involuntaria a través de secuestros, y también en forma voluntaria, por escapar del hambre o satisfacer el resentimiento que albergan por los daños recibidos.
Las actividades que realizan los denominados infantes militares, pueden ser como vigilantes, mensajeros, cocineros, cargadores, soldados en combates, y las niñas adicionalmente, como esclavas sexuales. Además, se les utiliza para actos terroristas, incluso en ataques suicidas.
Durante la última década ha habido presencia de estos niños soldados en todos los continentes menos la Antártica y han estado en fuerzas armadas en 55 países.
La exclusión de los niños de los ejércitos africanos en la época precolombina, como la tribu Zulu o la región Kano, obedecía a la falta de fuerza para utilizar las armas, por lo que pastoreaban ganado o cargaban los escudos de los guerreros.
Sin embargo, pueden citarse momentos en que los niños aparecen en la escena militar, como los pajes o escuderos quienes armaban y vestían a los caballeros en la Europa del medioevo, así como los tamboreros y los que acarreaban pólvora a los cañones durante los siglos XVII y XVIII.
Como otros ejemplos, está la participación de los cadetes del Instituto Militar de Virginia durante la Batalla de New Market en la Guerra Civil de EUA; y las Juventudes Hitlerianas alemanas compuestas por jóvenes que recibían entrenamiento cuasi militar. Sin embargo, a pesar de que la utilización de niños jamás ha sido considerada como parte fundamental, sino aislada, esporádica, limitada y temporal por cualquier ejército, en conflictos bélicos actuales se nota la presencia de ellos.
En el 80% de los conflictos en que hay niños soldados, existen menores de 15 años; el 18% de las organizaciones armadas del mundo han empleado niños de 12 años y menores, entre quienes resalta la participación en Uganda del niño soldado más joven, con 5 años de edad.
Algunos videos muestran a Al Qaeda entrenando a adolescentes en la fabricación de bombas y colocación de trampas explosivas. Asimismo, la Jihad islámica palestina y Hamas han reclutado niños hasta de 13 años, para realizar atentados terroristas suicidas y a otros de 11 años para contrabandear explosivos y armas.
Igualmente, desde la década de los 90 en América, niños soldados luchan en Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México (en el conflicto zapatista en Chiapas), Nicaragua, Paraguay y Perú.
El terrorista más joven que se conoce fue un niño de 9 años en Colombia, enviado por el grupo rebelde denominado Ejército de Liberación Nacional (ELN) para bombardear un centro electoral en 1977.
En países americanos, mientras que unos niños son utilizados como centinelas, llamados “campanitas“, “halcones” y “abejitas”; otros conocidos como “carretillitas”, pasan armamento escondido para las milicias urbanas.
Saddam Hussein tenía un grupo paramilitar compuesto por niños con edades entre 10 y 15 años llamado Leones Cachorros de Saddam.
Durante esa vida militar, los niños y niñas presencian y participan en abusos y actos de violencia psicótica, que les ocasionan trastornos físicos y emocionales tan severos, amén de la infancia perdida, y su reversión es muy compleja y difícil.
Estos hechos muestran la franca violación al articulado establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño por países signatarios de la misma, cuya finalidad estriba tanto en reconocer y proteger la dignidad humana fundamental de la infancia, como a garantizar su protección y desarrollo.
roberto.adame@cemefi.org
*Coordinador de Atención y Servicios de RSE en el Centro Mexicano para la Filantropía