Obispo de Saltillo llama a reflexionar sobre el impacto de los narcocorridos y otros géneros en la cultura popular

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El obispo de Saltillo alertó sobre los riesgos de normalizar la violencia y la misoginia a través de letras musicales difundidas masivamente
En medio del debate nacional por la difusión de narcocorridos y el impacto de ciertos géneros musicales en la cultura popular, el obispo de Saltillo, monseñor Hilario González García, hizo un llamado a que toda expresión artística, incluida la música, contribuya a “elevar el espíritu” y promover el bien común.
Durante un pronunciamiento reciente, el prelado reconoció que el tema ha generado controversia en todo el país, especialmente por la influencia que pueden tener canciones que normalizan la violencia, el crimen organizado o la denigración de la mujer.
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“Es un tema discutido a nivel nacional, con esto de la influencia que pueden tener los narcocorridos en la cultura popular. Es algo que ha estado muy presente”, expresó monseñor.
El obispo también cuestionó la popularidad de ciertos estilos como el rap o el reguetón cuando, en sus letras, se denigra la dignidad de las personas, particularmente de las mujeres.
“Repito, creo que toda la expresión del arte debe ser algo que nos ayude a ser mejores personas”, añadió.
González García resaltó que la música tiene un impacto real en la conciencia colectiva y en la percepción de lo que se considera normal o aceptable, por lo que debe analizarse con responsabilidad.
“Los mensajes negativos incitan, o hacen creer, o ayudan a normalizar ciertas conductas. La música influye. Por eso hay que formar la conciencia, el buen gusto, para apreciar lo que sí son verdaderas obras de arte que nos ayuden a dignificarnos”, subrayó el obispo.
El líder religioso también sostuvo que toda actividad humana, incluida la artística, debe tener como motivación central el bienestar del ser humano y el bien común.
Sus declaraciones se dan a pocos días de que la candidata presidencial Claudia Sheinbaum rechazara una posible censura a los narcocorridos, argumentando que la prohibición sería “absurda” y que el enfoque debe estar en la educación y el criterio del público.
La postura del obispo se suma a las múltiples voces que, sin promover una prohibición directa, han solicitado una revisión ética y cultural sobre los contenidos que se consumen masivamente.
“Ojalá esa sea la motivación para realizar las obras de arte: dignificar al ser humano”, concluyó monseñor Hilario.