Saltillenses de zonas marginadas claman por ayuda al Gobierno para sobrevivir a la cuarentena

Recargada sobre el cerco de su tejabán de madera, en la colonia Las Isabeles, al sur de Saltillo, doña Celestina Moreno Velázquez, de 82 años, llora su suerte.

Hace casi dos meses, cuando inició la cuarentena, que Celestina se la vive encerrada sin poder salir a las calles para vender semillas, que es su único sustento.

Celestina es viuda y dice que tiene 10 hijos, pero como si no tuviera ninguno, por eso es que hoy clama ayuda al Gobierno, un poco de arroz, un puño, de frijol, de aceite, medio kilo de tortillas, para poder comer.

“Me da mucha tristeza, yo sola me mantengo, aunque sea con frijoles, lo que Dios me dé, aunque sea tortilla con sal”, dice la mujer.

“México con hambre”, se lee en el cartel que los del movimiento de Antorcha Campesina colocaron en el seto de su choza, como una manera simbólica de protestar ante la falta de apoyo alimentario del Gobierno.

Ayer vecinos de 42 colonias en Saltillo colgaron pañuelos blancos a las afueras de sus casas con la leyenda “en casa y sin comida”, para reclamar a Andrés Manuel López Obrador, Miguel Riquelme y Manolo Jiménez, apoyos en despensas y estímulos económicos para enfrentar la crisis por el COVID-19.

La llamaron “La protesta de los pañuelos blancos”, dada la imposibilidad que tienen ahora de salir de sus casas y tejabanes a las calles y manifestarse.

Morelos quinto sector, La Minita, Balcones, Saltillo 2000, Valle de las Flores Popular, Ocampo, Andalucía, Azteca, La Gloria, Valencia, Mirasierra y Las Isabeles, son algunas de las colonias que se sumaron a esta protesta poniendo en el exterior de sus casas telas y cartelones con los mensajes: “AMLO no cumple” y “En casa y sin comida”.

“Hay un movimiento de pañuelos blancos en todo el Estado y en todo el país que le ponen ahí ‘estoy en mi casa y sin alimentos’, La gente pone su trapo blanco ahí como una señal de pedir apoyo al Gobierno para un programa nacional de alimentos. El Gobierno Federal tiene todos los recursos para poder instrumentar un programa de víveres que permita que la gente en esta etapa de confinamiento pueda sobrellevarla”, dijo Pablo Pérez García, el dirigente estatal de Antorcha Campesina.

‘A LAS ISABELES NUNCA LLEGA NADA’

Mientras se ataja el sol sentada a las afueras de su tejabán de palos y cartones, Liliana Contreras se queja de que a Las Isabeles, un predio en el que viven cerca de 32 familias de posesionarios, nunca llega nada.

“Estamos pidiendo un apoyo, pero que sea constante…”, dice.

Desde la puerta de su jacal de madera Teresita de Jesús Peña Peña grita, implora al Gobierno que les ayude con despensa, lo que sea, para sobrevivir.

“No se olviden de nosotros, necesitamos el apoyo, de perdido una despensa. que se toquen el corazón, ahorita es el momento de ayudar”, dice.

Teresita es mamá de cuatro hijos y su marido trabajaba en instalaciones eléctricas, pero el COVID le arrebató el empleo.

“Mi esposo no tiene trabajo, los hijos necesitan comer, qué les damos, puro encierro”, dice.

'NO HAY NI PARA TORTILLAS’

Con puros frijoles y tortilla se ha estado manteniendo doña Silvia Verónica Hernández, sus cinco hijos y su esposo, un trabajador de la construcción que se quedó sin chamba.

“Pero ya los frijoles se están acabando, no hay no para las tortillas”, dice angustiada.

Pablo García, el dirigente del Movimiento Antorchista en el Estado, señala que esta protesta de pañuelos blancos seguirá, en tanto el Gobierno en sus tres niveles insista en desoír los reclamos de las familias que se están quedando en casa, sin comida.