Voto a ciegas, con fe o con acordeón: así sufragaron los adultos mayores en la elección judicial
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Entre confusión, esperanza y resignación, su visita a las casillas estuvo marcada por la falta de información
En la elección judicial del poniente de la ciudad hubo de todo, hablando del voto emitido por los adultos mayores.
Desde una persona de la tercera edad que se tardó 27 minutos, ¡27!, en votar, al parecer uno de los récords más alto de la jornada; pasando por el caso de un señor con discapacidad auditiva y visual que fue ayudado a emitir su voto por una funcionaria de casilla, hasta la historia de otro ciudadano que eligió a sus gallitos “al azar”, otros votantes que llevaban sus acordeones a la mano y a la vista, y algunos que aguardaron hasta dos horas de pie, antes de recibir su dotación de 10 boletas.
Eran las 8:10 de la mañana y la casilla instalada en la escuela primaria “Miguel Ramos Arizpe”, sobre la calle de Francisco Murguía, permanecía solitaria, se habían presentado solo tres de los seis funcionarios designados y había una fila de solo dos votantes.
“Llevo trabajando siete años en el Instituto y nunca me había tocado una elección donde en tantas casillas faltaran tantos funcionarios, y hubiera tan pocos votantes, La estoy viendo difícil”, dijo a las afueras del módulo una trabajadora del INE, que prefirió no dar su nombre por temor a ser regañada.
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Fue en esta casilla donde se presentó el caso de un adulto mayor que demoró 27 minutos en votar, al menos así lo demostró el cronómetro de Vanguardia. Pero el ser abordado para que hablara de lo complejo que había resultado el proceso electoral, el hombre declinó dar entrevista alegando que tenía prisa.
A doña María del Refugio Ramos, vecina de la colonia Guayulera, le tomó más de 15 minutos votar en la casilla de la escuela “Miguel Hidalgo”.
Eran tantas las boletas atiborradas con tantos y tantos nombres, que ella en su vida había escuchado, que por eso se tardó.
“Es que son muchas hojas y muchos de lo que vienen en las hojas uno ni los conoce, no los conocemos, la mera verdá”.
Pero es que ella siempre ha votado y por eso es que se decidió a tomar parte en este llamado ejercicio inédito e histórico para el país.
Su esperanza en esta elección, comentó, es que terminen los abusos policiacos y la corrupción de las autoridades encargadas de hacer justicia.
DON RUBÉN BUSCA UN CAMBIO
Aunque don Rubén López no sabía bien a bien de qué iba esta elección, se arrimó a votar porque, declaró, quiere un cambio.
“No hacen justicia, no la hacen, las autoridades hacen lo que quieren con uno, la ley tapa a los de billetes, pa’ uno de jodido no hay ley”.
Don Vicente Villanueva Martínez ya no oye ni ve bien, y a pesar de que tiene 90 años y anda con bordón, vino a su casilla de la colonia Rodríguez Guayulera para votar.
Pero como ya no mira ni escucha con claridad, requirió de la ayuda de una funcionaria de casilla que... ahí más o menos le estuvo diciendo u orientando sobre el manejo de las boletas.
-¿Vino a votar?
-Pos ahí me ayudaron ellos, yo no.
Dijo don Vicente parando la oreja, y a la pregunta de si conocía a las personas por las que había votado aclaró:
“No, pos la señora que está ahí fue la que arregló, ya no oigo, ya no miro tampoco”.
Vanguardia buscó en esta casilla de la escuela Miguel Hidalgo a Laura Ramos, la funcionaria que habría ayudado a votar a don Vicente, para que respondiera sobre si el INE la habría adiestrado en la atención de votantes con alguna discapacidad.
“Le pregunta usted y que nomás diga dónde, ¿aquí?, una crucita, una crucita sí la puede poner, los números no. Lamentablemente no sabe quién es la gente que está compitiendo, yo no le puedo decir, pero él me decía con el dedito ‘este’, y yo ponía el numerito. Aparte no sabe, no sabe ni quiénes son los candidatos”.
-¿Usted sí los conoce?
-Realmente no conocemos a la gente, para qué le voy a echar mentiras. Estamos también en eso de que a-b-c, por el “a”, porque no...
‘NI LOS CONOZCO’
A las afueras de la casilla instalada en la escuela Juan de la Barrera, de la colonia Minita, este medio sorprendió a don Manuel Reyes llenando un acordeón en compañía de una mujer de la tercera edad.
“Me la dio la lideresa, la de las despensas. Batallé mucho, porque nunca habían venido esas elecciones. Ni conozco a las personas por las que votamos”.
-¿Y qué espera entonces de esta elección?
-Me van a fregar... ¿pos no ve que es el Poder Judicial?
Don José, vecino de la Minita dice que no sabe leer muy bien, así es que hizo lo que pudo para cumplir con su deber ciudadano de escoger entre más 100 nombres a los que en un futuro habrán de velar por la justicia del pueblo coahuilense.
“Yo no sé leer, no sabe uno, nomás que ai le hace la lucha”.
De trabajoso y difícil, calificó doña María de los Ángeles Hernández Sandoval el procero de elegir a jueces y magistrados del todo el país.
“Pos sí, porque no le entendíamos muy bien”.
Y para elegir a los funcionarios del Poder Judicial, a los que, como la mayoría de la gente, tampoco conoce, tuvo que echar mano del acordeón que la preparó la lideresa de su barrio.
“Nos dieron un papelito de cómo hacerle”.
-¿Quién le dio el papelito ese?
-No pos las personas que nos orientan...
-¿Qué esperaría de esta elección?
-Mejores jueces, que no haya tanta corrupción. Yo le pedí a Diosito que me iluminara, que me guiara para escoger unos buenos jueces.
Había transcurrido una hora con 12 minutos desde que doña María Luisa Ponce y su hijo Matías Ríos llegaron a la casilla de la escuela José Vasconcelos, en la colonia Balcones, y todavía no podían votar.
Permanecían de pie a mitad de la larga fila que se había formado y que avanzaba lentamente.
Cuando Vanguardia los encontró había 32 volantes delante de ellos y un sol incipiente que comenzaba a calar.
“Es que debieron hacerlo más rápido, son muchas boletas, ¿por qué hicieron tanta cosa así? Este año sí estuvo feo. Con dos boletas hubiera estado más fácil”.
LAURA SÍ VENÍA PREPARADA
El de doña Laura Leticia Martínez resultó ser un ejemplo singular de civilidad.
Hace dos años que doña Laura perdió la vista, primero de un ojo, tras el desprendimiento de la retina y luego del otro, tras un infarto ocular.
Con todo y eso ayer acudió a las urnas acompañada de su hija, solo que ya en los días previos, apoyada por su hija se dio a la tarea de conocer a los candidatos por medio de videos de YouTube que escuchaba y que su hija le ayudó a bajar.
Laura sí venía preparada.
“Me dieron las boletas a mí y yo le fui diciendo a mi hija. Yo ya los tenía estudiados por el ‘feis’, se metía mi hija y ya me iba diciendo”.
Otros ciudadanos como Gerardo Valdez, el patriarca de una familia que ayer fue para votar a la casilla de su barrio, de plano dijo que ante su desconocimiento de los candidatos al Poder Judicial, votaría por los nombres que sonaran más bonito.
“Pos con los nombres, el que se oiga más simpático”.
Y el señor Martínez votó “al azar” porque tampoco conocía a los que aparecían en las boletas, pero se dijo satisfecho por haberlos escogido él.
“Pos está mejor escogerlos yo a que los escoja un grupito, ¿no?”.
Al fin y al cabo que ya está decepcionado del sistema por los trinquetes laborales de que ha sido víctima en las empresas donde ha trabajado y nadie le ha hecho justicia.
“A ver si hay un cambo...”, dijo esperanzado, “a ver...”.