Sin sana distancia a bordo de limusinas o Party bus en Saltillo
COMPARTIR
Basta ver en las calles del primer cuadro de la ciudad al menos a 15 jovencitos a bordo de dichos vehículos, la mayoría asomándose por el “quema cocos”, sin la distancia mínima, e incluso sin cubrebocas
Pese a que los salones de fiesta mantienen protocolos para disminuir el riesgo de contagio entre los invitados, en traslados y recorridos que implica la contratación de limusinas y Party bus no mantienen ni siquiera la sana distancia.
Basta ver en las calles del primer cuadro de la ciudad a al menos a 15 jovencitos a bordo de dichos vehículos, la mayoría asom´ndose por el “quema cocos”, sin la distancia mínima, e incluso sin cubrebocas.
Cada fin de semana circulan alrededor de seis limusinas o pequeños autobuses por las calles del centro de la ciudad, donde se monta una fiesta sobre ruedas con barra de dulces, bebidas, alimentos, luces led y máquina de humo solicitados por las quinceañeras, adicional a la tradicional fiesta, algunos matrimonios y hasta para graduaciones.
Sin embargo, son precisamente los jóvenes quienes corren mucho mayor riesgo durante la tercera ola de contagios al no estar vacunados, pero también quienes menor cuidado han expresado tener al menos durante estas celebraciones.
Si bien, son jóvenes de edades en las que no permiten ingresar a bares, antros e incluso salidas de casa por sus propios padres, hasta la exposición de un evento donde se rompan las normas de seguridad para prevenir contagios de coronavirus.
PARTY BUS
Cada sábado, desde las 15:00 horas inicia el “desfile” de limousinas por las calles de la zona centro; a bordo viajan la quinceañera acompañada de sus damas y chambelanes de honor.
La diversión se contagia, pues el vehículo lleva encendida la música a alto volumen y los viajeros bailan al son de las notas musicales, lanzando gritos a los transeúntes, quienes se unen a la fiesta desde las banquetas.
En una hora fácilmente se puede ver pasar a por lo menos seis vehículos de este tipo; su recorrido es la calle Allende para dar vuelta en Pérez Treviño y dirigirse a la Alameda. La fiesta podría no tener final feliz, ya que ninguno de los viajeros utiliza cubrebocas.