Su más grande sueño; unos zapatos a la medida
Denisse padece una enfermedad singular, por la que tiene pies dispares lo que convierte en un tormento calzarse a su gusto
Hace tiempo ya que María, la madre de Denise, anda buscando que le hagan a su hija unos femeninos zapatos a su medida, pero no encuentra quién.Antes había por el rumbo de la casa de María, en el centro, un hacedor de zapatos que se encargaba de fabricarle los suyos a Denise, pero de pronto le perdieron la huella.
Y no hay ya quien le haga unos zapatos femeninos a su hija que a veces, como todas las chicas de su edad, Denisse tiene 21 años, quiere ponerse unos zapatos femeninos, pero nunca encuentra de su número.
Resulta que Denise tiene una pierna más grande que la otra; y un pie más grande que el otro: en el derecho calaza del ocho y medio y en el izquierdo del seis y medio, y es un lío tremendo para encontrarle zapatos.
“Toda su vida hemos batallado para encontrarle zapatos, más ahora que ya creció, le digo a mija, ‘lo bueno que tienes tus piernas’, pero a veces se desespera y dice ‘ay ma, quisiera cortarme el pie’, para que le queden los zapatos”, cuenta María.
Esto le vino a consecuencia de una rara enfermedad que padece Denise desde que nació y que se llama síndrome de Sturge Weber.
Según el doctor Google, se trata de una alteración de los vasos sanguíneos que puede provocar discapacidad intelectual, epilepsia, glaucoma, manchas en la piel y otros trastornos en el organismo.
Jennifer Denisse Dávila Arredondo tiene retraso psicomotor, leve parálisis facial, le sale sangre por la nariz, le brotan manchas en la piel cuando siente frío, varias veces ha convulsionado, no sabe leer ni escribir y no encuentra zapatos a su medida.
María de Jesús Arredondo Espinoza, la madre, dice que hace unos 12 años le hicieron a Denisse unos zapatos, fue un ortopedista, pero... María le perdió el rastro y anda buscando, desesperadamente, quién le haga otros zapatos a su nena.
Parece tan simple, ordinario y habitual para el común de la gente salir a las tiendas de la ciudad a buscar y encontrar unos zapatos a su medida, piensa María, pero para su hija no es tan sencillo.
“A veces se ve muy sencillo ‘ay pues un zapato’, pero no, es algo que te deprime”.
LA ODISEA QUE VIVEN
Cada que María y Denisse salen a comprar zapatos de mujer, tienen que recorrer unas 10 zapaterías y ni así, siempre regresan a casa con los mismos clásicos tenis que a Denisse sí le gustan, pero ella quiere zapatos femeninos, de mujer.
Claro que no puede usar tacones porque Denisse tiene pie plano.
“Habrá muchas zapaterías y muchos zapatos, pero no hay zapatos para ella. Ve los zapatos bonitos siempre y dice ‘ay mira ma’. Es triste que habiendo tantos zapatos ni uno le quede. Se pone lo que le acomoda. Yo le compro zapatos tipo vans, aunque sean un poco de hombre, que se van unisex, porque de esos sí hay del ocho”.
El otro día una amiga del Centro de Atención Múltiple a donde asiste Denisse, Denisse asiste a un Centro de Atención Múltiple (CAM), la invitó a sus 15 años.
Denisse pensó que para tal ocasión debía estrenar aquel vestido de noche que su madre le compró, pero ¿y los zapatos?
Denisse quiere ponerse un vestido, pero no tiene zapatos.
Entonces Denisse salió con su madre para recorrer las acostumbradas 10 zapaterías del centro con la ilusión de que, ahora sí, encontraría unos coquetos zapatos de su talla.
Llegada la fecha de la fiesta Denisse terminó vistiéndose con un blue jeans, una playera y unos tenis, y la pasó bien, siempre con la aflicción de no haber hallado unos zapatos que le vinieran.
De seguro que en las redes sociales, pensó María, habría alguien que supiera de otro alguien que se dedicara a fabricar zapatos de todos los estilos y tamaños, y preguntó entre sus amigos cibernautas, pero nada.
Eso no le quitó el ánimo a Denisse de seguir con su vida normal: hacer las tareas que le encargan en el CAM, escuchar música electrónica y ayudar a su madre María, trabajadora de una farmacia y artista del pincel, en los quehaceres de la casa.
Denisse tiende su cama, lava su ropa, friega los trastes, recoge la mesa, se baña, se hace de comer...
Dice que quiere ser maestra de kínder y le gusta la biología, los árboles, los animales, la naturaleza y los zapatos de mujer.
EL GUSTO POR LA PINTURA
Tampoco eso le quitó a María el gusto de seguir pintando sus cuadros que retratan ese afán invencible suyo de sacar a Denisse adelante.
María le pide a la gente que lea esta nota que se ponga en los zapatos de su hija y le ayude.
“Ella siempre ha dicho, ‘quisiera unos zapatos bonitos’, y no hay ninguno que le quede
¿Alguien que haga zapatos a la medida?”.
María sólo espera que salga por ahí alguno de esos viejos hacedores de zapatos y cumplan el sueño de Denisse de estrenar unos muy femeninos, cuando menos para la próxima Navidad.