¿Te tocó la cena y no sabes cocinar? Salva tu noche mexicana con esta receta de pozole tradicional
COMPARTIR
La Noche Mexicana es la excusa perfecta para que familias y amigos se reúnan a celebrar la Independencia de México degustando extraordinarios platillos típicos, tales como tacos, asado de puerco, tostadas y, por su puesto, el tradicional pozole.
Ya sea que lo prefieras rojo, verde, blanco, de pollo, de puerco o mixto, este platillo es infalible para celebrar las Fiestas Patrias. Por ello, si te tocó llevar un alimento a tu Noche Mexicana, pero no sabes cocinar o simplemente tienes el antojo, VANGUARDIA te comparte la receta y un poquito de su historia como plato ancestral mexicano.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Saliste en la Rifa? Dan a conocer a los ganadores para celebrar el Grito desde el Palacio de Gobierno
RECETA DE POZOLE ROJO PARA 4 PERSONAS
Ingredientes:
-500 g de maíz cacahuazintle precocido
-400 g de carne de cerdo (pierna, lomo o costilla, según preferencia)
-1/4 de cebolla
-2 dientes de ajo
-2 hojas de laurel
-Sal al gusto
Para la salsa roja:
-3 chiles guajillo
-2 chiles anchos
-1 diente de ajo
-1/4 de cebolla
-Sal al gusto
Para acompañar:
-Lechuga finamente picada
-Rábanos en rodajas
-Cebolla finamente picada
-Orégano seco
-Limones partidos
-Chile piquín o en polvo
-Tostadas
Preparación:
Cocción del maíz: Si el maíz cacahuazintle es precocido, enjuágalo bien y ponlo a hervir en una olla grande con suficiente agua. Agrega un cuarto de cebolla, los dientes de ajo y las hojas de laurel. Cocina a fuego medio hasta que los granos de maíz se “abran” y estén suaves (aproximadamente 1-2 horas). Si es necesario, agrega más agua durante la cocción.
Cocción de la carne: Mientras el maíz se cocina, corta la carne de cerdo en trozos medianos. En otra olla con agua, hierve la carne junto con un diente de ajo y un poco de sal. Cocina a fuego medio hasta que la carne esté suave y bien cocida (alrededor de 45 minutos a 1 hora). Una vez lista, reserva el caldo.
Preparación de la salsa roja: Desvena y remoja los chiles guajillo y ancho en agua caliente durante 10-15 minutos, hasta que estén suaves. Luego, licúalos con el diente de ajo, la cebolla y un poco del agua en que se remojaron. Asegúrate de colar la salsa para eliminar los restos de piel o semillas.
Integración de ingredientes: Una vez que el maíz esté suave y abierto, agrega la carne cocida a la olla con el maíz. Después, vierte la salsa roja colada en la misma olla y mezcla bien. Agrega el caldo de la carne para ajustar la consistencia del pozole y sazona con sal al gusto. Cocina todo junto a fuego lento durante unos 20 minutos para que los sabores se integren.
Servir: Sirve el pozole caliente en platos hondos y acompáñalo con lechuga, rábanos, cebolla picada, orégano, limón y chile piquín al gusto. Ofrece tostadas para acompañar.
TE PUEDE INTERESAR: ¡No lo olvides! Este 15 de septiembre cerrarán calles en Centro de Saltillo para dar el Grito de Independencia
¿CONOCES SU ORIGEN?
El pozole, uno de los platillos más icónicos de la gastronomía mexicana, tiene una historia que se remonta a la época prehispánica. Este guiso, preparado a base de maíz cacahuazintle, carne y una mezcla de hierbas y especias, ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero sigue siendo símbolo de la cultura e identidad mexicana.
En la era precolombina, el pozole era un platillo ceremonial. El maíz, considerado sagrado por los pueblos indígenas, constituía un elemento esencial en la dieta y la vida ritual.
El maíz cacahuazintle, con su grano grande y blanco, era cocido hasta que los granos se abrían, creando la textura esponjosa y suave que caracteriza al pozole. En sus orígenes, este platillo se ofrecía a los dioses y era consumido en ocasiones especiales, como parte de rituales que involucraban sacrificios humanos.
Según relatos históricos, en estas ceremonias se utilizaba carne humana, obtenida de los prisioneros de guerra, como ingrediente en el pozole. Sin embargo, tras la llegada de los españoles en el siglo XVI y la prohibición de estas prácticas, la carne fue sustituida por carne de cerdo, que tenía un sabor similar, según algunos cronistas de la época. Esta adaptación permitió que el platillo sobreviviera a los cambios culturales y se convirtiera en un alimento común en la sociedad novohispana.
Con el tiempo, el pozole se diversificó regionalmente, adoptando variaciones en sus ingredientes y preparación. En el estado de Guerrero, se desarrolló el pozole verde, que incluye pepita de calabaza y salsa verde, mientras que en Jalisco y la Ciudad de México, el pozole rojo, preparado con chiles secos, se volvió popular.
El pozole blanco, que se sirve sin salsa, es característico de varias regiones del país, donde se acompaña con lechuga, rábanos, orégano, cebolla y jugo de limón.
Hoy en día, el pozole se consume en todo México y es un elemento central en las celebraciones patrias, especialmente durante las festividades del 15 de septiembre, cuando las familias se reúnen para degustarlo.
Su preparación, que varía según la región, es un reflejo de la rica diversidad cultural del país, pero su esencia permanece intacta: un platillo que une a los mexicanos en torno a la mesa y que, a lo largo de los siglos, ha narrado la historia de un pueblo que honra sus raíces y tradiciones.