Youtuber explora viejos túneles de Saltillo... y esto fue lo que encontró
Un grupo de jóvenes exploradores regios entró al sistema de túneles de la vieja mina Macocozac, cuya entrada se encuentra en el Parque Venustiano Carranza, al sur de Saltillo, logrando documentar en video su experiencia
Tras bajar 15 metros, el youtuber regiomontano TikiBoow se lanzó a explorar uno de los famosos túneles que existen en el subsuelo de Saltillo.
Cabe destacar que lo más probable es que los jóvenes exploradores se hayan topado con uno de los tiros de la vieja mina Macocozac, la primera de la compañía subsidiaria de la Mazapil Copper Co, y cuya entrada se encuentras precisamente en el Parque Venustiano Carranza, al sur de Saltillo.
Según la historia, los pasadizos de la vieja mina no tienen relación con los míticos túneles que conectan iglesias y viejas casonas de la Zona Centro de la capital de Coahuila.
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Dejando un lado eso, la experiencia de TikiBoow fue enriquecedora y mostró un lugar que tal vez muchos saltillenses desconocíamos.
El joven narra en el video de la exploración de dichos túneles que seguramente se trata de uno de los tantos puntos de entrada para los famosos túneles de Saltillo, lo cual algunos usuarios desmintieron por el material de ladrillo con el que se observa están construidas las paredes del mencionado acceso.
Durante su recorrido los jóvenes comentan sus apreciaciones y situaciones con las que se iban topando, como el hallazgo de una corriente de agua en el fondo del tiro por el que descendieron. De igual forma comentan que no se ve fauna nociva ni hay mal olor, solo el agua muy transparente.
Tras avanzar unos metros, los jóvenes comentan que mientras se van adentrando el camino se vuelve más complicado y estrecho, además el agua se vuelve lodosa, aunque más adelante nuevamente vuelven a toparse con aguas cristalinas.
Comentan que ese lugar no es apto para claustrofóbicos, pues hay tramos en los cuales necesitas entrar boca abajo, pues es imposible caber de pie.
Tras continuar avanzando los jóvenes se toparon con otros tramos taponados, lo cual puede deberse a riesgos de un derrumbe.
Sus seguidores comentaron la publicación en la cuenta de Facebook de TikiBoow, y varios de ellos dieron pistas para encontrar las entradas a los famosos túneles, que han sido origen de un sinnúmero de leyendas de Saltillo.
“Por la calle de Pérez Treviño, entre Matamoros y Abasolo existe otro punto de acceso a los túneles de Saltillo, solo que en una propiedad privada”, dice una de las seguidoras de los influencers..
Asimismo, otro usuario comentó que una entrada más estaría ubicada en el edificio de la esquina de la calle Purcell y Álvarez, antes de llegar a la secundaria “Andrés S. Viesca”, y que conecta a varias iglesias. “Antes en ese lugar había un asilo de niñas que yo conocí”, comenta.
De igual forma, otros usuarios dieron pistas de otros puntos de acceso a los famosos túneles: “atrás de la antigua iglesia de Landín”; también comentaron sobre los accesos ubicados en la Casa Purcel, en la calle de Murguía y en la iglesia de La Hibernia.
Otros internautas dijeron que en la calle Álvarez, entre Obregón y Purcell, se encuentra otro acceso, así como en lo que hoy son las instalaciones de la Universidad Carolina.
Algunos otros puntos mencionados son la Catedral de Saltillo, “bajo la sacristía”, aclaran; en el antiguo museo de La Angostura, en la calle Bravo; también frente al templo del Ojo de Agua y en algunas huertas de la colonia San Lorenzo, al sur de Saltillo.
Por su parte otro de los seguidores del blogger apunta que desde la época del Marqués de Aguayo y Francisco de Urdiñola se construyeron túneles que conectaban con caminos a Zacatecas y Saltillo, y que la Iglesia católica los usaba para esconderse durante la guerra Cristera en México.
HUBO INTENCIÓN DE ABRIRLOS AL PÚBLICO
En el 2018, la titular de la Dirección de Turismo Municipal, Susi Vereecken, en declaraciones para VANGUARDIA dijo que buscando posicionar a Saltillo a nivel nacional e internacional, se acondicionarían los túneles que conectan diversos puntos de Saltillo: “Estaremos rehabilitando los túneles que tenemos aquí en Saltillo, unos túneles padrísimos, que pueden crear productos que llamen la atención de la gente y los inciten a visitar la capital, principalmente en el periodo de Semana Santa”, señaló la entonces directora de turismo.
Cabe destacar que luego de 6 años no hay noticias sobre una posible activación de dichos túneles, lo cual sin duda sería de gran beneficio para la ciudad, pues es un tema atractivo para la mayoría.
¿REALMENTE EXISTEN LOS TÚNELES BAJO SALTILLO?
De acuerdo con el historiador Carlos Recio, en su libro “Espacios geográficos, urbanos, públicos y de tránsito de Saltillo. Siglos XVI al XX”, existen diversas versiones que apuntan a la existencia de un sistema de túneles que comunican algunos puntos del Centro Histórico de la ciudad, particularmente entre distintas iglesias.
Se especula que el origen de dicha red de túneles corresponde a los tiempos de la persecución religiosa, que en México tuvo lugar en 1914 (en Saltillo hubo expulsión de sacerdotes y religiosas) y entre 1926 y 1929: “La tradición indica que la red de túneles que supuestamente comunica a las distintas iglesias y que durante el virreinato sirvieron durante los ataques de los indios, así como en la guerra de Independencia para guardar armas y pólvora. Se dice que estos túneles tienen un considerable número de kilómetros de extensión y que en ellos se encuentran criptas con esqueletos de monjas y de niños; además de que se localizan tesoros que el clero ocultó durante la época de la Amortización de los Bienes Seculares, durante la Reforma”.
EXISTENCIA DE TÚNELES ES FALSA: JOSÉ DE JESÚS DÁVILA
En el mismo libro, Carlos Recio apunta que para José de Jesús Dávila (1974) la suposición de los túneles es falsa; explica que “la inmensa construcción de la red de túneles es de todo punto imposible [...] y aún con miles de hombres demoraría años y años”, pues la población está asentada sobre una ligera capa de tierra bajo la cual hay “una inmensa capa de lutita comprimida a la que el vulgo llama “almendrilla”, de gran dureza”. Dávila considera que la leyenda tiene su origen en el último tercio del siglo XIX, cuando los jesuitas construyeron el Colegio de San Juan Nepomuceno en 1878. Ellos contaban con agua que nacía en un ojito en la parte más alta de las huertas (cerca de la actual plaza Félix U. Gómez), pero no era suficiente, de manera que hicieron 10 o 12 metros más profunda la excavación en el nacimiento del agua, para aumentar su caudal.
Gracias al declive del terreno el agua llegaba hasta el Colegio, y para ello se construyó un túnel de cien metros de longitud, el cual desembocaba en una pileta tras el Colegio. Además, indica, existían otros pequeños túneles-acueductos, como los que proveían de agua a la fuente de la Plaza de Armas; otro en los que fueran los baños de San Esteban, por la calle de Xicoténcatl, entre Victoria y Ramos Arizpe, se trataba de un túnel de captación. El autor agrega que al derrumbar viejas casas se han encontrado lugares subterráneos; por ejemplo en los baños de la Sociedad Manuel Acuña (en la calle Morelos sur), que eran viejas bodegas subterráneas utilizadas para almacenar vinos y otros productos.
Incluso, los supuestos túneles, según Dávila, muchas veces se han confundido a norias segadas o letrinas.
En 1847 un estadounidense acantonado en la ciudad durante la Intervención norteamericana en México, escribía que el agua del Ojo principal pasaba por un canal de piedra no muy ancho y luego el agua se volvía subterránea para finalmente brotar en una fuente en la plaza de Armas. En el subsuelo de la calle principal de la ciudad, entonces llamada calle Real, actual calle de Hidalgo, existían corrientes subterráneas y seguramente fue a partir de ellas que pudieron haberse hecho socavones o túneles. Arnoldo Hernández (comunicación personal, 2009) explica que esos túneles tenían como propósito que las familias adineradas cuyas viviendas se ubicaban sobre la calle Real, tuvieran a su disposición agua limpia y fresca en sus casas.
Además, explica Hernández, la amplitud de algunos túneles permitía que, al ocurrir las incursiones de los indios aborígenes, esconder algunos animales como cabras o gallinas, a fin de evitar su robo.
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