Salarios, clases sociales e informalidad

Opinión
/ 2 octubre 2015

En los inicios de este siglo, se aprecia que en México la clase media se ha incrementado en cuatro por ciento.

En el estudio del INEGI sobre las clases medias de junio de 2013, un dato interesante fue que en diez años, de 2000 a 2010, la clase media de este País creció en población un 3.97 por ciento, es decir de 35 millones a 44 millones de personas, y un 3.98 por ciento en hogares, de 9 a 12.3 millones.

Se considera a una familia de la clase media la que se integra por cuatro personas promedio, cuenta con computadora, que un integrante gaste más de 4.3 mil pesos al trimestre en consumir alimentos y bebidas fuera del hogar y tenga tarjeta de crédito, que quien lo encabece cuente con educación media superior y que los hijos acudan a escuelas públicas.

INEGI sintetiza en tres clases los hogares y el número de personas y establece que al año 2010 los hogares de clase alta son 2.5 por ciento de hogares (724 mil), de media 42.42 por ciento (12.3 millones de hogares) y de clase baja 55 por ciento (15.5 millones de hogares); por otra parte, con una población de 112.33 millones en ese año 2010 en personas son los de alta 1.71 por ciento de la población (1.92 millones de personas), 39.16 de la clase media (44 millones de personas) y de clase baja son el 59.13 por ciento (66.4 millones de personas).

Con otro método la Secretaría de Economía señala que existen seis clases sociales por nivel de ingreso, que van desde rica en la cumbre con ingreso mensual de más de 85 mil pesos hasta la de pobreza extrema con hasta 2.7 mil pesos mensuales; las clases media alta, media y media baja poseen ingresos de hasta 84.9 mil pesos, 34.9 mil pesos y 11.6 mil pesos respectivamente. Si bien la clase media baja puede cumplir con las condiciones de clase arriba mencionadas, esto no indica precisamente un adecuado nivel de vida.

Es decir que en el primer decenio del siglo 21 en México por una parte se aprecia que, aunque aún marginal, la clase media se ha incrementado en 4 por ciento. Sin embargo si se toman en cuenta los datos de nivel de ingreso entonces se puede percibir que la clasificación de media baja con ingreso de hasta 11.6 mil pesos mensuales no integra la clase baja del INEGI, es decir que para ese año 2010, la clase baja porque dicho ingreso satisface necesidades mínimas de bienestar. Así la clase baja es de 66.4 millones de personas que viven con 2.7 mil pesos al mes.

Para este análisis, conviene comparar los segmentos de ingresos de los empleados registrados en el IMSS a diciembre del año pasado, es decir el registro de la economía formal. El total de registros fue de 17 mil 239.6 millones de empleados, de los cuales el 56.6 por ciento obtiene de uno hasta 3 salarios mínimos diarios (smd), esto es –en promedio de zonas A y B- de 66 a 197 pesos diarios; el 18.3 por ciento de 4 a 5 smd, es decir de 262 a 328.

De acuerdo a la información anterior, según la Secretaría de Economía aquellos empleados que obtienen de 6 smd en adelante son de la clase media baja hasta la rica que señala el INEGI, que son el 25 por ciento de los registrados (de 6 a 10 smd es el 15.9 por ciento; de 11 a 20 smd el 6.6 por ciento y de 21 a 25 smd el 2.8 por ciento).

Así que el 74.7 por ciento de los empleados registrados formalmente se encuentran en situación de pobreza, esto es más de 12.9 millones de personas con ingreso formal, lo cual indica que la clase media en diez años creció sólo marginalmente, pero no así el desarrollo integral de la mayoría de la población.

Por tanto, el bajo nivel salarial de la mayoría registrada y la innovación tecnológica son dos aspectos estructurales por los que la población decide acudir a la informalidad, la que suma más del 60 por ciento de la población económicamente activa ocupada, así que esta informalidad no es una distorsión del supuesto mercado laboral, sino un resultado estructural del sistema económico.

Si el crecimiento económico continúa en un promedio de 2 por ciento anual como hace 25 años, la pregunta entonces es si aun con crecimiento y generación de empleos se elevará el nivel de bienestar de la población estructuralmente se aprecia que no.

José María González Lara
Profesor de la Facultad de Economía

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