Edixon Perea ya está aleccionado
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El colombiano se ha empapado del ambiente, sus compañeros le han advertido que en los juegos contra América, Chivas y Pumas, se debe sacar, más que nunca, la casta.
México, D.F..- He aquí uno de los mandamientos de las leyes azules: "No perderás ningún clásico". Edixon Perea comienza a manifestar su asombro, al ver que la sala de prensa se encuentra llena y a las afueras del estadio Azul, la gente se arremolina para pedir autógrafos y suplicar victoria. El mensaje es claro: "Hay que ganarle a las Chivas".
El colombiano se ha empapado del ambiente, sus compañeros le han advertido que en los juegos contra América, Chivas y Pumas, se debe sacar, más que nunca, la casta.
"Sí, me han dicho lo importante que son estos juegos. Lo refrendo con tanta gente de prensa, con tanta afición en la calle. Los clásicos no se pueden perder, pero agregaría algo más, Cruz Azul no debe perder contra nadie", asegura confiado en la capacidad del equipo.
Perea se ve contento, se ve a gusto en México, en La Máquina, la que le ha dado otra oportunidad, quizá la más importante en su carrera. "Estoy feliz y muy agradecido con esta institución. Me han apoyado después de la situación en que vengo. La ilusión ha renacido en mí, siento como si volviera a comenzar".
Y vamos al inicio. Hace 27 años, en el Valle de Caucas, Cali, nació Edixon Perea Valencia, y como la mayoría de los jugadores en Colombia, "salí del barrio. Era el menor de cinco hermanos, en una familia humilde, donde mi madre se mató para darnos lo mejor y sobretodo, educación y moral".
El pequeño Edixon fue feliz. "No tuve todas las comodidades, pero mi infancia fue agradable, complicada, difícil; pero muy agradable".
Y claro, con el futbol por delante. "Era inteligente, me hacía amigo del dueño del balón y siempre que había cáscara, era el primero al que llamaban".
Así, con el amor de su madre y el amor al futbol, Perea salió adelante, se levantó y abandonó el barrio, "el cual se volvió complicado para vivir. Si no fuera por el futbol y mi madre, quizá otra cosa hubiera sucedido conmigo".
Con el paso del tiempo, el futbol dejó de ser un juego y se volvió un trabajo, un compromiso que le sirvió para sacar adelante a su familia, para dar una recompensa a su madre por todos los sacrificios que hizo por él. Pero no todo fue miel sobre hojuelas. "Tenía contrato de cuatro años con el Gremio [de Brasil], apenas iba el segundo, cuando las dificultades comenzaron. Hubo cambio de técnico, de directiva, en fin. De un momento a otro, ya no tenía cabida en el equipo. Por cuestiones de contrato, lo mejor era parar, dejar de jugar".
Lo pensó por un momento, quizá era hora de dar un paso al costado y más cuando llegó un regalo del cielo. "Mi esposa estaba esperando a nuestra bebé, a Lauren, así que rescindí el contrato con el Gremio y me quedé un año sin jugar. Quería disfrutar de mi hija, mirarla crecer, ver sus primeros pasitos. Me enredé con mi hija, pero supe que iba a regresar. Lauren me vería jugar".
Y Edixon regresó a las canchas, fue a Francia, donde no cuajó, hasta que Cruz Azul le tendió la mano. "Esta no es unarevancha, es una oportunidad, quizá la más importante en mi carrera y quizá la última; tengo 27 años, seguramente, si no la aprovecho, dejarán de llegar. Así que voy al día, trabajo sin presión, los goles llegan y creo que este equipo dará mucho de qué hablar.
-¿Hasta para ser campeón?
-Claro, así lo veo y lo siento.
Mientras, una prueba más, un clásico, y el rival es Chivas. "Los clásicos no se pierden", afirma. Es un mandamiento azul y Perea quiere cumplirlo.