Bajo la fuerte lluvia y en constante lucha, Turquía pasa la prueba y deja fuera a Austria
Merih Demiral fue el verdugo de una selección austriaca que defendió su honor, pero no pudo avanzar en la Eurocopa
Merih Demiral marcó un gol en cada tiempo para llevar a Turquía a una victoria 2-1 sobre Austria el martes y a los Cuartos de Final de la Eurocopa, en un partido que desbordó de emoción hasta el final.
Turquía, que el sábado enfrentará a Países Bajos en la instancia de los ocho mejores del torneo, tardó 57 segundos en adelantarse en el marcador, cuando Austria no pudo despejar un tiro de esquina de Arda Güler y el balón le cayó a Demiral, que lo envió al fondo de la red.
El tanto de Turquía fue un mazazo par Austria, acostumbrada a jugar con unos automatismos dignos de un club y no de una selección. Todo parece estudiado al milímetro por Rangnick, mentor de otros compatriotas que elevaron su modelo hasta convertirlo en campeón (Hansi Flick, Thomas Tüchel o Jürgen Klopp).
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Austria sólo contestó a los segundos de marcar Merih, también con otro córner en el que la pelota se paseó por la línea de la portería defendida por Günok y que no remató por milímetros Baumgartner. Eso fue todo, durante un cuarto de hora.
Demiral aumentó la ventaja turca a los 59’, cuando se elevó para fusilar al arquero rival con un cabezazo a la salida de otro tiro de esquina de Güler.
Casi todo el estadio, con mayoría turca y además mucho más ruidosa, pensó que aquel era el final para Austria. Pero nada más lejos de la realidad, porque cinco minutos después, y otra vez a través de un córner, reaccionó por medio de Gregoritsch.
Recortaron distancias siete minutos más tarde, cuando Stefan Posch cabeceó un tiro de esquina de Marcel Sabitzer al segundo palo, donde el suplente Michael, libre de marca, envió el balón a la red.
El cierre, bajo una intensa lluvia, se dio con una Turquía atrás, encerrada y Austria preparada para el asedio.
Esto no funcionó porque Günok hizo el paradón de la Eurocopa en el tiempo añadido. Su mano, a un cabezazo de Baumgartner, fue la mano de todo un estadio que saltó al terreno de juego para abrazar a su portero con el pitido final.
Con información de Mediotiempo y EFE
