Triunfo de los Astros, un título inspirado en las víctimas del huracán Harvey
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La conquista de los Astros sobre Los Angeles Dodgers, que se capitalizó la noche del miércoles con una victoria de 5-1 en el decisivo séptimo partido, hizo recuperar la sonrisa a los habitantes de Houston.
Nunca antes un éxito deportivo ha resonado tanto en Houston como la victoria de los Astros en la Serie Mundial del béisbol de las Grandes Ligas. El triunfo inició una fiesta en una ciudad muy necesitada que aún se sigue recuperando de los embates del poderoso huracán Harvey.
La conquista de los Astros sobre Los Angeles Dodgers, que se capitalizó la noche del miércoles con una victoria de 5-1 en el decisivo séptimo partido, hizo recuperar la sonrisa a los habitantes de Houston, que celebraron hasta entrada la madrugada con fuegos artificiales y fiestas en diversos puntos de la ciudad, entre ellos el Minute Maid Park -el estadio del cuadro sideral- así como en el centro.
Hasta hace pocos meses las calles de esa metrópoli quedaron bajo las aguas tras el paso de Harvey, un potente ciclón que dejó 88 muertes en Texas y casi 50,000 hogares dañados, además de convertirse en el segundo fenómeno natural más costoso del planeta después del terremoto y tsunami que afectaron Japón en 2011.
Después de la caída del out 27, un rodado a las manos del segunda base venezolano José Altuve, la celebración de los Astros fue particularmente emocionante. Hubo momentos para festejar, pero también para llorar y reflexionar.
“Esto lo hicimos por todos esos fanáticos de Houston”, dijo Altuve, una de las máximas estrellas del conjunto. “Ha habido muchas cosas que han pasado en Houston, pero esto lo hicimos por ustedes”.
Cuando Harvey azotó Houston a partir del 26 de agosto, los Astros se encontraban de gira. Las impresionantes imágenes de la devastación en la ciudad afectó profundamente a los jugadores. George Springer, el MVP de la Serie Mundial, no estaba seguro de si su hogar habría sobrevivido. Altuve se enteró de que su casa estaba rodeada de agua y su esposa y su hijo recién nacido estaban, si bien a salvo, atrapados sin poder salir.
“¿Cómo podemos jugar después de esto?”, le preguntó Altuve al mánager A.J. Hinch.
Los Astros finalmente volvieron a la ciudad a principios de septiembre, y los jugadores pudieron constatar personalmente todo el daño que había causado el enorme ciclón. Ahí, iniciaron campañas para recaudar dinero, ayudaron en refugios, colaboraron con sus vecinos, pero también empezaron a darle un sentido de normalidad a Houston.
Fue por esos días cuando los Astros empezaron a utilizar un parche en su uniforme que decía “Houston Strong” (Fuerza Houston, en español) y los peloteros guardaron fotos de la devastación en sus vestidores para inspirarse y como una forma de comprender y recordar que estaban jugando por algo más que una simple victoria o por un título de campeones.
“Esto tiene un gran significado”, aseguró el lanzador Dallas Keuchel, uno de los abridores del conjunto. “Lo sabíamos, y teníamos un gran deseo de hacerlo. Hemos pasado por muchas cosas. El no haber estado allá cuando todo esto pasó nos dolió mucho. Esta es nuestra manera de redimirnos ante nuestros fanáticos. Esto es lo que le estamos regalando”.
Si bien los peloteros son conscientes de que ese regalo no solucionará todos los problemas que aún afectan a Houston, están al tanto de que sí servirá para llevar momentos de alegría y, sobre todo, la sensación de que sí se puede salir adelante aún en las circunstancias más adversas.
“Sabemos que nuestros fanáticos están pasando por momentos difíciles”, apuntó el torpedero boricua Carlos Correa. “Pero para nosotros significa todo el poder darles un poco de alegría y felicidad a través del béisbol”.
Es un regalo no sólo para la ciudad, sino para el equipo. La franquicia, fundada en 1962, jamás había ganado si quiera un partido de Serie Mundial, antes de que este grupo de jóvenes, encabezado por Altuve, Springer, Correa, entre otros, diera un golpe de autoridad en la mesa y dejara atrás a unos poderosos Dodgers que eran vistos como los favoritos para imponerse en el Clásico de Octubre.
“Houston, somos una ciudad campeona”, expresó Hinch. “A este equipo le fascina jugar en Houston y vamos a llevar este trofeo para allá”.
La fiesta tendrá su colofón el viernes en el centro de Houston cuando se realice el desfile para honrar a los nuevos monarcas de las Grandes Ligas. Y, una vez más, durante esas horas, los habitantes de la ciudad olvidarán el nombre de Harvey y dejarán atrás los estragos que dejó el huracán para celebrar que en su ciudad se juega el mejor béisbol del planeta.