‘Bienvenidas a la tribu’ Mujer Montaña: un proyecto de ellas para ellas

Con el paso de la historia, se le han vendido miles de ideas machistas al mundo pero, sobre todo, a las propias mujeres: “el peor enemigo de una mujer, es otra mujer”, por ejemplo. Y esto se ha reflejado en competencias inexistentes, enemistades imaginarias y un largo, laaaargo etcétera.

Al día de hoy, cientos de ellas han descubierto que las comunidades entre sí, son especialmente empáticas y cómodas. Tal es el caso de Violeta Montoya y de Janeth García, dos jóvenes saltillenses que crearon “Mujer Montaña” con justo este objetivo: ser una “tribu” que se acompaña, comparte intereses y gustos afines, que se cuidan y que se dedican al senderismo en la localidad.

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Janeth y Violeta, senderistas desde hace 7 años, decidieron poner en marcha el proyecto que tiene la única meta de darle seguridad a las chicas, creando un espacio que las hiciera sentirse en confianza.

Lo anterior, evitando exponerse a peligros y malas intenciones que pudieran tener algunos hombres; que sea exclusivo para mujeres y que al mismo tiempo les ayuden a abrir más su círculo femenino.

Y así fue como el 21 de febrero se animaron a realizar la primera invitación a través de un video compartido en sus redes sociales en el que explicaban y daban “tips” básicos para principiantes en el mundo del senderismo. Después de explicar el tipo de calzado que hay que llevar, los bastones, el equipo y demás, lanzaron la primera convocatoria para el 26 de febrero en el Cerro del Pueblo a las 6:00 p. m.

QUE EMPIECE EL RECORRIDO

Llegó el día prometido. La primera ruta.

Con las expectativas de ver alrededor de 10-15 personas, la sorpresa llegó para Janeth y Violeta cuando al lugar se dieron cita alrededor de 40 mujeres. Muchas de ellas iban por primera vez, pero otras tantas llegaban ya conociendo la ruta y que se animaron a asistir al escuchar que se trata de un espacio exclusivo para mujeres.

Y de ahí en adelante, nada ha parado. Ceremonias, yoga, meditación, círculos, baile y algunas otras actividades recreativas, son las que se realizan una vez que llegan a la cumbre de las montañas.

Normalmente, acostumbran a subir para ver, ya sea los amaneceres o los atardeceres. Eso sí, es de ley que cuando hay luna llena, también hay expedición de Mujer Montaña.

Los días para hacer el recorrido, llevan entrenamiento previo, es decir, podrían reunirse un lunes, un miércoles y un viernes, para el domingo poder hacer una montaña pesada. Los intereses en común entre las asistentes, se han convertido en un factor elemental a la hora de salir a la excursión, pues, eso les ayuda a congeniar mucho mejor.

Cabe mencionar que, en el grupo hay senderistas de todas las edades: niñas desde los 7 años, hasta mujeres adultas de 70-75. La media es de 40-45, y en ocasiones se unen jóvenes de entre 20 y 23 años.

Para poder unirse y enterarse de los recorridos, pueden contactarlas a través de redes sociales @MujerMontañaCoahuila en Instagram y como Mujer Montaña en Facebook, enviándoles un mensaje. Una vez que esto suceda, ellas se encargarán de enviarles el enlace de su grupo de Whatsapp oficial.

Por ser el día de la mujer, este viernes 8 de marzo, realizarán un recorrido especial en el Cerro del Pueblo para ver el atardecer. La cita es a las 6:00 p.m. Si quieres unirte, estás a tiempo de buscarlas.

UN LUGAR AL QUE PUEDES PERTENECER

En entrevista para EXTREMO, Violeta nos regaló en sus propias palabras, lo que significa Mujer Montaña:

“Somos como un grupo de chicas con fines en común, temas en común, buscando la sanación y la conexión femenina ‘el yo sagrado’; es un grupo donde te puedes sentir segura, muchas son nuevas, muchas ya tienen tiempo y entre nosotras mismas nos cuidamos. Estamos al pendiente sobre ‘¿cómo te sientes?, ¿estás bien?, ¿te sientes mareada?’”. Agregó que para ellas, la prioridad es que todas estén a salvo.

El máximo logro que Montoya Salazar rescata de todo lo aprendido durante estos dos años, es el ver crecer a las mujeres a su alrededor, que luchan con “monstruos” en su vida diaria y que han podido enfrentarlos encontrando un refugio en la naturaleza y el senderismo.

“Todo esto sirve en la vida diaria, que te estableces metas y dices ‘ah bueno, ya fui escalé en la montaña, y ya logré, y ya lloré, pensé que no podía y aún así lo logré’ y en la vida diaria te enfrentas a problemas y situaciones y sabes que puedes. La montaña les ha ayudado en muchas cosas a muchas personas con depresión, ansiedad o cosas así. Que a ellos les ayude es algo que a mí también me ayuda”, declaró.

LECCIÓN NÚMERO UNO: NO OLVIDES TUS LÁMPARAS

Si bien es cierto, la seguridad y que todo salga bien durante los recorridos es lo que más procuran, las lecciones que han aprendido vienen de momentos de inexperiencia que les han permitido llegar a donde están ahorita, compartiendo conocimientos y encontrándose con más mujeres.

Violeta inició su contacto con estas actividades por mera curiosidad. Se considera a sí misma una persona activa en muchas cosas y necesitaba un nuevo reto; explorar algo más. Acercándose a un amigo suyo que solía acampar frecuentemente, se unió a la actividad y... antes de ser senderista, fue campista.

La joven de 28 años, no tenía ni idea de lo que se tenía que hacer, tan así que, junto a su hermana, llegó al campamento con bombones, sopas instantáneas y yogures; una cobija y una almohada. Describe que esa noche sufrió mucho: “¿usamos el cobertor para taparnos o lo ponemos en el piso?” una decisión crucial.

Su primera lección de camping: asegúrate de llevar lo necesario.

Pero, la primera lección en el senderismo, se dio dos años después (cuando inició en él):

Ella y uno de sus amigos quisieron ir a “Las Antenas Mirasierra”, cerca de las “Escaleras al Cielo”. Fue un simple “hay que ir a ver el atardecer”; no llevaban ni lámparas ni silbato. Se suponía que iban a hacer poco tiempo y que su acompañante se sabía la ruta. Plot twist, nada de eso pasó.

Les cayó la noche y se perdieron. Lo que más los asustó fue que, como era verano, era temporada de víboras de cascabel. Por todos lados escuchaban los cascabeles y en plena oscuridad. Una de ellas se lanzó al pie del chico, pero en un reflejo -muy oportuno- logró salvarse de una mordedura. No sabían para dónde ir, pues, además de que no se veía absolutamente nada, para un lado estaba el voladero y por el otro un “muro”.

Bajaron casi corriendo, no sabe ni cómo pero lo hicieron.

Lección aprendida: no olvides tus lámparas... Ni tu silbato, ni el agua.

LOS LOGROS QUE VAN MÁS ALLÁ DE LAS ALTURAS

La experiencia de escalar una cumbre, es toda una hazaña por sí misma. Y Violeta está segura que para ella, lo más importante no es cuántos metros de altura mide una montaña, sino, conectar y mantenerse activa:

“Yo realmente, no he hecho como una montaña alta porque para mí, lo más importante es disfrutar el camino. Yo sé que hay muchas personas que se establecen metas, de que quiero llegar al Nevado (de Toluca), al Pico (de Orizaba) y está bien padre y bien bonito, pero para mí, el ir a la montaña y con el simple hecho de pisar, es algo que yo hice y que yo logré”.

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Agregó que la sierra “La Martha”, que se ha vuelto muy popular recientemente, es “su montaña”: “desde que estoy ahí siento que soy yo con la montaña y ya estar ahí es como ‘sí lo logré, sí pude’ y eso es lo que me gusta mucho”.

Una experiencia que Violeta y Janeth quieren compartir con todas aquellas mujeres que deseen pertenecer y que las invitan a unirse con un claro: “Bienvenidas a la Tribu”.