De Vince Lombardi a Reid y el joven Shanahan
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¿Qué tipo de head coach quieren los jugadores de football americano en la línea lateral? Uno que vaya dando de saltos, gritos y cachuchasos ante cualquier buena jugada, o que le esté reclamando airadamente a los oficiales por las decisiones que toman con respecto a los momentos críticos y adversos del juego gritándoles al oído hasta casi reventarles el tímpano; o, por el contrario, un hombre equilibrado que esté al pendiente de cada situación de juego, sereno al momento de tomar las decisiones cruciales del partido.
Los Súper Tazones han exhibido a todo tipo de entrenadores; cuando los Raiders de Oakland ganaban a los Vikingos de Minnesota el 9 de enero de 1977 John Madden gritaba a todo pulmón y a pesar de su abultado abdomen saltaba de un lado a otro con los brazos al cielo al momento que su equipo lograba una anotación, y sus enormes cachetes enmarcaban la gran sonrisa que le producía estar dominando a los hombres de púrpura.
Otros que tenían una gran energía y que no podían simular eran Hank Stram de los Jefes de Kansas City en las primeras ediciones, parecía la antítesis del coach Vince Lombardi. También atrajo los reflectores sobre su figura un carismático Mike Ditka el “Oso” mayor de Chicago que les permitía todo a sus jugadores, hasta ponerse a hacer musicales previos al Súper Tazón, pero ya en la línea lateral les gritaba con ferocidad exigiendo de ellos el 100 por ciento. Valga decir que la mayor parte de esa tarde sonrío de oreja a oreja por el tremendo dominio que su equipo ejerció sobre los Patriotas,
De los hombres que poco exhibían sus sentimientos estaban gente como Tom Landry, Joe Gibbs, Bill Wlash y Mike Shanaham. Otros tuvieron enormes caras largas y silencios abrumadores debido a la pesadilla que significó llegar al Súper Domingo, ese fue el caso de Bud Grand, Marv Levi y Dan Reeves, quienes con su marca de 0-4 como head coaches en Súper Tazón pasan a la historia con la carga más negativa.
Los dos protagonistas del Súper Tazón 54 en las laterales están ante la oportunidad de tener por vez primera en sus manos la gloria de ganar. Interesante si observamos que ambos pertenecen a generaciones totalmente opuestas; Andy Reid a la vieja guardia y Kyle Shanahan es de la nueva escuela, aún y cuando su maestro es su propio padre: Mike, vencedor en 1998 y 1999 con los Broncos de Denver.