Gilberto Mora, un niño jugando a ser seleccionado mayor. ¡Y vaya manera de hacerlo!
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Los enfrentamientos entre México y Honduras suelen jugarse con garra, intensidad y, sobre todo, con hambre de triunfo. Pero de vez en cuando, surge algo diferente, algo que rompe con lo establecido. Esta vez, fue el turno de Gilberto Mora, un joven de apenas 16 años que ha desatado la ilusión entre la afición por su sorprendente talento.
Mora volvió a ser titular, tal como lo había hecho sorpresivamente en los cuartos de final ante Arabia Saudita. En aquel momento, Javier Aguirre despejó dudas: “No es sorpresa, se lo ganó en cada entrenamiento. No soy yo, cualquiera lo hubiera puesto”.
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Fiel a esa convicción, “El Vasco” volvió a confiar en el juvenil, colocándolo en el medio campo, protegido por la experiencia de Edson Álvarez y Marcel Ruiz, quienes cubrían sus espaldas para darle libertad de creación.
En la primera mitad, el joven no logró destacar más allá del esfuerzo propio de un partido cerrado. Pero en el segundo tiempo, se soltó. Con una jugada tan lúcida como precisa, asistió a Raúl Jiménez, quien definió frente al arquero Menjívar y rompió el empate. Fue un momento clave, no solo para el marcador, sino para la irrupción definitiva del chico en el escenario grande.
Mora, motivado por su aporte, volvió a levantar a la tribuna con una jugada brillante por la banda izquierda. Regateó rivales con naturalidad y sirvió un pase preciso a Roberto Alvarado, quien lamentablemente no logró concretar. Pero el mensaje ya estaba claro: Gilberto Mora había llegado, y su fútbol tenía sello propio.
Producto de las fuerzas básicas de los Xolos de Tijuana y debutado en la liga por Juan Carlos Osorio el año anterior, Mora es el resultado de un proceso paciente y bien trabajado. Y ahora, en la Selección Mayor, está comenzando a escribir su propia historia.
El equipo mexicano, aún sin alcanzar un nivel brillante, logró resolver con lo justo bajo la dirección de Aguirre. Honduras, por su parte, no mostró demasiadas variantes.
PERO SIGUE SIENDO UN NIÑO
El Tri tuvo momentos de incertidumbre —como las desatenciones de Mateo Chávez—, pero fue en el complemento cuando encontró otra cara, impulsado por el aire fresco que trajo Gil Mora y el buen accionar de sus delanteros.
“Físicamente sigue siendo un niño”, reconoció Javier Aguirre tras el partido. Consciente del entorno exigente, el técnico ha optado por proteger a Mora, encargándole enfocarse más en la creación que en labores defensivas. Aun así, el joven no rehúye el esfuerzo y se entrega en cada jugada, aunque el cuerpo a cuerpo aún no sea su fuerte.
“Tuvo calambres en los gemelos y se fue apagando, como contra Arabia”, añadió Aguirre. “Los hondureños lo exigieron al máximo. No es su mayor virtud el choque, pero tiene talento, y lo mejor: es mexicano. Qué suerte tenemos”. Con estas palabras, el estratega no solo valora al jugador, sino que insinúa que el futuro del fútbol mexicano puede estar comenzando con los pasos firmes de este chico de 16 años.