‘Parkour Saltillo’: los traceurs que llevan al deporte a lo más alto

Hablar de Parkour, trae consigo una serie de historias y analogías con la vida diaria que se traducen en libertad, expresión y, por supuesto, actividad física liderada por la agilidad y la técnica.

Al ser un deporte que se puede practicar tanto de manera individual como colectiva en cualquier entorno -no exclusivamente en espacios urbanos- permite a cada uno de los deportistas saber cómo involucrarse en su entrenamiento y cómo enfocarlo con el único fin de superar los diferentes obstáculos que se presentan en un recorrido.

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Al igual que se hace en la vida de cada persona, esta disciplina tiene el fin de desplazarse de un punto A a un punto B superando las adversidades y levantándose pese a las caídas, para volver a intentarlo y no desistir. Todo esto, de acuerdo a las posibilidades y preferencias de cada quien, así como a sus ritmos y deseos.

Aunque el Parkour nació en Francia, alrededor de la década de los 80s, su popularidad llegó en los noventas y al principio de los dosmiles.

En Saltillo, un joven llamado Marco Antonio Contreras Hernández, conocido como “Hechicero” o “Hechi”, fue uno de los pioneros que al día de hoy, mantiene vivo a este deporte a través de un fuerte equipo consolidado que lleva por nombre Parkour Saltillo.

El “Hechi” se adentró a este mundo en el 2004 y, junto a cinco o seis personas más, se convirtió en uno de los pioneros en practicar los desplazamientos en la capital coahuilense.

Sus primeros entrenamientos se realizaban en el gimnasio del Tecnológico de Saltillo, y, fue hasta el 2009 cuando gracias a una reunión entre el resto de los grupos que ya existían en la ciudad, nació el primer proyecto fuerte que se bautizó como “Street Dark Angels”.

Aunque todos tenían conocimientos de artes marciales, su mente estaba en la búsqueda de expresar “algo diferente”, lo que encontraron en el desplazamiento en la arquitectura de la ciudad.

Dos años más tarde, finalmente nace Parkour Saltillo. Desde entonces, continúa vigente y como una pieza clave para que los jóvenes, adolescentes, e incluso niños de 5 años y adultos de más de 50, se acerquen para aprender todo lo necesario para ponerlo en práctica y convertirse en un “traceur/traceuse” (término que se utiliza para referirse a los hombres y mujeres -respectivamente- que entrenan esta disciplina).

“Nunca va a existir un límite de edad para el desarrollo físico”, comenta Marco.

Al día de hoy, los traceurs se reúnen en la emblemática Plaza de las Ciudades Hermanas, frente al Teatro de la Ciudad, en una comunidad que ha crecido exponencialmente, pero que no se queda estancada ni conforme con ello, manteniéndose en una constante actualización y búsqueda de nuevos retos.

Las habilidades de los deportistas se adecúan a los movimientos, edad, y capacidades físicas de cada persona; y, aunque, en palabras de “Hechicero” no debería haber competencia “porque la competencia es con uno mismo” existen certámenes mundiales donde se valoran y se califican a las personas que son más expertas y a quienes se les brindan un curricular de ciertas habilidades de puntaje en donde se observan las técnicas, el salto, la distancia, etcétera.

UN DEPORTE LLENO DE OBSTÁCULOS

Uno de los retos más grandes para el grupo, ha sido el tiempo al que se enfrentan los jóvenes para destinarlo a los entrenamientos, pues, se trata de tener convicción y pasión para dedicarte a ello, y, en ocasiones, al ser grupos conformados por una gran cantidad de personas, es difícil coincidir.

Otro de los problemas a los que se han enfrentado, han sido con las autoridades de seguridad pública, quienes los han señalado de rayar muros o atentar contra los espacios públicos que ocupan, cuando uno de los objetivos planteados dentro del parkour es aprender a caer justo para evitar daños en las edificaciones.

“Al principio no se nos aceptaba entrenar en plazas, llegaba la policía y nos decía que atentábamos con la sociedad. Siempre se preguntaban por qué hay cincuenta personas o setenta personas entrenando”.

LAS LESIONES SE EVITAN CON LA TÉCNICA

Aunque se podría pensar que las caídas de grandes alturas o los desplazamientos de largas distancias suelen ser muy peligrosos, todo se resume en la técnica. Sin una técnica adecuada, las lesiones serán parte del día a día, pero, una vez que se domina y el traceur se mantiene con la mente enfocada, dejan de ser un problema.

Y para el Hechi, el “salto del puente” es el movimiento que más le apasiona, y no podría ser posible sin la práctica que ha realizado, así como al constante entrenamiento.

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Se trata de un brinco de ocho metros de altura que termina en una plataforma del mismo puente.

“Al momento de estar sólo, tú frente al salto, siempre vas a temblar. La altura te va a dar miedo, pero, cuando tú sientes que estás preparado, saltas y eres libre. Tienes la técnica”.

El parkour actualmente se encuentra muy evolucionado y aceptado en la sociedad, quitándose todos los estereotipos y estigmas que lo pudieran rodear.

ASÍ SE SIENTE EL PARKOUR

Andrés, conocido como “Nemo” en Parkour Saltillo, tiene 26 años y comenzó a entrenar alrededor del 2013; al día de hoy, continúa llevando su pasión a “lo más alto”, una vez que conoció al grupo con el que ha estado escribiendo la historia de este deporte en la ciudad.

“Ser y durar”, es la filosofía que Nemo aprendió de la disciplina que le ha ayudado a superar sus miedos; a ponerse metas y objetivos, implementándolo en su desarrollo profesional y personal.

La unión, la hermandad y la fraternidad que se siente en el equipo, es una de las cosas que Andrés más admira y que le dan la seguridad de querer continuar por muchos años más en el mundo de los traceurs.

“El parkour no juzga a nadie, cada quien tiene un cuerpo, una complexión diferente, cada quien hace cosas diferentes y todo es posible si lo deseas”.

Para Parkour Saltillo, la sensación de libertad, de compartir y de crecer, es algo que se debe gritar a los cuatro vientos y expresarse en todas las formas posibles.