Un oro se gana en milésimas: cuando la precisión lo es todo
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El serbio Milorad Cavic perdió hace ocho años el oro olímpico en 100 mariposa por una centésima.
La diferencia entre una milésima más o una menos puede significar ganar un oro olímpico o tener que subir al segundo escalón del podio. La gloria se quedará con el ganador y las preguntas retumbarán en la cabeza del segundo: ¿Y si hubiera dado una brazada más? ¿Y si hubiera salido una centésima antes? ¿Y si hubiera corrido mejor en la curva?
Pero, ¿y si el cronómetro hubiera fallado?
El serbio Milorad Cavic perdió hace ocho años el oro olímpico en 100 mariposa por una centésima. El nadador pensó que había un error en la medición y recurrió, pero la medalla acabó en el cuello de Phelps.
Cavic no fue el único que perdió un oro por un suspiro. En 1972, el sueco Gunnar Larsson ganó los 400 estilos por dos milésimas sobre el estadounidense Tim McKee.
"La moderna tecnología hace que seamos sumamente exactos en todo lo que hacemos", cuenta en Río de Janeiro Alain Zobrist, el encargado de que los relojes que miden los tiempos funcionen a la perfección en los Juegos.
Zobrist, de 33 años, pasó la primera semana de los Juegos al borde de la piscina, donde ya se batieron numerosos récords mundiales y olímpicos, todos ellos verificados por el suizo y su equipo.
La empresa suiza Omega envió 450 toneladas de equipamiento a Brasil y 480 personas para que cronometren.
"Necesitamos un equipo muy amplio para verificar los resultados de los diferentes deportes", señala Zobrist. "Tenemos 28 deportes. Es como si controláramos 28 campeonatos del mundo en dos semanas".
La responsabilidad del equipo de Zobrist es enorme. Simplemente imagínese que su cronómetro se estropea en la final de los 100 metros estilo libre. Para el cronometrador, eso es algo difícil de imaginar.
"Tenemos a gente de apoyo, es algo muy importante", cuenta. "Además, tenemos nuestras propias baterías. Incluso si hubiera un corte de energía podríamos seguir cronometrando varias competiciones".
El mundo del deporte volverá a poner hoy los ojos sobre la piscina olímpica, cuando Phelps busque otro oro en 100 mariposa. Cavic no estará ahí, pero Zobrist y su equipo, sí.