Cien años de BMW
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Un capítulo negro en la historia del fabricante bávaro fue la época del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual empleó a unos 25,000 trabajadores forzados, según el historiador Manfred Grunert.
El logotipo azul y blanco que adorna todos los modelos del fabricante alemán de automóviles BMW recuerda los comienzos de la empresa. Son los colores de Baviera, la región del sur de Alemania en la que se registró el 7 de marzo de 1916 una compañía con el nombre de "Fábricas Bávaras de Aviones".
El logotipo lleva una hélice evocando las que fabricaba la compañía con sede en Múnich. Posteriormente, el nombre cambiaría a "Fábricas Bávaras de Motores", en alemán "Bayerische Motorenwerke" o BMW, como se conoce al grupo a nivel mundial.
Hoy en día, BMW es uno de los principales productores de automóviles del mundo, cuenta con 122.000 empleados y factura más de 80,000 millones de euros (87.700 millones de dólares) al año.
Desde 2005 es líder en el sector de automóviles de alta gama tras desplazar a Mercedes Benz, pero la otra gran marca alemana está presionando para recuperar la cima.
BMW comenzó su andadura como empresa armamentista. Tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial se especializó en la construcción de motores para aviones militares.
En 1928 fabricó en la ciudad de Eisenach su primer automóvil, un modelo pequeño llamado Dixi con licencia de la inglesa Austin. En ese entonces, Daimler ya producía coches de lujo y modelos deportivos.
Un capítulo negro en la historia del fabricante bávaro fue la época del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual empleó a unos 25,000 trabajadores forzados, según el historiador Manfred Grunert.
Los accionistas mayoritarios de BMW, la familia Quandt, ordenaron en 2007 abrir los archivos después de que una investigación periodística revelase que prisioneros de campos de concentración y trabajadores forzados habían contribuido al ascenso de la compañía. La empresa asumió la responsabilidad e indemnizó a las víctimas.
Tras la guerra, la empresa retomó la fabricación de automóviles y motocicletas y en 1952 lanzó al mercado el lujoso 501, conocido como "ángel barroco", y poco después el diminuto Isetta. Pero no ganaba mucho dinero porque le faltaba un coche mediano. En 1959 quedó al borde de la quiebra y de ser absorbida por Daimler.
Herbert Quandt, el hijo del fundador, saneó las finanzas y sacó a la venta en 1961 el modelo mediano BMW 1500 para sentar las bases del posterior éxito. En 1967, BMW compró a Glas, fabricante de los icónicos microcoches Goggomobil. Eberhard von Kuenheim, presidente de la junta directiva de 1970 a 1993, amplió la gama de modelos y construyó plantas en todo el mundo.
Para estar a la altura de rivales como Daimler o Volkswagen, BMW adquirió en 1994 a la británica Rover. Sin embargo, el intento de pasar de ser un fabricante de coches de alta gama a un productor masivo de automóviles fracasó y seis años más tarde, la alemana se retiraba con pérdidas de miles de millones. Sólo retuvo la marca Mini, que convirtió en un éxito.
La estrategia anunciada en 2007 por el CEO Norbert Reithofer de convertir a BMW en la número uno hasta 2020 ha dado buenos resultados.
La empresa redujo costes a través de cooperaciones y de una producción flexible, ganó nuevos clientes con modelos compactos y fue una de las primeras en desembarcar en el mercado de China. En el sector de propulsión eléctrica, el i3 y su carrocería de carbono son punteros en cuanto a tecnología.
Megaciudades como Pekín o Londres restringen el tráfico de automóviles con motores de combustión y los motores diésel están bajo sospecha de ser demasiado contaminante tras el escándalo de manipulación de Volkswagen. Esto podría afectar a BMW, ya que uno de cada tres de sus motores son diésel, pero al mismo tiempo podría favorecer los modelos eléctricos.
Por otro lado, la digitalización y el desarrollo de la conducción autónoma demandan nuevas respuestas. "Este es el cambio fundamental del viraje hacia la movilidad sostenible", señala el actual máximo responsble de la empresa, Harald Krüger. BMW compró junto con Daimler y Audi por 2,800 millones de euros el servicio cartográfico Here, con el que espera crear una plataforma de intercambio de datos entre automóviles.
La electromovilidad y la conducción autónoma precisan de ingentes inversiones por parte de la empresa, que también debe destinar fondos a mejorar la eficiencia de los motores a gasolina y diésel para cumplir con normas de emisiones de gases cada vez más exigentes.
"Y la gama de modelos está empezando a quedar antigua", critica Ute Haibach, del banco J. Safra Sarasin. Señala que sólo un 30 por ciento de la facturación, pero un 80 por ciento de los beneficios, provienen de las ventas de las series 5, 6 y 7. BMW tiene "menos autos de alta gama y todoterrenos" que Daimler.
También Holger Schmidt, del banco de inversiones Equinet, destaca que los muniqueses ganan menos que Daimler en el segmento de automóviles de lujo.
Pero BMW es menos dependiente de los caprichos de la Bolsa que otras empresas porque sigue siendo una empresa familiar. Un 47 por ciento de las acciones pertenecen a la familia Quandt.
Halbach resalta esto como una gran ventaja. La compañía puede actuar a largo plazo gracias a sus dueños, recalca. Los analistas estadounidenses de Bernstein Research elogian que ningún otro grupo automotor europeo ha tenido una trayectoria tan estable en los últimos años.