Volkswagen sabía hace años de la manipulación en sus vehículos
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Las dificultades se acumulan para Volkswagen, que según la prensa dominical alemana habría sido advertida hace años de los riesgos que corría con el programa para trucar los controles anti-contaminación, en el centro de un escándalo que estremece al líder mundial del automóvil.
Además, las autoridades alemanas incrementaron la presión sobre el grupo fijándole un ultimátum al 7 de octubre para que sus modelos diésel se ajusten a las normas de emisión en vigor a nivel nacional, so pena de retirada de licencias para sus vehículos, según un semanario.
Con todo ello concluye una semana negra para el constructor alemán, tras haber confesado que colocó en 11 millones de vehículos en todo el mundo un dispositivo para burlar los controles anticontaminación y hacerlos pasar, ante los consumidores y las autoridades, por vehículos más ecológicos de lo que eran en realidad.
Ello ya provocó el miércoles la dimisión del presidente del grupo, Martin Winterkorn, y la pérdida de una tercera parte de su valor en bolsa. Amenaza además con destrozar la imagen de probidad que tiene la industria alemana.
El nuevo presidente del directorio de VW, Matthias Müller, procedente de Porsche, ha prometido aclarar todos estos fallos y engaños, que además le pueden costar miles de millones de euros a la empresa, por querellas o investigaciones penales abiertas en Estados Unidos y Alemania.
En una carta a los empleados, Müller prometió que la investigación interna va a ser “implacable”, reportó el diario Handelsblatt.
La tarea parece enorme, ya que el grupo parece haber ignorado al menos dos advertencias.
La empresa alemana de equipos Bosch entregó en 2007 a Volkswagen, para efectuar controles internos, el programa que ahora originó el escándalo de los motores trucados, precisando que su instalación en vehículos era “ilegal”, afirma el domingo el diario alemán Bild.