Aprueban método de inyección letal en Oklahoma; ¿cómo funciona?

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/ 6 junio 2022

En el pasado se ha cuestionado el método, pues aseguran no tener en claro si los presos sufren o no durante su aplicación.

El día de hoy, lunes 6 de junio, un juez falló que el método estatal de inyección letal es constitucional, con ello, se amplía el camino para que las autoridades estatales soliciten las fechas de ejecución para más de una veintena de reos, todos, condenados a muerte.

Fue el juez Stephen Friot quien, luego de seis días en juicio, sentenció este decreto. Para que tome efecto, se investigaron tres fármacos, de los cuáles, uno “no es adecuado para que un reo no puede sentir dolor”, según el abogado de uno de los 28 reculsos condenados a muerte.

Asimismo, para no violar la Octava Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, donde se prohíbe el castigo cruel e inusual, los abogados refirieron que “se crearía un riesgo de dolor intenso y sufrimiento”.

“Los prerrequisitos para una impugnación exitosa de la inyección letal con base en la Octava Enmienda han sido dejados en claro por la Corte Suprema”, escribió Friot. “Los presos demandantes no han alcanzado el nivel establecido por la Corte Suprema”, concluyó.

Jennifer Moreno, una de las abogadas, agregó que todavía se están evaluando las opciones para apelar al fallo de Friot, ante la Corte Federal de Apelaciones del 10mo. Circuito en Denver.

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“La decisión de la corte de distrito subestima la abrumadora evidencia presentada en el juicio de que el protocolo de ejecución de Oklahoma, tanto en su redacción como en su implementación, creando un riesgo inaceptable de que los presos experimenten dolor y sufrimiento graves”, subrayó Moreno.

Por otro lado, en el juicio, ambas partes llevaron a expertos en anestesiología y farmacología, quienes presentaron sus conocimientos en el tema para dialogar sobre la efectividad del medicamento anteriormente mencionado, es decir, el midazolam. Ahí, exhibieron los riesgos y si el reo experimentaría dolor.

Ante ello, James Stronski, abogado de uno de los reos, demostró que los sentenciados deben ser anestesiados adecuadamente, si no, quedarían paralizados de por vida; el segundo medicamento los dejaría sin la capacidad de moverse o hablar, mientras, el último fármaco, el cloruro de potasio, les causaría un dolor insoportable al ser inyectado, con la finalidad de detener el corazón.

Con esto, los defensores del estado agregaron que una dosis de 500 miligramos serían suficientes para garantizar que no habrá dolor en el procedimiento.

Mientras, el estado ya ha aplicado cuatro inyecciones letales desde octubre de 2021, señalando que “son una prueba definitiva de que el protocolo funciona de acuerdo a lo previsto”, refirió Mithun Mansinghani, ex fiscal general de Oklahoma.

En Texas, se utilizan tres sustancias para los condenados a muerte: primero, se le aplica una dósis de tiopental sódico al preso, con éste barbitúrico de acción rápida, perderá conocimiento. Enseguida, va una dosis de bromuro de pancuronio, que es una bloqueador de placa mioneural no despolarizante, el cual paraliza el diafragma.

Finalmente, se aplica el cloruro de potasio, quien se encarga de desplorizar el músculo cardíaco, provocando un paro.

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En el pasado, se ha cuestionado si los reos verdaderamente no sufren o sienten dolor durante el procedimiento, pues han registrado casos donde los presos llegan a convulsionar, vomitar y seguir con vida durante dos horas de constante agonía.

Con información de AP.

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