Como Hawkins de Stranger Things... Las ciudades y pueblos malditos o embrujados en México

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/ 2 junio 2022

Eventos sobrenaturales han marcado a estos pueblos mexicanos que ahora lucen abandonados o están cargados de una atmósfera espectral

En el pueblo de Hawkins es el pueblo donde se desarrollan eventos los paranormal de la exitosa serie de Netflix, Stranger Things. Sin embargo, en México también existen poblados catalogados como malditos, sitios llenos de misterio y donde de igual manera han ocurrido sucesos espeluznantes.

Eventos sobrenaturales han marcado a estos pueblos mexicanos que ahora lucen abandonados o están cargados de una atmósfera espectral por los eventos paranormales que ahí ocurren.

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A continuación, te presentamos los pueblos mágicos embrujados de la república mexicana:

Real de Catorce-San Luis Potosí

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En medio de calles empedradas y construcciones antiguas, con paredes carcomidas, Real de Catorce esconde historias de terror dignas de un pueblo fantasma.

Hay quienes afirman que el espacio más aterrador es el llamado Túnel de Ogarrio, se trata de un pasaje de casi 2 kilómetros que sirve como entrada al pueblo.

El fantasma de “El Jergas”

Cuando ya no hubo más plata y oro que extraer en Real de Catorce, la mayoría de sus habitantes lo abandonó. Entonces, el lugar se convirtió en un pueblo fantasma.

Pero hubo alguien que nunca se fue. Los lugareños afirman que deambula en las minas, de día y de noche. Él es El Jergas, el fantasma de un minero que murió mientras trabajaba.

El Jergas se aparecía cuando un minero se encontraba solo. Vestía de botas, casco y ropa de trabajo, un atuendo normal para quienes laboraban en el lugar; así que su figura no sugería nada fuera de lo común.

Debido a los rumores de su presencia, los mineros, por miedo, generalmente salían en grupos e intentaban no quedarse atrás.

El Jergas se presentaba ante el trabajador como ingeniero y le daba la orden de que debía regresar a trabajar, con el fin de perderlo en los túneles escondidos o zonas desconocidas de la mina, de donde solo podía salir si alguien llegaba al rescate.

En la mayoría de los casos El Jergas no hacía daño a los obreros, por el contrario, casi siempre los llevaba a puntos donde había una rica cantidad de minerales que extraer, o en sus bolsillos aparecían pepitas de oro y plata.

En otras tantas ocasiones, El Jergas extraviaba a los mineros sin darles nada a cambio. Lo único que hacía por ellos, en compensación a su “travesura”, era robar sus pertenencias y dejarlas como pistas para que alguien más las encontrará y fuera a rescatar a su compañero.

Entre los habitantes de Real de Catorce, hay quienes aseguran que El Jergas todavía se aparece en los yacimientos, y que está en espera de encontrar a alguien para extraviarlo.

Mineral de Pozos-Guanajuato

Pese a que se trata de uno de los sitios más visitados de Guanajuato, ha dado origen a diversas leyendas, debido a que fue abandonado en un par de ocasiones.

A inicios del siglo XX, cuando el lugar era un importante centro minero, fue entonces que se dio la llamada Guerra Cristera y asesinaron al cura del lugar, lo que hizo que una maldición cayera sobre el lugar y los pobladores tuvieran que emigrar a otros lugares.

De sus profundidades compañías francesas, españolas e italianas extrajeron cantidades ignominiosas de oro y plata. Fue tal la voracidad que despertó entre los hacendados la generosidad de su naturaleza, que fragmentaron el manto acuífero con la profundidad de sus excavaciones, provocando una terrible inundación subterránea que mató a miles de mineros a principios del siglo XX. La tragedia fue motivo más que suficiente para el segundo y final abandono de la ciudad.

“Nunca se sabrá cuánta gente murió, considera que el 70 % de la ciudad en ese entonces se dedicaba a la minería, mujeres y niños incluidos... fue la avaricia lo que terminó con todo”, cuenta Enrique, un cronista local cuya familia es una de las pocas originarias que permaneció en la localidad.

Huasca de Ocampo-Hidalgo

De acuerdo con los pobladores, Huasca de Ocampo es hogar de varios duendes, quienes suelen desparecer las pertenencias de las personas (llaves del automóvil, carteras, calcetines, entre otros).

El lugar cuenta con el llamado Museo del Duende, un sitio donde se recopilan fotografías, testimonios y objetos de estos eventos paranormales.

En general los duendes son buenos y traviesos, de buen carácter y humor, les agrada la compañía de los niños, les gusta el medio ambiente limpio, las buenas palabras y costumbres.

Se enojan cuando invaden su lugar, lo contaminan o si los ofenden con palabras. También se les relaciona con las hadas.

Se manifiestan en primavera y verano, su reproducción está limitada y se dice que tienen una bebida que rejuvenece y prolonga los años de vida.

La Rumorosa-Baja Califiornia

Si bien no se trata de un pueblo, esta carretera enclavada en una región montañosa y que conecta Tecate con Mexicali es sitio de varios sucesos paranormales.

De acuerdo con los habitantes, los viajeros se pueden encontrar con una mujer de edad avanzada, quien les pide ‘raid’ durante las noches sin luna.

“Dicen que por las noches, cuando no hay luna llena, puedes encontrarte a una anciana pidiendo ‘raite’, pero después de subirla y avanzar unos kilómetros, te darás cuenta de que ella ya no está a bordo de tu vehículo”.

También se habla de ‘El Soldado’ ser que se aparece en la curva llamada “la herradura” y que se encuentra en los primeros kilómetros de ascenso, de Mexicali a Tecate.

“Hay traileros que dicen ver cómo se sube al estribo de su camión, se sujeta del volante y los acompaña hasta concluir el trayecto de curvas”.

Hotel Castillo Santa Cecilia-Guanajuato

Ubicado en la colonia San Javier, en la ciudad de Guanajuato, el Hotel Castillo Santa Cecilia se ha ganado la fama de ser un lugar lleno de espectros y sucesos fuera de lo común, ya que los visitantes han dicho que seres traslúcidos se aparecen por los pasillos.

Se habla de cruces marcadas con aceite que aparecen en las puertas de los cuartos y en los cristales de las ventanas. Puertas que se abren y se cierran con espeluznantes chirridos, llaves que abren cerraduras sin que nadie las esté accionando, voces y carcajadas de ultratumba, seres invisibles que van tropezando con los huéspedes en su vagar por los pasillos, de todo un poco parece que hay en el misterioso Hotel Castillo Santa Cecilia de Guanajuato.

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