El informante que se convirtió en acusado y comenzó a atacar a la familia Biden
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Durante más de una década, balanceó un juego doble
Por Glenn Thrush and Kenneth P. Vogel
Alexander Smirnov era, en muchos sentidos, el informante arquetípico que operaba en la tierra de sombras de la antigua Unión Soviética: especulador, amañador y chismoso. Se dedicaba a promover su habilidad de explicarles la lógica de un panorama confuso a las agencias de seguridad estadounidenses.
Durante más de una década, balanceó un juego doble: le ofreció al FBI una visibilidad tentadora de todo un elenco de oligarcas y funcionarios públicos y al mismo tiempo les ofreció sus servicios de consultoría, con una serie de habilidades difíciles de definir, a algunas de las personas a las que vigilaba.
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Luego, se pasó de la raya.
En 2020, Smirnov le dio información al supervisor de sus misiones en el FBI que, según los fiscales, era una mentira descarada: que el oligarca propietario de la empresa de energía ucraniana Burisma había convenido en pagarles sobornos de 5 millones de dólares a Joe Biden y su hijo Hunter. Esta afirmación explosiva se filtró a los republicanos, que les dieron a las acusaciones de Smirnov un lugar central en sus acciones, estancadas por el momento, para promover un juicio político contra el presidente, aparentemente sin verificar la acusación.
La semana pasada, Smirnov, de 43 años, fue acusado de haberles mentido a los investigadores sobre los Biden. Fue arrestado cuando se preparaba para salir en un “viaje de varios meses por distintos países del extranjero”, según la descripción de los fiscales, durante el cual dice que planeaba reunirse con contactos de múltiples agencias extranjeras de inteligencia.
En los documentos presentados ante el tribunal, los fiscales que trabajan para David Weiss, el fiscal especial encargado de investigar a Hunter Biden, describieron a Smirnov como un mentiroso en serie en el que no se puede confiar ni siquiera para que describa con honestidad su propia ocupación o dé cuentas de sus finanzas.
Los demócratas del Congreso esperaban que esta acusación formal acabara con los esfuerzos para impugnar al presidente. Los abogados de Hunter Biden aprovecharon la situación para intentar debilitar los casos sobre impuestos y armas que Weiss presentó en su contra. En un documento presentado ante el tribunal, arguyeron que las afirmaciones falsas de Smirnov “infectaron” los casos y sugirieron, sin presentar pruebas, que los fiscales decidieron no concretar un convenio de culpabilidad el verano pasado porque cayeron “en la trampa de mentiras de Smirnov”.
Además del enigma que representa Smirnov, el hombre que ahora está al centro de la saga, otro aspecto intrigante es cómo logró convencer a sus socios de negocios, a agencias de seguridad y a políticos de que podía ofrecer algo valioso.
Se sabe poco acerca de Smirnov; se mencionaron unos cuantos registros públicos y fragmentos de su biografía en escritos presentados ante un tribunal federal en Las Vegas, donde vive y a donde lo llevaron en custodia el jueves pasado. Al parecer, no tiene ninguna presencia en las redes sociales, además de que se cubrió el rostro a su salida de la detención el martes.
(Un juez federal lo liberó el martes después de que convino en una caución juratoria y entregó sus pasaportes de Estados Unidos e Israel. Los fiscales presentaron una apelación a esa decisión el miércoles, pues consideran que constituye un riesgo de seguridad nacional).
Smirnov, que tiene doble ciudadanía israelí y estadounidense, se mudó a un condominio de tres recámaras y tres baños fuera de la franja de Las Vegas que su novia de mucho tiempo adquirió hace dos años por 980.000 dólares. No hay registros públicos de ningún cargo de lo penal previo en su contra en Estados Unidos.
Antes de eso, Smirnov vivió por lo menos 16 años en California, en épocas recientes en la próspera comunidad costera de Laguna Beach.
No hay información clara, ni en los documentos presentados ante el tribunal ni en registros públicos, sobre el lugar de nacimiento de Smirnov. Habla ruso con fluidez, habla inglés con un acento muy marcado y es posible que tenga raíces en Ucrania, según una persona que conoce la situación.
En documentos judiciales presentados esta semana, sus abogados lo describen como un residente de Nevada respetuoso de la ley, con licencia de conducir válida y un “historial de residencia estable”. Sus ojos requieren tratamiento regular por un problema grave que no se especificó.
“Smirnov se ha sometido a varias intervenciones quirúrgicas en el último año, debe tomar medicamentos recetados todos los días y requiere cuidados constantes”, escribió su abogado, David Chesnoff.
En respuesta a las inquietudes de los fiscales de que Smirnov podría huir del país si lo liberaban, sus abogados mencionaron que tiene relación personal estrecha con tres personas: su novia de mucho tiempo, Diana Lavrenyuk, su hijo adulto que está en el área del distrito de Columbia y una prima de Miami, Linor Shefer.
Shefer, quien fue coronada “Miss Jewish Star” en Moscú en 2014 en un concurso de belleza presidido por el embajador de Israel ante Rusia, según la agencia de noticias Jewish Telegraphic Agency, se negó a hacer comentarios.
La oficina del fiscal especial no hizo gran esfuerzo para obtener la información biográfica faltante, en parte porque los fiscales parecían dudar de todo lo que les dijo.
En un memorando en el que insistieron en que la detención de Smirnov fuera indefinida, los fiscales auxiliares de Weiss lo describieron como un fabulista perpetuo. No solo le dio al FBI información falsa sobre la familia Biden y engañó a los fiscales con respecto a su riqueza, calculada en 6 millones de dólares, sino que también les dijo a los funcionarios de esa agencia que trabajaba en el área de seguridad, aunque el gobierno no pudo encontrar ninguna prueba de que fuera cierto.
En una entrevista breve, Chesnoff indicó que su cliente no comprendió bien las preguntas del gobierno sobre sus finanzas, por lo que solo se refirió a su modesta riqueza personal, sin incluir los activos más sustanciales que tiene en cuentas empresariales.
Aunque compartieron parte de la sorprendente información que les entregó a sus supervisores, incluida la afirmación de que los servicios de inteligencia de Rusia le dieron información no especificada sobre Hunter Biden, los fiscales dudan de todo lo que le dijo al FBI.
“La información falsa que él propaga no se limita” a sus aseveraciones falsas sobre los Biden, escribieron los fiscales.
“No ha dejado de decir mentiras nuevas que podrían afectar las elecciones de Estados Unidos después de que se reunió con funcionarios de inteligencia rusos en noviembre”, añadieron.
c.2024 The New York Times Company