En Hidalgo pobladores intentaron recuperar pipa cargada con diésel robado
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La unidad había sido asegurada por la policía municipal después de que diez camionetas con las bateas cargadas de hidrocarburos escaparon, y el chofer de esta última pipa se fugara entre la maleza
PACHUCA, Hgo.– Habitantes de la comunidad de Conejos, en Atotonilco de Tula, intentaron recuperar una pipa cargada con tres mil litros de diésel presuntamente extraído de una toma clandestina.
La unidad había sido asegurada por la policía municipal después de que diez camionetas con las bateas cargadas de hidrocarburos escaparon, y el chofer de esta última pipa se fugara entre la maleza, junto con los piqueteros, como se conoce a quienes abren las válvulas para extraer el hidrocarburo.
Con base en informes de la corporación de Atotonilco de Tula, uno de los 32 municipios hidalguenses que integran un corredor del huachicol que se extiende desde los límites con Querétaro, en Huichapan, hasta la frontera con la sierra norte poblana, en Cuautepec, una llamada al Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4) de Tula sobre movimiento inusual en un predio donde cruzan ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), en la zona conocida como El Azul, movilizó a los agentes, que, al ser superados en número, no pudieron frenar la huida de las camionetas.
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La llamada recibida a la 1:19 de la mañana de este jueves refería que cerca de diez unidades se encontraban en el sitio cargadas con hidrocarburo extraído de una toma clandestina.
“Les avisan a estas personas, empieza el corredero de camionetas (cargadas con bidones de combustible) y una de las unidades entra por el lado de El Salto, hacia Procal, y alcanza a ver que venía una pipa. El conductor la deja ahí y se echan a correr hacia las tierras de cultivo. No lo pudimos localizar”, informó un mando de la corporación.
La pipa, con capacidad para cinco mil litros, estaba abastecida con 60 por ciento de diésel. Cuando los policías municipales la tenían bajo resguardo, un aproximado de 40 pobladores llegaron para intentar recuperarla.
Aunque nuevamente los superaban en número, al solicitar el refuerzo de la policía estatal lograron disuadir a la turba y pusieron la unidad a disposición del ministerio público de la Fiscalía General de la República (FGR).
El director de la corporación, Alejandro Rosales Valdivia, reconoció que ocho células del huachicol operan en el municipio, ubicado al sur del territorio hidalguense, y se disputan el control de las válvulas.
“Sabemos que en el lugar están trabajando diferentes grupos. Por lo que tengo yo conocimiento es un promedio de cinco grupos locales que se dedican al robo de hidrocarburo. Tenemos otro grupo que viene de Puebla y otro que viene de Tulancingo-Cuautepec; aparte, por el lado de para arriba de (la comunidad de) El Potrero, tenemos dos grupos del Estado de México”, reveló.
Con la llegada del Ejército, aseguró, este delito que tiene a Hidalgo como el estado con más tomas clandestinas en el país desde 2018, bajó 30 por ciento; sin embargo, los militares asignados a este municipio se trasladaron a Puebla por la explosión de una toma clandestina en San Pablo Xochimehuacan, el 31 de octubre, que dejó casas con daños, autos incendiados, 14 heridos y una persona fallecida.
En media semana, reconoció, los huachicoleros han aumentado la perforación de ductos, ante la dificultad de la policía local para combatirlos.
“En estos tres días sí se ha intensificado el robo de hidrocarburo por la situación de que sí los atacamos nosotros, pero la verdad tenemos muy poco personal y, segundo, pues también tenemos otras actividades que realizar aquí en el municipio. Las principales: el robo a casa habitación, el narcomenudeo, el robo de vehículo.
“Sí atendemos muchas veces el robo de hidrocarburo, pero nos cuesta, porque no contamos con el personal suficiente para atender todos los hechos delictivos que se manejan en el municipio”, remarcó.
Dos días antes, el 2 de noviembre, en Ajacuba, al suroeste de la entidad y otro de los puntos de extracción de crudo, habitantes de la comunidad de Gorriones recibieron a pedradas a elementos de Seguridad Física de Pemex, que acudieron por la denuncia de una toma clandestina en la colonia El Tezontle.
Los pobladores, que acusaban a las policías de proteger a unos grupos y atacar a otros, por lo que no querían que ingresaran a su comunidad, intentaron impedir la salida de los trabajadores de Pemex, cuyo vehículo fue alcanzado por dos camionetas y cuatro motocicletas, y estuvo retenido hasta la intervención de las corporaciones municipal y estatal, también recibidas a pedradas.
Este 2021, hasta julio, Hidalgo lidera el huachicol en el país con dos mil 554 tomas clandestinas, como ocurre desde 2018, cuando desplazó a Guanajuato, que tenía a los cárteles Santa Rosa de Lima y Jalisco Nueva Generación en pugna por los ductos.
Las autoridades estatales atribuyen a este delito las muertes violentas que categorizan como “rivalidad delincuencial”; además, lo asocian con otros ilícitos colaterales como el enganchamiento de jóvenes (trata), el robo de unidades, el narcomenudeo, así como la portación y uso de armas de fuego.