112 de Ocean Avenue: se cumplen 40 años del terror en Amityville
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El 14 de noviembre de 1974 la policía descubrió los cuerpos de seis de los siete integrantes de la familia DeFeo en una lujosa residencia en Long Island
NUEVA YORK.- Un día como hoy hace 40 años, los neoyorquinos se enteraban de la estremecedora noticia: en una casa en Long Island habían sido encontradas muertas seis personas, todas de la misma familia.
Los muertos eran Ronald J. DeFeo, de 43 años; su esposa Louise, de 42; sus dos hijos John, de 9 y Mark de 12, y sus dos hijas, Allison, de 13 y Dawn de 18.
La familia completa fue encontrada asesinada a tiros en una casa en Amityville, Long Island, luego de que el hijo mayor Ronald DeFeo, de 23 años, pidiera ayuda en un bar local tras descubrir a sus padres muertos dentro de su dormitorio.
Una de las personas que se encontraba en el bar llamó a la policía, que descubrió no sólo a los padres, sino también a los hermanos de Ronald Jr., todos muertos a tiros.
Las víctimas estaban con su ropa de dormir dentro de sus respectivas habitaciones en la casa de tres pisos y 5 habitaciones, la que tenía entonces un valor en el mercado de 75 mil dólares.
Al no encontrar el arma homicida y no haber signos de violencia, la policía creyó que se trató de un ajuste de cuentas, por lo que se llevó a Ronald a una estación de policía para darle protección
Aunque Ronald culpó de las muertes a un sicario, pronto cayó en contradicciones y un día después confesó que él fue el autor de los crímenes.
Una vez que comencé, no pude parar. Todo fue muy rápido", confesó el joven, que luego de cometer los asesinatos la madrugada del 14 de noviembre de 1974, fue a trabajar no sin antes deshacerse de ropas manchadas de sangre y de una escopeta.
ADICTO QUE ESCUCHABA VOCES
Durante el juicio, Ronald dijo que los asesinatos se los había ordenado "una voz dentro de su cabeza", pero la defensa pudo probar que era un adicto al LSD y a la heroína, por lo que un juez lo condenó a cadena perpetua por los crímenes.
Ronald a la fecha sigue encarcelado en Beekman, Nueva York, donde todas sus peticiones de libertad condicional han sido rechazadas.
A través de los años, Ronald ha ofrecido sus propias versiones de los hechos. En una de ellas asegura que quien mató a toda la familia fue su hermana Dawn y otro hombre, y que él la mató cuando descubrió los cuerpos de sus padres y sus hermanos.
La historia de horror registrada en la elegante casa del número 112 de Ocean Avenue en Amityville no evitó que una familia se mudara a la residencia poco más de un año después.
NUEVOS DUEÑOS
Cuando el agente de bienes raíces les dijo que en dicho lugar habían sido encontradas muertas seis personas, la familia Lutz dijo que eso no era problema y decidieron aprovechar el precio de oferta en el que se encontraba la residencia.
Acompañados de su Labrador de nombre Harry, George y Kathy Lutz se mudaron a la residencia en diciembre de 1975 junto con Daniel de 9 años, Chris, de 7 y Melissa de 5, todos hijos de un anterior matrimonio de Kathy.
Pero la familia sólo duró en la casa 28 días, luego de que reportaran que comenzaron a registrarse sucesos extraños.
COSAS INEXPLICABLES
Por ejemplo, George solía despertar de madrugada, aproximadamente a la misma hora en que habían ocurrido los asesinatos; los niños eran encontrados durmiendo unos sobre los estómagos de otros, tal como fueron encontrados los cuerpos de los niños de la familia DeFeo, en tanto que Melissa comenzó a charlar con un amigo imaginario llamado "Jodie", el cual tenía forma de cerdo.
Los Lutz afirmaron que durante la madrugada de Navidad, George estaba afuera de la casa y vio por la ventana a su hija Melissa. Detrás de ella se encontraba "Jodie". Cuando el hombre subió a la habitación, descubrió a su hija dormida, mientras que una mecedora justo al lado se movía lentamente.
Otras veces, George escuchaba que azotaban la puerta principal y cuando bajaba a revisar, descubría que el Labrador de la familia dormía plácidamente cerca de la puerta.
Cuando no pudieron encontrar explicación racional a lo que ocurría en la casa, la familia decidió buscar ayuda.
Primero contactaron al abogado de Ronald DeFeo, para que les dijera la versión del asesino sobre lo ocurrido en la casa. El abogado los puso en contacto con un criminólogo, que resultó ser un escritor, el cual publicó su historia sin su autorización en una revista.
A la par, los Lutz se entrevistaron también con Ed y Lorrain Warren, dos investigadores de fenómenos paranormales, que calificaron el caso de Amityville como único, ya que las supuestas fuerzas demoniacas siguieron a la familia inclusive luego de abandonar la casa.
LA HUIDA
Para cuando la familia abandonó la residencia, a mediados de enero de 1976, ya habían intentado en dos ocasiones bendecir su propiedad.
En una primera ocasión, George afirmó que escuchó voces que le pidieron que se detuviera. La segunda ocasión fue precisamente la noche en la que huyeron de la casa, dejando atrás todas sus pertenencias.
Los Lutz decidieron no contar lo que ocurrió la última noche y sólo se limitaron a afirmar que fue una experiencia aterradora. Cuando se mudaron a la casa de la madre de Kathy, los sucesos extraños continuaron.
Fue entonces que decidieron tomar medidas extremas. Se dirigieron al aeropuerto no sin antes pedirle a una persona que fuera a recoger sus cosas y que se las enviara a su nueva residencia en San Diego.
La persona que recogió las pertenencias no reportó nada extraño en la casa, según la familia.
FRANQUICIA Y LEYENDA
La historia del horror vivido en Amityville fue llevada a la literatura meses después por la propia familia, cuando descubrieron que los medios estadunidenses comenzaron a interesarse en su caso, y que investigadores de fenómenos paranormales y otras personas intentaron tomar crédito de su historia.
De esa forma fue como contactaron a Jay Hanson quien publicó en septiembre de 1977 el libro The Amityville Horror: A True Story.
Una película basada en el libro llegó a los cines dos años después, convirtiéndose en un éxito taquillero, lo que dio pie a varias secuelas. La primera cinta fue filmada con una inversión de 4.7 millones de dólares y recaudó un total de 86 millones.
La casa donde se cometieron los asesinatos y donde vivieron los Lutz sigue en pie a la fecha. Sus posteriores dueños le cambiaron el número de 112 a 108 en un intento por lograr mayor privacidad.
Hace cuatro años pasó a manos de sus últimos dueños, David y Caroline DAntonio, quienes pagaron 950 mil dólares por la lujosa residencia.
A la fecha, los DAntonio no han reportado nada extraño en la residencia, salvo los curiosos que suelen visitar los alrededores atraídos por la historia de Ronald DeFeo y los Lutz.