Se reúne el Papa con víctimas de abusos
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El escándalo de los abusos es el problema más espinoso en el pontificado de Benedicto XVI, sino además la causa de la pérdida de feligreses en Alemania.
Erfurt, Alemania.- El encuentro no era oficial, pero sí esperado y casi obligatorio en esta primera visita de Estado a su Alemania natal. El papa Benedicto XVI se reunió con víctimas de abusos físicos y sexuales por parte del clero en una cita que algunos tacharon hoy de "hipócrita" e insuficiente.
El pontífice es consciente de la crisis de credibilidad que atraviesa la Iglesia católica en su país, la primera economía europea. La institución se desangra rápidamente y apenas congrega a 26 de los 82 millones de habitantes.
Y la pérdida de fieles parece imparable: en 2010, año en el que salieron a la luz numerosos casos de abuso sexual en instituciones educativas católicas de Alemania, se redujeron drásticamente los bautizos y matrimonios religiosos, pero sobre todo, se registró un doloroso récord para la Iglesia: más de 181,000 apostasías.
El escándalo de los abusos no es sólo el problema más espinoso ocurrido durante el pontificado de Joseph Ratzinger, sino además la principal causa de la alarmante pérdida de feligreses en Alemania. Por ello, la cita de la noche del viernes era uno de los compromisos que más expectativas había generado en este viaje.
Benedicto hizo frente a ese desafío, uno de los puntos más difíciles de su viaje, en una ciudad especialmente adversa: Erfurt, corazón de la Reforma protestante, con una minoría católica de apenas el ocho por ciento.
Se entrevistó durante media hora y lejos de las cámaras con dos mujeres y tres hombres maltratados, todos ex alumnos de instituciones educativas católicas de Alemania, así como con los especialistas que los asisten.
Lo hizo después de verse arropado por más de 90.000 peregrinos en las vísperas marianas que ofició en la capilla de Etzelsbach, el santuario de peregrinación más antiguo de la agnóstica y protestante Turingia. Los organizadores esperaban 40.000 menos y el pontífice se encontró no sólo con una masa inesperada de fieles, sino además, con una mayoría de jóvenes.
En el esperado encuentro con las víctimas, el pontífice se mostró "profundamente avergonzado" y aseguró que la Iglesia está "seriamente preocupada" y "comprometida con la promoción de medidas efectivas para la protección de los niños y de los jóvenes", según explicó la Santa Sede.
Pero los críticos no se lo creen y piensan que ese tipo de encuentros, similares a los organizados en Estados Unidos, Australia, Malta y Reino Unido, son "un gesto insuficiente".
La Red de Afectados por la Violencia Sexual en Alemania tachó hoy de "hipócrita" la reunión: el encuentro fue en realidad un retroceso y sólo favorece a quienes buscan silenciar, tapar o negar los hechos, afirmó su presidente, Norbert Denef.
Ese tipo de reuniones "no aportan absolutamente nada y son sólo una estrategia para decirle a la sociedad: estamos haciendo algo", continuó.
En su opinión, en vez de eso, la Iglesia debería abrir las actas eclesiásticas sobre los casos de abuso sexual y presionar a las autoridades germanas para que los delitos no prescriban con el paso de los años.
A Denef y a otros muchos críticos no le afecta la "más profunda y agitada conmoción" expresada por el Jeje de la Iglesia católica. Y no creen, como explicó hoy el obispo de Tréveris, Stephan Ackermann, comisionado de la Conferencia Episcopal germana para el esclarecimiento de los delitos sexuales dentro de la Iglesia, que Benedicto escuchara los testimonios de las víctimas "con atención".
La Conferencia Episcopal de Alemania se mostró dispuesta a trabajar codo con codo con la Fiscalía alemana para investigar y prevenir nuevos casos y ofrece una indemnización de 5.000 euros a cada víctima, además de asumir los costes del tratamiento especializado que necesiten.
Pero según los representantes de los afectados, esa suma, solicitada ya por más de 700 personas, no es suficiente para reparar los daños sufridos.
Por esas y otras razones, algunas personas se concentraron el viernes en Erfurt para exigir al papa investigaciones más serias sobre los abusos. Y el día anterior, unas 4,000 personas, según fuentes policiales, se dieron cita en el centro de Berlín para protestar contra la moral sexual de la Iglesia.
Allí, entre las masas, destacaba la figura de una monja de cartón que sujetaba en una mano un crucifijo y en el otro un palo. "Nunca más", se podía leer en una pancarta. "Santo padre, tenía 14 años y estaba en un internado católico cuando fui maltratado sexualmente", denunciaba a su lado un alemán de mediana edad.
Benedicto pidió perdón públicamente en junio de 2010 en una multitudinaria misa en la plaza de San Pedro del Vaticano. Y el martes, durante el vuelo de Roma a Berlín, volvió a condenar esos delitos y llamó a combatir ese tipo de crímenes "enérgicamente" para que no vuelvan a producirse, al tiempo que manifestó su comprensión hacia las víctimas que no quieren saber nada más de la Iglesia.
Con sus gestos en esta intensa visita a Alemania, Benedicto no pudo poner fin al escándalo, pero trató de dejar claro que el Vaticano está dispuesto a estudiar y resarcir los agravios de esos "crímenes indescriptibles".