Trabajo esclavo contemporáneo: Un análisis desde el caso brasileño

Internacional
/ 22 septiembre 2015

La super explotación de trabajo y la esclavitud son deliberadamente utilizadas para reducir el precio de la mercancía. Erradicar el trabajo esclavo contemporáneo requiere un cambio profundo que altere la lógica del capital.

Sao Paulo, Brasil. En Brasil cada año miles de trabajadores rurales venidos de regiones pobres del país son obligados a trabajar en haciendas y carbonerías. Sometidos en condiciones degradantes de servicio e impedidos para romper la relación con el patrón, ellos permanecen presos hasta que terminen la tarea para la cual fueron sobornados, bajo amenazas que van de torturas psicológicas a golpes y asesinatos. En Brasil, esa forma de explotación es llamada de esclavitud contemporánea, nueva esclavitud o trabajo análogo al esclavo.

Su naturaleza económica difiere de la esclavitud de la Antigüedad clásica y de la esclavitud moderna, pero el tratamiento deshumano, la restricción a la libertad y el proceso de "cosificación" son similares. El número de trabajadores envueltos es relativamente pequeño, pero no despreciable: de 1995 - cuando el sistema de combate al trabajo esclavo contemporáneo fue creado por el gobierno federal - hasta ahora, cerca de 40 mil personas fueron encontradas en esa situación, de acuerdo con datos de la Comisión Pastoral de la Tierra.

La incidencia de la esclavitud contemporánea en la caña, el ganado, la producción de soya, maíz, arroz, frijoles, algodón, frutas, en la extracción de madera y en la fabricación de carbón vegetal, está concentrada en las regiones de expansión agropecuaria de la Amazonia, del Cerrado y de Pantanal. Con todo, hay casos confirmados en otras regiones del país, como los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Río Grande del Sur, lo que demuestra que el origen de ese fenómeno no está vinculado sólo a la frontera agrícola, y que hay otro elemento que sobrepasa realidades sociales diferentes. ¿Qué elemento es lo que garantiza que prácticas que parecían extintas, vinculadas a las relaciones de trabajo que aparentemente fueron destruidas por el avance del capital, continúen existiendo?



Liberación de trabajadores esclavos

Los informes de fiscalización del Ministerio del Trabajo muestran que los empresarios envueltos en ese tipo de explotación no representan pequeños sitios aislados económicamente del resto de la sociedad, pero la mayoría de las veces son latifundistas, muchos de ellos produciendo con tecnología de punta. Al final, no importa que la hacienda esté escondida en medio de la frontera agrícola, ella estará conectada por el comercio al sistema global y de ella depende. Prueba de eso son las investigaciones de cadenas productivas de la ONG Repórter Brasil realizadas desde 2003: ellas muestran como mercancías producidas en propiedades que utilizaron mano-de-obra esclava son vendidas para la industria y el comercio dentro y fuera de Brasil.

El capitalismo necesita de realidades no-capitalistas para desarrollarse. En función de su naturaleza, no admite limitaciones en la adquisición de materia-prima y en la creación de mercados. Es bueno recordar que a lo largo de los siglos, países y corporaciones han ido a la guerra por ese motivo.

En un corto espacio de tiempo, de acuerdo con una señalización de demanda de los centros capitalistas nacionales y globales, los emprendimientos agropecuarios son capaces de expandirse sobre áreas, la mayoría de las veces ocupadas por poblaciones que viven sobre un modo de producción no-capitalista.



(Foto: Trabajador torturado en hacienda del Pará, Brasil)

En cuestión de años, surgen grandes haciendas de ganado, cultivos de soya, algodón y caña-de-azúcar, además de carboneras, produciendo materia-prima y géneros alimenticios, donde antes vivían indígenas, campesinos, comunidades quilombolas o rivereñas. En esa expansión, coexiste tecnología de punta, vendida y financiada por los mismos centros capitalistas nacionales y globales, y formas ilegales de trabajo. Lo que parece contradictorio en verdad expresa un proceso fundamental para el desarrollo de esos emprendimientos, acelerando sus ganancias y garantizando la capacidad de concurrencia.

La utilización del trabajo esclavo contemporáneo no es resquicio de prácticas arcaicas que sobrevivieron a la introducción del capitalismo, pero sí un instrumento utilizado por el proprio capital para facilitar la acumulación en su proceso de expansión. La súper explotación de trabajo, de la cual la esclavitud es su forma más cruel, es deliberadamente utilizada en determinadas regiones y circunstancias como parte integrante e instrumento del capital. Sin ella, emprendimientos más atrasados no tendrían la misma capacidad de concurrir en la economía globalizada.

Sin tierra y sin empleo, los trabajadores son empujados a los brazos del que contrata mano-de-obra del hacendado, el intermediario ("gato"), no recibiendo garantías de que las promesas dadas en el momento del reclutamiento serán cumplidas. Basado en un contexto de fragilidad social y desempleo promovido por el proprio capital, el capitalista puede utilizar la mano-de-obra necesaria pagando el monto que desea. Que puede ser nada en el caso del trabajo esclavo.

Las propiedades rurales más atrasadas desde el punto de vista tecnológico tienden a compensar esa diferencia a través de una constante reducción de la participación de "trabajo" en su precio total. Simulan de esa forma una composición orgánica del capital de un emprendimiento más moderno, en que la disminución de la participación del valor del trabajo es a través del desarrollo tecnológico. En otras palabras, hay hacendados que ignoran las reglas, no invierten nada de su propio bolso y retiran el cuero del trabajador para poder bajar costos y concurrir en el mercado. Otros se aprovechan de eso no para generar competencia, sino para embolsarse dinero durante un periodo de tiempo (y después cambiar trabajadores por recolectores), o cambiar cada año su carro importado, tener una casa en la playa y, en fin, conquistar una vida de reyes a costa del sufrimiento y muerte de terceros.



(Foto: Trabajador esclavo liberado en hacienda brasileña)

Parte del Estado ha desempeñado un importante papel en ese proceso al garantizar las condiciones estructurales y la seguridad para posibilitar el crecimiento económico a cualquier precio. Es decir, ha garantizado que ese ciclo de explotación continúe. Propietarios rurales que utilizaron mano-de-obra esclava poseen una representación política o participan directa o indirectamente de las decisiones que protegen ese modelo.

Del otro lado de la moneda, hay sectores del Estado que son actores fundamentales en el combate a la esclavitud. Los grupos móviles de fiscalización, formados por el Ministerio de Trabajo y del Empleo, Ministerio Público del Trabajo y la Policía Federal, han actuado constantemente en la liberación de esclavos. Indemnizaciones millonarias contra hacendados vienen siendo concedidas por la Justicia de Trabajo atendiendo a acciones de procuradores - la mayor de ellas en el valor de 5 millones de reales fue confirmada en agosto pasado.

Hacendados comenzaron a ser condenados en cadena por trabajo esclavo debido a la dedicación de algunos procuradores de la República y jueces federales. Empresas firmadas del Pacto Nacional por la Erradicación del Trabajo Esclavo han promovido boicotees a las personas y empresas que están en la "lista sucia", registro del gobierno brasileño de quien se utilizo de esa forma de mano-de-obra.

Con todo, eso es poco. Y no por cuenta de las denuncias que nunca fueron atendidas o de aquellas que ni llegaron a ser hechas, sino porque, en ninguna momento, el Estado ha actuado para desestructurar las condiciones necesarias al surgimiento de esclavos, como la concentración de tierras y de medios de producción en el campo en las manos de pocos. Mucho menos garantizar los derechos de las poblaciones tradicionales (que también son víctimas del trabajo esclavo) a sus tierras, donde podrían producir y vivir.

El trabajo esclavo contemporáneo no es una enfermedad, pero si una fiebre, el síntoma de un problema mayor que se manifestó en la expansión o modernización de emprendimientos agropecuarios y extrativistas. Por lo tanto, su erradicación no vendrá apenas con la liberación de trabajadores, equivalente a un remedio para el dolor de cabeza en un caso de malaria, necesario pero paliativo. Erradicar el trabajo esclavo contemporáneo pasa por un cambio profundo que altere la lógica del capital.

En ese contexto, la Comisión Pastoral de la Tierra, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, entre otros movimientos sociales, sindicatos de trabajadores rurales, asociaciones de economía solidaria y organizaciones no-gubernamentales, defienden la realización de una amplia reforma agraria como elemento fundamental en el combate a la esclavitud.



(Foto: Trabajador con las manos lastimadas por el trabajo, bebiendo agua sucia)

La distribución de tierra no es el remedio para el problema de explotación del trabajo en el país. Pero representa un cambio en nuestro modelo de desarrollo excluyente, concentrador, racista, y violento. Aunque parcial, la socialización de los medios de producción en el campo significaría un pesado golpe en el capital que, directa o indirectamente, se aprovecha de la mano-de-obra disponible para super explotarla.

De la misma forma, la garantía de tierras a indígenas, quilombolas y ribereños seria una señal de que la convivencia del Estado con quien roba tierras públicas o invade aéreas de poblaciones tradicionales tendría limites.

Una reforma agraria real no representaría el fin de la transformación de seres humanos en instrumentos descartables de trabajo. Pero seria una señal de que no necesitamos esperar a que la expansión del capital absorba todas las realidades externas a él, cerrando por fin la última frontera agrícola del planeta y llevándola a su propio colapso.

En otras palabras, no necesitaremos esperar a que la bestia-fiera del capitalismo se coma todo a su alrededor hasta que ella misma muera de hambre. La clase trabajadora puede intervenir en la aparentemente inexorable marcha de la historia, libertándose de los que la esclavizan y construyendo su proprio destino.

TRADUCCION: WALDO LAO FUENTES SANCHEZ/DESINFORMÉMONOS.ORG



Liberación de trabajadores esclavos en Brasil

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