Acusada de haber presionado a su novio a suicidarse
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Michelle Carter escuchó a Conrad Roy, llorar y morir por el celular. Su caso ha suscitado un debate en los medios y los tribunales
“Ha llegado el momento, pequeño”, escribió Michelle, de 17 años, en un mensaje directo a su novio Conrad, un año más grande que ella. “Estoy listo”, responde el, “Basta pensar”. “Si, basta pensar”, lo alienta la chica, “Debes solo hacerlo. No te tomará más de veinte minutos, no es una gran cosa”.
Era una tarde del 2014. Con su pickup, Conrad Roy se ha estacionado en Massachusetts, ha llenado el vehículo de monóxido de carbono y ha muerto por envenenamiento. Por un momento, ha abierto la puerta logrando salir del auto, pero la llamada de Michelle Carter lo ha convencido a volver. Ella permaneció con él al celular, en los sucesivos veinte minutos, lo ha escuchado llorar y, escuchar su última respiración.
Ahora, para Michelle se han pedido veinte años de cárcel, con la acusación de homicidio culposo.
El caso, inicialmente etiquetado como suicidio, se está discutiendo en estos días en los tribunales, suscitando un debate, no sólo entre la fiscalía y la defensa, sino también en la prensa.
A mérito de los términos en los cuales se puede retener a una persona penalmente responsable, por la decisión de otra de quitarse la vida.
Para los procuradores Michelle es culpable y debe responder sobre esto, no obstante si se encontraba a 50 kilómetros de distancia, del lugar donde ha sucedido el hecho.
Ninguna ley en Massachusetts da directivas claras sobre cómo moverse en estos casos, hacen notar los abogados de ella, que han pedido que su cliente sea juzgada por un juez y no por un juzgado.
“Es un caso de suicidio, no de homicidio, Michelle ha sido arrastrada en todo esto”, sostiene la defensa, describiendo a Conrad como un chico depresivo, que desde un tiempo tenía el proyecto de quitarse la vida, como testimonio de sus investigaciones en línea.
Para los abogados, Michelle inicialmente buscó de persuadirlo a no hacerlo.
“La ha usado Conrad como un peón en su juego enfermo de vida y de muerte”, rebate la defensa.
Un juego que habría sido puesto en el deseo de atención, tanto amigos y parientes podrían confortar a la “novia adolorida”.
Con información de medios