Algunos medios podrían tener más poder que AMLO: John Ackerman
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No hay censura en el gobierno de la 4T, son los periodistas los que intentan acallar al Mandatario federal cuando le piden que pare las descalificaciones, dice
John Ackerman, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, considera que los medios de comunicación son poderosos que están al nivel del mismo Presidente de la República; ataja: “algunos medios podrían incluso tener más poder que el gobierno si están vinculados con grandes redes o consorcios privados nacionales e internacionales”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, asegura que no hay censura en el gobierno de la Cuarta Transformación y que, más allá de eso, son los medios los que intentan censurar al presidente cuando le piden que pare las descalificaciones.
Considera que no debe haber límites a la libertad de expresión, pero tampoco mentiras por parte de los medios de comunicación, y que el presidente tiene un diálogo horizontal con estos durante las mañaneras, “que no les gusten a algunos los adjetivos que use, también tienen su derecho”, consideró. Dijo que están equivocados los intelectuales que le piden al presidente detener las descalicaciones, y pide que en lugar de apostarle a la violencia y censurar al presidente, se pongan a trabajar.
-¿En qué condiciones se encuentra la libertad de expresión?
Tenemos una plenitud de libertad de expresión en los medios nacionales. se acabó con la vieja práctica de las llamadas constantes, desde la presidencia de la república, chantajeando, amenazando, regañando a los dueños y directores de los principales medios de comunicación nacionales. Antes era la práctica típica de estar utilizando las concesiones e incluso el papel para presionar y determinar los mensajes y la línea editorial en la mayoría de los medios. Hoy hay una libertad plena, nunca antes en la historia reciente había habido tanta crítica e incluso descalicación hacia la gura del presidente. antes se permitía cierto nivel de cuestionamiento pero siempre el presidente estaba protegido al menos en la mayoría de los medios de comunicación. Ahora se ha volteado totalmente. Nunca habíamos tenido tanta libertad para criticar, descalicar, e incluso inventar noticias falsas sin ninguna acción de censura, manipulación ni presión desde Palacio Nacional. La otra cara es lo que sufren los periodistas fuera de la capital.
-¿A qué se refiere?
Sigue habiendo una violencia brutal en su contra en complicidad con algunas autoridades estatales y federales en esta censura, control y violencia. El país sigue siendo violento y esto afecta el ejercicio libre del periodismo. Hay un sufrimiento real y constante de los periodistas fuera de la CDMX, resultado de la violencia. Pero esto ya no es a partir de la censura desde arriba, sino más bien hay complicidades en los diferentes niveles de autoridades con el crimen organizado y esto genera violencia contra los periodistas y censura. Pero tenemos que dividir de manera radical esas dos esferas: la relación entre Palacio Nacional y los dueños de los medios, que ha cambiado 180 grados, que antes se caracterizaba por la censura constante. Yo mismo fui víctima de esa censura. Ahora hay una relación de absoluto respeto institucional.
-¿Cómo experimentó usted la censura?
Después de las elecciones de 2012 perdí un pequeño pero valioso espacio como comentarista semanal en MVS Radio, antes de la salida de Carmen Aristegui. La empresa me pidió bajarle a los comentarios críticos de lo que yo consideraba en ese momento el fraude electoral de 2012, y la compra de la elección. Me pidieron no comentar ese tema hasta que el Tribunal Electoral calicara la elección y que después podría regresar a hablar "lo que tú quieras pero ahorita bájale", intentaron darme un descansito pagado pero yo rechacé esa invitación al silencio y renuncié. Gané la enemistad de Eduardo Sánchez y desde ese momento y todo el sexenio anterior fui vetado en los medios comerciales y públicos. A partir de ese momento, cualquiera me hablara incluso para entrevistarme, recibía regaños de Eduardo Sánchez. No sólo perdí mi colaboración semanal, sino incluso entrevistas para radio, televisión y periódicos. Desde 2010 hasta 2018 estuve excluido de los medios. Hasta la fecha estoy vetado de Televisa y no es que tenga ganas de salir ahí, pero antes me llamaban. Hasta la fecha, algunas empresas mantienen el veto. La censura no solamente se ejerce del gobierno sino de muchos sitios de poder. Hay poder en el Palacio Nacional, en los mercados nancieros internacionales, en los oligarcas y las empresas mediáticas. Cuando el poder veta a alguien, eso es censura. Hasta la fecha sigo excluido y censurado por esos mismos poderes.
-Si le hablaran de Televisa, Tele Fórmula, ¿Sí participaría?
Yo creo que a estas alturas de la historia, no aceptaría. Tengo, afortunadamente, algunos espacios, hemos logrado romper esa censura después de 10 años fuera de las pantallas televisivas de este país. Fui expulsado de Proceso de un jalón, cuando habíamos ofrecido colaborar de manera gratuita. Antes era el gobierno el que censuraba, ahora son los poderes fácticos.
-Los entrevistados por EL UNIVERSAL señalan que una de las funciones del periodismo es criticar y cuestionar al poder, ¿Coincide?
Estoy de acuerdo y hay muchos poderes. El poder del presidente no es el más grande o fuerte. En México y en el mundo, los mercados nancieros internacionales, los oligarcas y los dueños de los mismos medios también tienen poder y hay que criticarlos también. Eso es esencial en una democracia libre, una prensa libre. Yo me la paso criticando a esos poderes fácticos, privados y por eso no les caigo bien.
-¿Considera que por eso lo han excluido?
Cuando hablé de los dos, del gobierno y de las empresas, sufrí la censura más fuerte.
-¿Ha habido excesos de la prensa en sus críticas al Presidente?
No, yo no usaría esa palabra. Lo que hay son mentiras: yo he sido víctima de mentiras, el presidente de la República, muchos funcionarios y políticos de la Cuarta Transformación también. No son excesos porque la libertad de expresión se debería de ejercer libremente, no hay ni debe de haber límites a la libertad de expresión pero eso no quita el hecho de que no se pueden decir mentiras. Eso sí existe y se debe llamar por su nombre.
-¿Cuál es su valoración del trabajo de la prensa?
Es esencial para cualquier sistema democrático, debe ejercerse de manera libre sin ataduras ni controles, criticando a todos los poderes que existen. La prensa mexicana es ejemplar en el mundo. Tenemos una cantidad de periodistas muy valientes que hacen un gran trabajo de investigación, la escuela mexicana de periodismo crítico y de investigación es una de las mejores del mundo.
-¿No era su crítica en el otro sentido, de que mentía?
Pero eso no era una armación general sobre la prensa, hay casos concretos de reportajes de periodistas que mienten. No se debe confundir con una posición general sobre la prensa.
-¿No hay que generalizar, entonces?
La regla general, la generalización, es que la libertad de prensa es absoluta.
-Mencionaba que se acabó la práctica de regañar a los dueños de los medios de comunicación.
La relación de presión es del poder. Hablo de los chantajes hacia los dueños, la presión que se ejercía casi cotidianamente sobre los dueños. Regaños personalizados a los dueños, eso es algo totalmente distinto a lo que podría ser un diálogo público sobre el contenido de los reportajes. Es muy importante distinguir entre la presión desde el poder hacia los dueños, los directores, en lo oscurito diciéndoles lo que deben o no publicar en base a amenazas y chantajes nancieros incluso legales. Lo otro es un diálogo abierto, público con respecto al contenido de los reportajes.
-¿Llamar a los periodistas y los periódicos adversarios, fís, pasquines, usted considera que eso es un diálogo?
Sí, por supuesto, la mañanera es un diálogo.
-Yo me refiero especícamente a ese tipo de comentarios que hace el presidente en contra de los medios de comunicación: cuando menciona que son fís, adversarios, pasquines inmundos, ¿se puede dialogar con eso?
Por supuesto.
-¿Cómo?
Es una relación horizontal que establece el presidente con los medios, es un diálogo circular que ocurre todos los días, todas las mañanas. Él emite sus opiniones y los periódicos y los medios también. Esa no es una relación de poder. No es el presidente chantajeando, controlando el contenido de los medios de comunicación a partir del dinero y la utilización de su poder. Es un diálogo horizontal entre medios y el gobierno. Que no les gusten a algunos los adjetivos que use, también tienen su derecho de que no les guste pero eso no cambia la relación horizontal del presidente con los medios.
-¿Se puede tener una relación horizontal con un jefe de Estado?
Los medios son empresas muy poderosas.
-¿Pero al nivel del presidente?
Yo creo que sí.
-¿Tan poderoso un medio como un presidente para tener un diálogo horizontal?
Sí, los medios son muy poderosos, por eso es una democracia este país porque los medios ocupan un poder increíble y cada vez más. El derecho a la información es uno de los centrales nuevas olas de los derechos humanos. Hoy en este mundo tan comunicado quien es dueño de un medio de comunicación ostenta un enorme poder. Yo diría que sí, por supuesto, al nivel del presidente de la República. Necesitamos tener un diálogo horizontal, algunos medios podrían incluso tener más poder que el gobierno si están vinculados con grandes redes o consorcios privados nacionales e internacionales. Todo depende de cómo medimos y vemos el poder. Las opiniones que expresa López Obrador son en uso de su derecho a la libertad de expresión y quienes quieren callar al presidente, determinar cuáles adjetivos puede o no puede usar esos son los que lo quieren censurar a él.
-¿Qué opinión le merece el desplegado por la libertad de expresión en el que 650 intelectuales piden al presidente 'esto tiene que parar' y que se detengan estas expresiones en la mañanera en contra de la prensa?
Ya respondí por escrito en un artículo que publiqué en La Jornada, que se llama "Esto tiene que continuar", estaría bien que pusieran un link o algo así para que la gente pueda documentarse bien. Están muy equivocados. Menciónenme un sólo incidente, casos muy concretos, en que el presidente de la República o el gobierno federal haya censurado a algún periodista en este gobierno. No existe, no hay un sólo caso. Que se haya reducido el nanciamiento público para los anuncios eso no es censura. Sé que duele, no es lo que quisieran algunos que quieren más y más dinero pero eso no es censura. Los cambios que han ocurrido en medios de comunicación no son porque el presidente los haya ordenado. Incluso algunos medios están aprovechando este momento democrático para purgar a sus colaboradores de izquierda. Es una mentira que exista la censura. Lo que necesitamos hacer es que este contenido, este espacio para la absoluta libertad de expresión y la participación de los medios. Podemos debatir si nos gustan o no los adjetivos que usa el presidente pero no lo podemos obligar a usar las palabras que queremos y él tiene derecho a la libertad de expresión y defenderse frente a calumnias y mentiras cuando las haya y hay muchas. Ni modo que se quede ahí callado nada más. Si hubiera una verdadera pluralidad mediática, tendremos el derecho al acceso a la información. El gran problema es que los medios de comunicación están concentrados en muy pocas manos, muy pocos dueños. Necesitamos una democratización de los medios de comunicación. Si tuviéramos una verdadera pluralidad mediática, pues quizás no sería tan necesario que el presidente estuviera respondiendo porque dentro de los mismos periodistas habría más discusión y debate pero ahorita está cargado para un lado y eso es muy claro.
-La sanción a la revista Nexos, así como la petición de no establecer con ella contratos de publicidad se ha considerado como un ataque a la libertad de expresión y un acto de censura, ¿usted qué opina?
Es una mentira también. Las empresas todas tienen la responsabilidad de cumplir con la Ley. El hecho de que en el pasado, por ser amigos del presidente, del poder público les exculpaban de todas sus irregularidades no quiere decir que tengan derecho toda la vida, sino que hay un gobierno que hace valer la Ley. No es censura sino todo lo contrario: es la aplicación del Estado de Derecho. Se acabaron los privilegios y el caso de la sanción a Nexos es el caso más claro. Lo que ellos llaman censura no lo es, es pérdida de privilegios en el sentido de que ellos antes podían negociar la Ley y ahora no. Se aplica la Ley a secas. No hay vuelta de hoja, además, los señores son los más claros defensores del libre mercado entonces ¿por qué necesitan del nanciamiento público para seguir existiendo? Es una cosa muy bizarra, ¿si es una empresa privada por qué necesitan del gobierno? ¿Por qué llaman censura al hecho de que ya no pueden tener contratos con el gobierno? Nadie se está metiendo en su línea editorial, nadie les está pidiendo que cambien absolutamente nada, sólo que cumplan con la ley.
-¿Para los amigos justicia y gracia, para los enemigos justicia a secas?
No lo creo, de ninguna manera. Ese es el viejo sistema. Estos señores estaban acostumbrados a tener exibilidades legales y que se les perdonaran todas sus irregularidades. El régimen anterior estaba caracterizado por la corrupción y la complicidad de las autoridades. Enséñenme un caso de una empresa, amiga mediática del gobierno que haya violado los mismos reglamentos y que no la hayan sancionado, me podrás demostrar que seguimos siendo iguales pero no es cierto. No hay esos casos. Antes había permisividad para violar la ley, ser corruptos y ahora a nadie. Se aplica la ley a secas a todos.
-¿Hay una lucha de ideologías que genere un choque entre los llamados intelectuales orgánicos y el presidente?
Lo que pasa es que hay un grupo de personas que están muy enojadas y están buscando atacar con todo al presidente. Este caso de Martín Moreno, ¿se atreve a decir que no hay libertad de expresión cuando llama a quemar vivos a militantes de izquierda y no le pasa nada? Si este fuera un sistema represor y controlador de la libertad de expresión el señor estaría en la cárcel, sancionado. Pero no. Que se exprese, que la gente misma se dé cuenta y sienta la sanción pública pero el gobierno no interviene. Lo que llama la atención es que los intelectuales adversarios y opositores ¿dónde estuvieron ellos en esta condena? ¿Krauze, Castañeda, Denisse Dresser y Carlos Loret se metieron a sancionar a Martín Moreno? ¿Sigue de colaborador? ¿Sigue escribiendo en los periódicos? Pues sí, ahí está: hay libertad de expresión del gobierno y una permisividad absoluta, una complicidad silenciosa con ese mensaje de parte de esos intelectuales opositores. Es muy triste. El problema no es con el gobierno sino con los actores privados que le apuestan a la violencia, a la censura, quieren callar al presidente. No saben lo que es estar fuera del cobijo del gobierno y están desesperados. Deberían abrazar la oportunidad de estar en el libre mercado que tanto adoran y trabajar y generar obras en lugar de estar nada más con los ataques.