Campaña de Bernie Sanders es similar a la de Trump en 2016
COMPARTIR
Bernie Sanders con el triunfo en Nueva Hampshire y Nevada es el puntero en las primarias demócratas.
Un candidato combativo se está abriendo camino en unas divididas primarias, en medio de un sinfín de candidatos más moderados, al tiempo que pone en vilo al aparato tradicional del partido.
Fue así como Donald Trump comenzó su improbable camino hasta obtener la candidatura republicana a la presidencia en 2016. Y cuatro años más tarde, es como el senador Bernie Sanders se ha posicionado como el favorito en las primarias demócratas.
El senador de Vermont ganó el sábado su segunda votación seguida con una contundente victoria en Nevada, el primer estado con una diversidad racial considerable que vota, tras ganar la semana anterior en las primarias de Nueva Hampshire. En la primera votación de la campaña, Iowa, prácticamente empató por el primer puesto.
El auge de Sanders da energía a su legión de seguidores progresistas, incluidos jóvenes atraídos por sus propuestas de instaurar un sistema de salud gestionado por el estado y eliminar la deuda universitaria. Pero ha encontrado una oposición entre campañas rivales y otros demócratas moderados que recuerda a las preocupaciones de los republicanos que intentaron sin éxito detener el ascenso de Trump en 2016.
Ellos advierten que Sanders, un autoproclamado socialista demócrata, no puede ganar unas elecciones generales. Afirman que perjudicaría gravemente a los candidatos al Congreso que enfrentan disputas difíciles en estados indecisos. Y alegan que su candidatura es casi inevitable a menos que otros candidatos renuncien a sus aspiraciones y dejen de dividir los votos contra Sanders.
“Los moderados tienen que consolidarse o ver ganar a Bernie”, dijo Maria Cardona, estratega demócrata. “Es hora de tomar decisiones o vivir con las consecuencias”.
Pero ninguno de los rivales de Sanders parecía dispuesto a tomar esas duras decisiones. Y en realidad no había miembros veteranos del partido que pudieran intervenir para ayudar a reducir el número de aspirantes. El único demócrata del país con esa influencia es el expresidente Barack Obama, que ha prometido mantenerse estrictamente neutral en las primarias.
De modo que se espera que las primarias sigan abarrotadas, a pesar de que muchas campañas ven que se está acabando el tiempo para ganar a Sanders. Si consigue una ventaja significativa de delegados en las votaciones del Super Martes el 3 de marzo, cuando se deciden estados grandes como California o Texas, podría ser imposible que otros precandidatos se interpusieran en su camino a la nominación.
Asesores de varias campañas admitieron el sábado en privado que esperaban que hasta cinco aspirantes más mantuvieran sus campañas hasta el Super Martes: el ex vicepresidente Joe Biden, las senadoras Elizabeth Warren y Elizabeth Warren, Pete Buttigieg y Mike Bloomberg.
Bloomberg, el multimillonario exalcalde de Nueva York, no se presenta en todos los estados, pero innundó los medios de comunicación con una cantidad de anuncios inaudita en primarias, y no solo en los estados que votan el Super Martes. Pero su sonora entrada en carrera se vio deslucida por una pobre intervención en el debate de la semana pasada.
Bloomberg es uno de los candidatos más agresivo en sus advertencias sobre el riesgo de nominar a Sanders. Su campaña dijo el sábado que los resultados de Nevada subrayan que un “frente dividido” ha puesto al senador de Vermont camino de la candidatura, a pesar del hecho de que la candidatura de Bloomberg solo ha aumentado esa fragmentación.
No es el único candidato que se ve como la solución al dilema de Sanders, y al resto de competidores como el problema.
“Estamos en marcha y vamos a remontar y vamos a ganar”, dijo Biden, que parecía camino de terminar en un lejano segundo puesto en Nevada tras unos malos resultados en los primeros estados en disputa.
Biden confía en conseguir su primera victoria la semana que viene en Carolina del Sur, el primer estado en liza con un porcentaje significativo de votantes negros, que son la base del Partido Demócrata. Necesitará que la victoria sea rotunda, tanto para calmar la ansiedad de los votantes sobre su mal inicio como para atraer a donantes adinerados reacios a respaldar su candidatura.
También Klobuchar prometió seguir adelante cuando se conocieron los primeros resultados en Nevada, donde parecía encaminada a conseguir menos de un 10% de apoyos. Lo mismo hizo Warren, que no quedó por encima de un tercer puesto en las tres primeras votaciones.
“Nos quedan muchos estados y ahora mismo siento el impulso. De modo que sigamos en esta pelea”, dijo Warren durante una marcha en el estado de Washington, que vota el 10 de marzo.
El argumento de Warren para seguir aludía a su buen desempeño en el debate la semana pasada, que reactivó su campaña y, algo crucial, su recaudación de fondos. Pero sus asesores de campaña no han identificado de forma pública en qué estados creen que pueden ganar en la próxima ronda de votaciones
Después está Buttigieg, de 38 años y exalcalde de South Bend, Indiana. Fue el más cercano a Sanders en las primeras votaciones, prácticamente empató con él en Iowa y terminó a menos de dos puntos porcentuales por detrás en Nueva Hampshire.
Buttigieg afirmó el sábado que esos resultados demuestran que es el mejor para plantar cara a Sanders. También redobló sus críticas al senador, instando a los votantes a “considerar con seriedad las consecuencias” de convertirle en el candidato del partido.
Pero el resultado en Nevada, donde Buttigieg estaba tercero antes de concluir el conteo, planteaba dudas sobre sus posibilidades en los estados con más diversidad que votan en la próxima ronda de primarias. En concreto está teniendo problemas para ganarse a los votantes negros, según sondeos públicos.
Sanders, por su parte disfruta de su condición de favorito y del nerviosismo que provoca entre sus rivales más moderados.
Como Trump, no tiene miedo a desafiar las convenciones de su propio partido sobre lo que hace falta para ganar las primarias y las elecciones generales.
“Acabamos de formar una coalición multigeneracional, multirracial, que no solo va a ganar en Nevada, va a arrasar en el país”, dijo el sábado al anunciar su victoria.