Cataluña, primer reto para el próximo presidente español
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El jefe del Gobierno español ha centrado su discurso en la economía y ha dejado de lado un tema polémico.
Quien gobierne en España tras las elecciones del día 20 puede que tenga que enfrentarse a una proclamación secesionista en Cataluña, donde el Parlamento regional aprobó una resolución que abre el proceso de desconexión del resto del país.
Los problemas para formar Gobierno allí tras los comicios del 27 de septiembre han beneficiado a Mariano Rajoy, que no ha tenido que tomar ninguna decisión sobre el asunto en campaña electoral, más allá de asegurar que no permitirá que nadie rompa España.
"La unidad de España, la soberanía nacional y la igualdad de todos los españoles es innegociable", dijo en el cara a cara de esta semana con el líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez.
El jefe del Gobierno español ha centrado su discurso en la economía y ha dejado de lado un tema polémico. Cataluña había calentado la agenda política a principios de noviembre cuando el Parlamento regional aprobó la resolución secesionista. Rajoy la impugnó y fue suspendida en tiempo récord por el Tribunal Constitucional.
Desde entonces, las aguas se han calmado. Con un Gobierno aún en funciones casi tres meses después de las elecciones regionales, los secesionistas no han podido avanzar en el proceso independentista.
Tras ganar las elecciones de septiembre sin mayoría absoluta, el principal impulsor de la hoja de ruta separatista, Artur Mas, no ha conseguido el apoyo que necesita para ser investido por parte del grupo parlamentario que tiene la llave de su reelección, la CUP.
Anticapitalista y de izquierdas, ese partido coincide con Mas en su afán separatista pero no acepta que vuelva a ponerse al frente del Gobierno regional, por lo que en los próximos días podría presentar un candidato alternativo para encabezarlo.
Si el jefe del Ejecutivo catalán en funciones no consigue ser investido antes del 10 de enero y no hay otro presidente sobre la mesa, se convocarán automáticamente comicios en la región, los terceros en tres años.
"Si la CUP me rompe las piernas o si el precio no es asumible, iremos a las elecciones", advirtió Mas hace unos días en una entrevista en televisión.
A partir de los comicios del 20 de diciembre, en Cataluña y en España podrían cambiar los principales interlocutores de un desafío que ha marcado la legislatura de Rajoy, cerrado en banda a negociar con Mas.
El resultado de los comicios españoles, difícil de predecir por lo ajustado de los sondeos y por el alto número de indecisos, puede influir en el devenir del proceso soberanista.
Si los gana el conservador Partido Popular (PP) y Rajoy consigue apoyos para ser reelegido, la respuesta a Cataluña será similar previsiblemente a la que hubo hasta ahora, aunque cabe tener en cuenta que el Parlamento español será muy distinto, sin mayorías absolutas y con la entrada de nuevas fuerzas: Ciudadanos y Podemos.
Cabe la posibilidad de que Rajoy y Mas se encuentren de nuevo frente a frente tras una legislatura marcada por la tensión soberanista. Pero la situación podría cambiar de forma definitiva si alguno -o ninguno- de los dos sigue en su cargo.
El Partido Socialista (PSOE) de Pedro Sánchez plantea una reforma constitucional de corte federal para facilitar el encaje de Cataluña en España y evitar la convocatoria de un referéndum y la ruptura con la legalidad vigente.
"Nosotros no estamos con el inmovilismo ni con el rupturismo. La vía es una reforma Constitucional que mejore el estado autonómico de nuestro país", dijo esta semana el líder de los socialistas.
Desde Ciudadanos, Albert Rivera se presenta como el mejor antídoto para el independentismo. Nacido en Cataluña y diputado durante casi una década en el Parlamento de la región, el político critica la "inacción" del Gobierno de Rajoy ante el desafío de Mas y le culpa de haber propiciado la situación actual.
"Esto es muy serio. Hablamos de saltarse la ley", advirtió en esta campaña.
Desde Podemos, el politólogo Pablo Iglesias se comprometió a celebrar un referéndum de autodeterminación en el plazo de un año. Es la única de las cuatro grandes fuerzas que aboga por medir el pulso independentista de forma oficial.
"En un momento como este hace falta tener la altura suficiente para reconocer algo que expresa la mayoría social en Cataluña", dijo el político izquierdista en una entrevista al diario "El País".
En cualquier caso, los sondeos preelectorales auguran un Parlamento español más fragmentado que nunca, en el que serán necesarios pactos para gobernar.
Pase lo que pase en las próximas semanas, Cataluña estará en la primera página de la agenda del próximo jefe del Gobierno español.