Cinco años después de la revolución, la mujer tunecina se siente frustrada
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La desigualdad social y laboral y la violencia machista son aún los problemas más graves.
Considerado durante décadas el país árabe más avanzado en derechos femeninos, el lustro que ha seguido a la revolución de 2011 ha supuesto una decepción para la mujer tunecina que esperaba avances más rápidos y profundos.
La desigualdad social y laboral y la violencia machista son aún los problemas más graves de una larga lista de dificultades que se agudizan según se desciende en la escala económica y se vinculan tanto a un sistema educativo que obvia el género como al crecimiento de un islam retrógrado de tinte wahabí.
Es precisamente en la cuestión de género, no obstante, donde el nuevo régimen democrático ha puesto el acento con un programa de reformas que la sociedad civil considera, en su mayoría, lento y alejado de la realidad.
"Estamos en la fase final de la redacción de la nueva Ley Integral de Lucha contra la Violencia sobre las Mujeres, que pasará al Parlamento esta primavera, al tiempo que se última la creación del Alto Consejo de Igualdad", explica a Efe la ministra de Mujer, Familia e Infancia, Samira Merai.
La creación de este consejo, del que la ministra presume y que ella misma ha promovido, será elevada mañana al Consejo de Ministros para que este le conceda la luz verde, colmando así una de las muchas aspiraciones del feminismo tunecino.
"Se trata de reunir a representantes de alto nivel de todos los ministerios y fundaciones públicas junto a expertos y especialistas para acelerar y equiparar los derechos de las mujeres frente a los hombres en la vida pública", afirmó.
Merei, miembro del partido "Afek Tunis", el más pequeño de los tres que componen la actual coalición de Gobierno, también se mostró orgullosa del informe "La violencia basada en el género en el espacio público de Túnez", presentado recientemente y primero de este tipo en el país.
Realizado con cooperación con el Centro de Investigaciones, Estudios, Documentación e Información sobre la Mujer (CREDIF), y el programa para la igualdad de sexos de la ONU, revela una inquietante alza de la violencia psicológica, la física y la sexual desde el año de la revolución hasta el presente.
En el mismo, el 53.5 % de las tunecinas encuestadas afirman haber sufrido una de esa formas de violencia en un espacio público en los últimos cuatro años, con un 78 % de mujeres que han sufrido violencia psicológica, un 41.2 % violencia física y un 75.4 % de violencias sexuales.
Es decir, una de cada dos mujeres en Túnez ha sufrido algún tipo de violencia fuera de su casa, analizan las asociaciones de mujeres, que entienden estos datos como una muestra más de que pese a los avances en algunos sectores, en general "se ha constado un retroceso en los derechos de la mujer desde la revolución".
El estudio revela, además, las "diferencias significativas" que existen entre los tres tipos de violencia si el análisis se hace por regiones.
Así, en las ciudades turísticas como Susa y Monastir son en las que las mujeres sufren más violencia, mientras que en la capital de la región agrícola de El Kef, fronteriza con Argelia, es donde menos violencia psicológica y física se practica, pero en la que hay un mayor índice de agresiones sexuales.
"Las tunecinas raramente reaccionan a la violencia con métodos de autodefensa contra el autor. Esta actitud pasiva se explica probablemente por el miedo a represalias y se manifiesta con más fuerza cuando la agresión es de orden sexual", afirma el estudio.
"Nuestra lectura sobre esta cuestión se percibe como un fenómeno tabú del que las mujeres ni hablan ni denuncian a los instigadores por el miedo de exponerse a la mirada de la sociedad", reflexionan sus autoras.
Ahlem Buserwel, activista femenina, relaciona estos "peligrosos silencios" con la educación, cuyos programas, asegura, deberían tener en cuenta la igualdad de derechos entre hombres y mujeres" e insiste en la necesidad de que la sociedad y en particular los medios de comunicación se impliquen.