Dalái Lama cumplirá 90 años, entre el exilio y la sucesión

Internacional
/ 6 julio 2025

La búsqueda de la reencarnación del Dalái Lama, quien este domingo cumple 90 años, ha vuelto a la actualidad después de que el líder espiritual tibetano anunciara los pasos a seguir para su sucesión

INDIA- Su risa es un estallido contagioso, casi infantil. Lo envuelve la misma túnica granate y azafrán que lo ha identificado durante décadas y sus ojos, enmarcados por unas sencillas gafas, observan con una aparente calma que desarma.

A simple vista, Tenzin Gyatso es un anciano amable. Pero detrás de esa humanidad, late una contradicción milenaria: para los budistas tibetanos es un dios atrapado en el tiempo, un Bodhisattva en un cuerpo que mañana cumplirá 90 años.

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EL NIÑO HALLADO POR EL DESTINO

La historia de cómo un niño se convierte en un dios viviente comienza como una leyenda. En 1937, en la remota aldea de Taktser, monjes de alto rango buscaban la reencarnación del decimotercer Dalái Lama. Guiados por visiones y presagios, encontraron a Lhamo Dhondup, un niño de dos años nacido en una modesta familia de agricultores.

El pequeño, sin dudarlo, identificó objetos personales del líder fallecido, un acto que selló su destino. Dejó de ser Lhamo para convertirse en Tenzin Gyatso, Su Santidad el 14º Dalái Lama, y fue trasladado al majestuoso Palacio de Potala en Lhasa para iniciar una vida de estudio y reclusión.

UN REINO PERDIDO ENTRE GIGANTES

Su infancia se fracturó abruptamente. Mientras se sumergía en la profunda filosofía budista, la lógica y el sánscrito, el mundo exterior se derrumbaba sobre el Tíbet. A los 15 años, la invasión china de 1950 lo forzó a asumir el poder político absoluto. El niño-dios se convirtió en jefe de Estado de la noche a la mañana, intentando proteger a su pueblo de una potencia abrumadora.

Durante nueve años, la divinidad se encontró con la geopolítica, un enfrentamiento desigual que culminó en 1959. Tras una brutal represión contra un levantamiento nacional, Tenzin Gyatso, con solo 23 años, huyó a pie a través de los Himalayas hacia un exilio del que nunca regresaría.

ICONO GLOBAL, FRAGILIDAD HUMANA

Desde Dharamshala, la “pequeña Lhasa” en la India, el Dalái Lama se transformó. El líder de una nación aislada se convirtió en un ícono global. Su mensaje de compasión, paz y su “Vía Intermedia”, una propuesta de autonomía, no de independencia, le ganó el Premio Nobel de la Paz en 1989.

$!Una mujer tibetana con un vestido tradicional asiste a una ceremonia de oración por la larga vida del líder espiritual del budismo tibetano, el Dalai Lama.

Sin embargo, esa misma exposición global ha hecho que su figura no esté exenta de polémicas que han puesto a prueba su estatus de icono. En 2023, un video se hizo viral mostrándolo besar a un niño en los labios y pedirle que «chupara su lengua». El incidente provocó una fuerte condena internacional y un profundo debate.

Desde su oficina se emitió una disculpa pública en la que se lamentaba el daño causado, argumentando que el gesto había sido una forma de expresión juguetona y culturalmente tibetana. El episodio subrayó de forma cruda la brecha entre un anciano de una tradición milenaria y las sensibilidades del siglo XXI, añadiendo una inesperada y terrenal complejidad a su divina imagen.

Pero mientras su influencia espiritual crece, su cuerpo sigue el curso inevitable de la naturaleza.

LA BATALLA FINAL: LA SUCESIÓN

Hoy, el dios envejece. Sus pasos son más lentos y ha cedido todo el poder político a un liderazgo democrático elegido por la diáspora.

La pregunta, humana y a la vez trascendental, flota en el aire del Himalaya: ¿Qué ocurre cuando un dios mortal se prepara para morir? La cuestión de su sucesión es un nudo de tensión espiritual y política, con Pekín reclamando el derecho de nombrar a su sucesor.

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Pero para Tenzin Gyatso, la preocupación parece ser otra. En sus discursos, a menudo se refiere a sí mismo como un “simple monje budista”. Quizás su mayor enseñanza no provenga de los textos sagrados que domina, sino de su propia existencia, la de un ser venerado como la manifestación de la compasión infinita, que ha vivido la pérdida, el exilio y ahora, la vejez.

Una existencia sencilla que, sin embargo, se ha convertido en el último campo de batalla entre la fe de un pueblo y la voluntad de una superpotencia.

EL PRISIONERO POLÍTICO MÁS JOVEN DEL MUNDO: ¿QUIÉN ES EL PANCHEN LAMA?

Mientras el mundo debate sobre la futura reencarnación del Dalái Lama, la historia de la segunda figura más importante del budismo tibetano, el panchen lama, sirve como un oscuro precedente de la estrategia de China: su nombre es Gedhun Choekyi Nyima, y es conocido como el prisionero político más joven y de más largo encierro del mundo.

El 14 de mayo de 1995, el Dalái Lama le reconoció formalmente como la undécima reencarnación del panchen lama. Tenía solo seis años. Tres días después, el 17 de mayo, él y toda su familia fueron secuestrados por las autoridades chinas. No se le ha vuelto a ver en público desde entonces.

$!La importancia del panchen lama no es solo espiritual, al controlar al panchen lama, Pekín busca controlar al futuro Dalái Lama.

Tradicionalmente, el Dalái Lama y el panchen lama desempeñan un papel crucial en el reconocimiento de sus respectivas reencarnaciones, un sistema de validación mutua que ha garantizado el equilibrio del liderazgo espiritual tibetano durante siglos.

La importancia del panchen lama no es solo espiritual, al controlar al panchen lama, Pekín busca controlar al futuro Dalái Lama.

Tras la desaparición de Gedhun Choekyi Nyima, Pekín organizó su propia ceremonia y nombró a otro niño, Gyaincain Norbu, como su panchen lama oficial.

Desde entonces, coexisten dos panchen lamas. Uno, el elegido por el Dalái Lama, vive en un paradero desconocido, y el otro, el designado por Pekín, es educado bajo la tutela del Partido Comunista, que aparece en actos políticos oficiales y es ampliamente rechazado por la mayoría de los tibetanos en el exilio y dentro del Tíbet, que lo ven como una imposición.

En las calles de McLeod Ganj, el barrio en las colinas del Himalaya indio que se ha convertido en la capital del exilio tibetano, Gedhun Choekyi Nyima no envejece.

Es siempre el mismo retrato de un niño de seis años —la única imagen pública que existe de él— repetido en los altares de los monasterios, en las tiendas y en los hogares de esta “pequeña Lhasa”.

Esa imagen, congelada en 1995, funciona como una analogía de la propia comunidad que lo rodea. Exiliados desde hace más de 60 años, se aferran a la memoria de un Tíbet libre que ya solo existe en el recuerdo.

Los ancianos que caminaron por ese Tíbet están muriendo y, con ellos, desaparece la experiencia vivida. Así, en el corazón del exilio, el retrato del niño que no envejece se convierte en el símbolo de una nación que lucha por mantener vivo un recuerdo mientras sus testigos desaparecen.

EXILIO TIBETANO BUSCA APOYOS ENTE EL RIESGO DE UN FUTURO CON DOS DALÁI LAMAS, UNO PROCHINO

La búsqueda de la reencarnación del Dalái Lama, quien este domingo cumple 90 años, ha vuelto a la actualidad después de que el líder espiritual tibetano anunciara los pasos a seguir para su sucesión y China no los aceptara; ante el temor a un futuro con dos monjes con ese cargo, uno controlado por Pekín, exiliados y ONG han buscado apoyo en la sede de la ONU en Ginebra.

Activistas y tibetanos en el exilio celebraron en los márgenes del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas un acto para recabar estos apoyos internacionales y rechazar toda injerencia del Gobierno chino en el proceso de búsqueda de la 15ª reencarnación del Dalái Lama.

En el acto participó a través de un mensaje de vídeo la relatora de la ONU para la libertad religiosa, Nazila Ghanea, quien recordó «el derecho de los creyentes a designar su propio clero y sus líderes religiosos, de acuerdo con sus propias tradiciones».

FIN A DÉCADAS DE ESPECULACIONES

El miércoles, 2 de julio, el Dalái Lama anunció que su sucesor y reencarnación sería buscado tras su muerte y de forma exclusiva por una fundación creada por él, el Gaden Phodrang Trust.

Ninguna otra persona o entidad, incluyendo el Gobierno chino, tiene derecho a interferir en esta decisión”, comentó en el acto en Ginebra la presidenta de la Campaña Internacional por el Tíbet, Tencho Gyatso.

Con ese esperado anuncio se ponía fin a décadas de especulación en las que él mismo Dalái Lamahabía llegado a teorizar que él podría ser el último en una línea de 600 años de reencarnaciones, que podría ser incluso una mujer, o también una “emanación” en lugar de una “reencarnación”, es decir, alguien elegido antes de su muerte.

Ese mismo 2 de julio, el Gobierno chino ponía sus propias condiciones para la búsqueda de la reencarnación -en 2007 hasta promulgó una ley para regular ésta y otras elecciones de “budas vivientes”- y advertía que la sucesión debía ser aprobada por el régimen comunista.

Es totalmente inapropiado que los comunistas chinos, que rechazan explícitamente la religión o la idea de encarnaciones pasadas y futuras, intervengan en la búsqueda de futuros lamas”, aseguró al respecto Gyatso desde Ginebra.

El esperado desacuerdo, de no resolverse en el futuro, puede desembocar en dos Dalái Lama, uno designado por Pekín y otro elegido por la fundación del actual, seguramente fuera de China para evitar que sufra represalias por parte de las autoridades comunistas.

EL PANCHEN LAMA, PREOCUPANTE ANTECEDENTE

El temor a que esto suceda está basado en que esta situación ya se da con la figura del panchen lama, la segunda figura religiosa más importante del budismo tibetano.

El que fue reconocido en 1995 por el Dalái Lama desde su exilio en Dharamsala (India) desapareció con seis años, poco después de su designación, y su paradero sigue siendo desconocido tres décadas después.

En su lugar, otro niño que entonces contaba cinco años fue reconocido como el panchen lama por las autoridades chinas y es actualmente considerado un títere del régimen, por sus frecuentes declaraciones a favor de la subordinación del budismo tibetano al Partido Comunista.

Sólo a la fuerza logra el Gobierno chino que los tibetanos se inclinen ante este falso panchen lama”, contó en Ginebra el experto en el Tíbet y antiguo profesor en la Universidad de Nacionalidades de Chengdú (oeste de China) Gyal Lo.

Yo mismo he visto como lo llevaban a lugares tibetanos y tenían que pagar a la gente para rendirle homenaje. Antes bastaban 50 yuanes (seis euros o siete dólares), ahora tienen que pagar diez veces más”. relató.

El actual Dalái Lama, nacido como Lhamo Dhondup en 1935, fue identificado como la decimocuarta reencarnación del líder espiritual a los dos años, después de que un grupo de búsqueda concluyera una investigación de cuatro años después de que el niño identificara como suyos varios objetos de su antecesor.

La incertidumbre se mantiene tras los anuncios de esta semana: aunque en el exilio existe la creencia de que el actual dalái lama vivirá 40 años más, el temor a perder a una figura de gran prestigio global, gracias al Nobel de la Paz de 1989 y a su presencia en todo el mundo, pesa como una losa para una comunidad que defiende su derecho a liberarse de la ocupación militar china de 1959.

Por Indira Guerrero y Antonio Broto, Agencia EFE.

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