Dan 40 años de cárcel Karadzic por genocidio en Srebrenica
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Karadzic fue detenido en 2008 tras permanecer 13 años prófugo. Los ocho años que ya ha pasado en prisión serán descontados de la pena.
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) condenó hoy a 40 años de prisión al ex líder serbobosnio Radovan Karadzic, al que consideró culpable de genocidio en Srebrenica.
Los magistrados declararon culpable al ex psiquiatra de 70 años, que fue el primer presidente de los serbobosnios y jefe de su Ejército, por el genocidio cometido en esa localidad del este de Bosnia, entonces bajo protección de la ONU.
Las unidades serbias asesinaron allí a 8,000 hombres y jóvenes musulmanes en julio de 1995.
Karadzic fue también condenado por graves crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad como asesinato, exterminio, deportación, terror, expulsión y secuestro de croatas y musulmanes bosnios.
Sin embargo fue absuelto de la acusación de genocidio en siete municipios bosnios. El tribunal no consideró que los crímenes cometidos allí por las unidades serbias puedan calificarse de genocidio.
Karadzic fue detenido en 2008 tras permanecer 13 años prófugo. Los ocho años que ya ha pasado en prisión serán descontados de la pena.
El Gobierno serbio reaccionó a la noticia convocando una reunón extraordinaria del gabinete, informó la emisora de televisión B92 hoy en Belgrado. Antes, el jefe de Gobierno, Aleksandar Vuvic, se reunirá con el patriarca de la Iglesia serbia-ortodoxa, Irineo.
El antiguo partido de Karadzic, SDS, criticó la condena y su líder Mladen Bosic espera que "se corrija esa injusticia" en un proceso de apelación, dijo desde Sarajevo.
"Karadzic pasará a la Historia como uno de los mayores criminales", espera sin embargo el presidente del partido socialdemócrata serbio, Nermin Niksic.
Desde Ginebra, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, saludó la decisión. "Esta sentencia es una fuerte muestra del compromiso implacable de la comunidad internacional de llevar ante la Justicia a los criminales", dijo el jordano.
Al Hussein cree que la sentencia tiene una gran fuerza simbólica para las víctimas de la antigua Yugoslavia pero también de todo el mundo, pues demuestra que los responsables no pueden escapar de la justicia, independientemente de lo poderosos o "intocables" que se consideren.
También la oposición siria que participa en las negociaciones de paz de Ginebra saludó la decisión que dijo, "da esperanza". "Hay una Justicia internacional ahí afuera que buscará realmente perseguir a los grandes criminales también en Siria", dijo Basma Kodmani al margen de las negociaciones de paz en a ciudad suiza.
Radovan Karadzic, el narcisista señor de la guerra
A pesar de todas las acusaciones que pesaban sobre él, el ex líder bosnio Radovan Karadzic continuaba siendo la fiel y brutal encarnación de la fallida idea de la "Gran Serbia": una "causa justa" en la que aún continúa creyendo.
Las acusaciones del Tribunal Internacional de la Haya por genocidio y crímenes de guerra no hcieron que Karadzic dejara de ser fiel a su ideal. Para él, la conspiración entre el Vaticano, Estados Unidos, Alemania y Austria, que le impidió lograr la creación de la Gran Serbia, sigue intacta.
El psiquiatra se atribuye haber jugado un "papel histórico" en la centenaria lucha de su pueblo contra los musulmanes, una civilización que el considera retrógada.
Las más de 100.000 personas muertas o desplazadas por la guerra civil en Bosnia-Herzegovina (1992-1995) no fueron más, en su opinión, que lamentables efectos colaterales en la cruzada para alcanzar la "meta sagrada": reunificar en un solo Estado a todos los serbios de la fragmentada Yugoslavia.
Karadzic está convencido de que el mismísimo dios eligió a los suyos como "pueblo celestial" y a él como su líder. Como "presidente" de los serbios de Bosnia y comandante supremo de su Ejército, Karadzic interpetó el papel de su vida entre 1990 y 1996.
El obispo serbio ortodoxo Amfilohije califica de devoto cristiano al hombre considerado por el Tribunal Penal Internacional como el mayor criminal de guerra desde la Segunda Guerra Mundial. Según el obispo, Karadzic es un "gigante" del pueblo serbio.
Los psicólogos nacionales dibujan una personalidad algo menos positiva del psiquiatra, al calificarlo como un completo narcisista adicto a "ser observado, al reconocimiento y al aplauso". Para Karadzic, un "hombre extremadamente extrovertido", que "no tener público supondría el suicidio psicológico", afirma el diagnóstico.
Este "amor propio" y "afán de protagonismo" le llevó a vivir tras el conflicto una vida pública en Belgrado sin ser detectado. Durante este periodo, se hizo pasar por un curandero y se dejó una larga barba blanca y llevaba el pelo recogido en un moño.
Ofreció charlas, "sanó milagrosamente" a enfermos con sus manos e incluso visitó un pub local, llamado "Casa de locos", frecuentado por los ultranacionalistas. Allí, sin ser reconocido, tomaba asiento directamente bajo un gran retrato suyo colgado en la pared.
Los 12 años que vivió sin ser descubierto no habrían sido posibles de no ser porque el servicio secreto serbio le facilitó una nueva identidad, con documentos de identidad auténticos, emitidos en la ciudad de Ruma. Nunca se esclareció este engano, como tampoco se aclaró por qué el 21 de julio de 2008 fue detenido y entregado al Tribunal Internacional de la Haya.
Karadzic formó junto con el general Ratko Mladic y el fallecido ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic el triunvirato del nacionalismo radical del mayor pueblo del Estado multiétnico de Yugoslavia. Al final, Karadzic, que ambicionaba el poder por encima de todo, terminó enfrentado con sus dos aliados.
El desprecio que el psiquiatra sentía hacia las democracias occidentales, a las que consideraba afeminadas, hizo que, durante años, jugara al gato y al ratón con los principales líderes mundiales.
Permitió los saqueos a los envíos de ayuda humanitaria, utilizó tropas de la ONU como escudos humanos y aceptaba acuerdos de paz que rompía al día siguiente de haberlos firmado. Durante sus habituales apariciones en público, se preciaba de sus contactos con os líderes de las principales potencias mundiales.
Nacido en Montenegro en unas condiciones muy humildes, Karadzic llegó de adolescente a Sarajevo, una ciudad multiétnica, donde estudió medicina y regentó junto con su mujer, Liljana, una clínica psiquiátrica. Con ella tuvo un hijo y una hija.
Más tarde trabajó temporalmente en el hospital de Kosovo, que después se convirtió en un centro de torturas y víctimas de guerra.
La meteórica carrera política de Karadzic comenzó en 1992 como presidente del recién fundado Partido Democrático Serbio (SDS). Por las presiones del exterior, desapareció de la vida pública en 1996.
Se estima que sus empresas generaron enormes beneficios durante la guerra a través del monopolio de importacíon de cigarrillos, alcohol, cemento y petróleo.