Dos milagros llevan a la santidad a la Madre Teresa de Calcuta

Internacional
/ 4 septiembre 2016

La india, Mónica Bersa, y el brasileño, Marcilio Andrino, fueron sanados por su intercesión; hoy, el papa Francisco oficiará su misa en El Vaticano

ROMA.- Una mujer que superó un tumor en el abdomen y un hombre que se curó de una infección rara en el cerebro, fueron los dos milagros que permitieron a la Madre Teresa de Calcuta ser santa.

El primer paso que exige El Vaticano, la beatificación, se permitió producto del milagro de la india Mónica Bersa, quien salvó su vida en 1998, un año después de la muerte de la Madre Teresa.

Bersa, de 34 años, padecía un tumor en el abdomen que sanó luego que uno de los médicos que la trataba le colocara en el pecho una medalla que era de Agnes Gonxha Bojaxhiu, nombre secular de la monja.

Mientras que la canonización se produce gracias al milagro del brasileño, Marcilio Andrino, quien fue diagnosticado en 2008, de una infección rara en el cerebro e hidrocefalia.

Durante un mes fue tratado con antibióticos, y a la par le rezaba junto a su esposa a la Madre Teresa de Calcuta.

Los médicos habían decidido operar, sin embargo, no fue necesario porque un día se levantó “sin dolores de cabeza y con paz interior”.

“Los abscesos se habían reducido en un 70 por ciento y la hidrocefalia había desaparecido. A los tres días, hicimos más análisis: no había ningún rastro de los abscesos. Comprendía que me había curado”, declaró Andrino, quien estará hoy en la Plaza de San Pedro para acompañar la canonización.

Finalmente, hoy el papa Francisco hizo oficial su canonización ante más de 100 mil fieles.

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LAS DIFERENCIAS
A propósito de la canonización de la madre Teresa de Calcuta, los rasgos generales, las diferencias entre beatificar y canonizar a alguien, es que una canonización es un proceso más avanzado que una beatificación, que proclama a alguien como beato, mientras que una canonización lo proclama como santo, entérese de cada paso:

1.- Primero beato, luego santo: Antes de que alguien sea canonizado, tiene que haber sido antes beatificado. Cuando alguien se canoniza, es porque ha sido proclamado santo y por ello se le incluye el canon, es decir entra en la lista oficial de los santos.

Una persona es declarada santa, cuando la Iglesia tiene la certeza de que el aspirante a santo tiene un privilegio divino y está en contacto directo con Dios.

Por el contrario, cuando se habla de beato, es cuando alguien ha sido reconocido para entrar en el cielo y que puede interceder por aquellos que rezan en su nombre.

La Iglesia reconoce que el que ha sido nombrado beato es porque ha llevado una vida virtuosa y santa.

2.- La cantidad de milagros: Para beatificar a alguien se necesita al menos un milagro, el cual debe ser atribuido a un candidato. A menos que este haya muerto por un martirio.

En el caso de la canonización se necesitan dos, el que se haya tomado en cuenta para su beatificación y otro que haya tenido lugar luego de ser beatificado. El último se cataloga como la confirmación de que Dios aprobó la proclamación de santo.

3.- La veneración: En el caso de la beatificación, el máximo representante de la Iglesia Católica permite que un aspirante a santo sea venerado públicamente en lugares que tengan que ver con su vida, o su entorno.

En cambio, la canonización implica una mayor formalidad, ya que el Papa es quien declara oficialmente santa a una persona y por ello permite el culto al santo en toda la iglesia. Es decir puede ser venerado en todo el planeta y no solo en sitios que tengan que ver con su vida.

4.- El reconocimiento: La solicitud de reconocimiento cambia dependiendo de si es una beatificación o una canonización. En el caso de la beatificación, es el obispo de la diócesis donde falleció el aspirante a beato.

Mientras que, en una canonización, es el prefecto de la Congregación para las causas de los Santos quien habla en nombre de la Iglesia entera y quien pide que se le declare santo.

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5.- La misa protocolar: Anteriormente existía una diferencia entre quien presidía la misa de beatificación y canonización. El Papa era quien presidía la misa de canonización, mientras que la beatificación no. Sin embargo, esta práctica ha cambiado con el pasar de los años.

El papa Pablo VI, presidió en 1971, la misa de beatificación de Maximiliano Kolbe, mártir en un campo de concentración nazi. Asimismo, durante el pontificado del papa Juan Pablo II, se celebraron cientos de misas de beatificación, incluida la de Juan XXIII en 2000.

Con la llegada de Benedicto XVI se pretendió regresar a la idea de sólo presidir misas de canonización. Pero, en septiembre de 2010, presidió la beatificación de John Henry Newman y, en mayo de 2011, de Juan Pablo II.

6.- La simplificación: Entre canonización y beatificación, ésta última deviene de la idea de instaurar un proceso más simplificado. Antes muchas diócesis tenían que esperar años hasta poder celebrar a alguien o rendir devoción a nivel local a una persona considerada santa por lo que se instauró el proceso de beatificación, más rápido, para que se pudiera rendir devoción a alguien a nivel local.

Con información de EFE/La Nación/El País/ABC.es

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