En materia de inmigración, Harris y los demócratas hacen equilibrio en una cuerda delgada y más rígida
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Cuando Kamala Harris aceptó la nominación presidencial trató de lograr un equilibrio en el tema de la inmigración prometiendo abordar la aplicación de la ley y la seguridad en la frontera sur
CHICAGO — Cuando la vicepresidenta Kamala Harris aceptó la nominación presidencial demócrata la semana pasada en la convención de su partido en Chicago, trató de lograr un delicado equilibrio en el tema de la inmigración prometiendo abordar la aplicación de la ley y la seguridad en la frontera sur de la nación como la fiscal que una vez fue, sin abandonar los valores del país.
“Sé que podemos estar a la altura de nuestra orgullosa herencia como nación de inmigrantes y reformar nuestro maltrecho sistema de inmigración”, señaló el jueves por la noche. “Podemos crear una vía merecida a la ciudadanía y asegurar nuestra frontera”.
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Fue el tipo de equilibrio en el tema que los demócratas habían buscado durante toda la semana: un equilibrio entre las peticiones de más agentes y jueces en la frontera sur del país y un sistema que trate a las personas con humanidad, entre las promesas de respetar la ley y los reproches al alarmismo sobre “el otro” que ha impregnado el debate nacional en materia de inmigración.
Sin embargo, el mensaje general sobre inmigración del Partido Demócrata en la última semana, y desde que Harris anunció su candidatura el mes pasado, es decididamente el más rígido en décadas. Este cambio refleja la vulnerabilidad política de la cuestión para Harris y los candidatos demócratas en noviembre, ya que para muchos votantes los problemas en la frontera sur son una de sus principales preocupaciones y una pequeña pero creciente minoría de republicanos e independientes quiere frenar las vías de entrada al país.
El estribillo más común desde el escenario en Chicago fue una denuncia del expresidente Donald Trump y los republicanos por haber hundido un acuerdo bipartidista de seguridad fronteriza este año que, como dijo el expresidente Barack Obama el martes, fue “escrito en parte por uno de los republicanos más conservadores en el Congreso”.
Casi no hubo ninguna condena de las políticas de inmigración de Trump ni promesas de revertirlas. Hubo vagos llamados a favor de ampliar las vías legales hacia la ciudadanía, pero ninguna mención de los aproximadamente 11 millones de inmigrantes que viven ilegalmente en el país y se beneficiarían de la medida, muchos de los cuales han trabajado y formado familias en Estados Unidos durante años. Los inmigrantes conocidos como Dreamers, que fueron traídos al país ilegalmente cuando eran niños y se han convertido en líderes de una campaña nacional para conseguir un estatus legal, estuvieron ausentes del podio.
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Cuando los demócratas no trataban de neutralizar la cuestión con comentarios más relacionados con la seguridad fronteriza, le restaban importancia. El partido relegó la inmigración al final de las prioridades de su plataforma. Pocos paneles, organizados por demócratas nacionales o grupos asociados, se centraron en el tema. Uno de los más esperados, anunciado como un debate sobre el futuro de la reforma integral de la inmigración, atrajo a menos de dos decenas de asistentes dispersos en un salón de baile apagado con varias filas de sillas vacías.
Andrea Flores, exfuncionaria del gobierno de Biden convertida en crítica de sus políticas de inmigración y moderadora de la sesión, dijo que le había resultado difícil distinguir entre Trump y los demócratas en materia de política fronteriza. Advirtió de que la falta de contraste le estaba permitiendo a Trump explotar el descontento de los votantes.
“Vemos crecer el apoyo a las deportaciones masivas, vemos crecer el apoyo a acabar con las políticas de asilo, vemos crecer el apoyo a sus políticas”, aseguró.
El mes pasado, los republicanos convirtieron la frontera y la inmigración en el centro de su convención nacional, con una fila de oradores que acusaron a los migrantes de quitar empleos y robar votos, además de pancartas rojiblancas y azules con el mensaje “¡Deportación masiva ya!”. Antes de que Harris tomara el atril el jueves, Trump se paró en la valla fronteriza en el condado de Cochise, Arizona, y argumentó falsamente que ella y sus compañeros demócratas habían “desatado una plaga de crímenes de migrantes”.
Harris aún no ha hecho pública su plataforma completa sobre inmigración, aunque se espera que lo haga en las próximas semanas. Hasta ahora, su planteamiento ha hecho eco del que expresó el presidente Joe Biden, que en los últimos meses, cuando el acuerdo bipartidista en el Congreso se vino abajo, adoptó una línea más dura en la frontera sur, mientras que prometió abrir vías a la ciudadanía para los inmigrantes que llevan mucho tiempo en Estados Unidos sin permiso legal. En junio, firmó una orden ejecutiva que le denegaba a la mayoría de los inmigrantes la posibilidad de obtener asilo y otra que ampliaba la protección legal de los inmigrantes casados con ciudadanos estadounidenses pero que se encuentran en el país ilegalmente.
El jueves en el escenario, como ha hecho en sus mítines de campaña, Harris se comprometió a firmar el proyecto de ley bipartidista. Esa ley habría ampliado las detenciones, prohibido que la mayoría de los inmigrantes obtuvieran asilo cuando se disparó el número de cruces, proporcionado financiamiento para miles de nuevos agentes y personal de la Patrulla Fronteriza e invertido en nueva tecnología para atrapar a los contrabandistas de drogas.
En una entrevista, el senador Chris Coons, demócrata de Delaware, dijo que el apoyo de su partido al proyecto de ley de seguridad fronteriza era “un cambio significativo en la seguridad fronteriza, en el asilo, en el tratamiento de los que cruzan nuestra frontera”.
“Es importante que el Partido Demócrata siga manteniendo una postura clara de que estamos dispuestos a hacer esto”, afirmó Coons.
Algunos demócratas y encuestadores creen que la postura más estricta ayudará a Harris en estados pendulares decisivos como Arizona y Míchigan, donde la inmigración ha estado en el centro de la atención de muchos votantes independientes.
“Ella es una fiscal de un estado fronterizo, y creo que los demócratas harán bien en recordárselo a los votantes”, aseguró Matt Bennett, vicepresidente ejecutivo de asuntos públicos de Third Way, un grupo centrista de defensa de los demócratas. c.2024 The New York Times Company.
Por Jazmine Ulloa y Zolan Kanno-Youngs, The New York Times.