Japón dice que puede hacer que el carbón sea más verde, los críticos opinan que el plan es ‘casi imposible’

Internacional
/ 25 julio 2023

Mientras las economías avanzadas del mundo se comprometieron a eliminar progresivamente el carbón en los próximos siete años; Japón insiste en que puede conseguir que el carbón sea menos perjudicial para el planeta

Japón- En ningún lugar resulta más evidente esta idea que en la mayor central eléctrica de carbón del país, situada en Hekinan, una pequeña ciudad en el centro de Japón, donde yacen 400,000 toneladas de montones negros como el azabache esparcido por una parcela del tamaño de 40 campos de fútbol.

A partir de la próxima primavera, Jera, la empresa propietaria, quiere demostrar que puede mezclar en sus calderas amoníaco, que no emite dióxido de carbono al quemarse, con carbón. El uso de esta nueva tecnología está suscitando un debate sobre si es mejor encontrar formas más limpias de utilizar el carbón o desecharlo cuanto antes en favor de las energías renovables.

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La compañía afirma que el método del amoníaco puede reducir las emisiones peligrosas en la lucha contra el calentamiento global. Como parte de un esfuerzo inicialmente concebido, y muy subvencionado, por el gobierno japonés, esta es una de las varias empresas energéticas que planean utilizar amoníaco en un proceso comercializado como “carbón limpio”.

$!La empresa japonesa Jera quiere demostrar que puede mezclar amoníaco con carbón en un proceso comercializado como “carbón limpio”.

Con el amoníaco, las empresas pueden “utilizar las centrales que tenemos en lugar de construir otras totalmente nuevas”, declaró Katsuya Tanigawa, director general de las instalaciones de Jera en Hekinan.

Japón obtiene casi un tercio de su suministro eléctrico del carbón, una de las fuentes de energía más contaminantes del mundo. Pero los críticos afirman que el uso de amoníaco no hace, sino, prolongar la dependencia japonesa de los combustibles fósiles, además de que podría aumentar las emisiones de carbono a la hora de producir el amoníaco. La quema de amoníaco también puede generar óxido de nitrógeno, que es tóxico para el ser humano y constituye otra emisión que habría que controlar.

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La ansiedad en Japón por la energía ha crecido exponencialmente desde que un terremoto y un tsunami desencadenaron una triple fusión en la central nuclear de Fukushima Daichi en 2011. Inmediatamente después de la catástrofe, Japón cerró todas sus centrales nucleares, extinguiendo así de la noche a la mañana el 30 por ciento del suministro eléctrico del país. Para compensar la pérdida, las compañías energéticas del país se apresuraron a construir centrales de carbón nuevas, a pesar de que el mundo se estaba alejando de los combustibles fósiles.

$!Katsuya Tanigawa, gerente general de la central térmica operada por Jera en Hekinan, Japón.

En últimas fechas, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, ha intensificado los esfuerzos para reiniciar la red nuclear del país, pero las comunidades donde se albergan las centrales se han resistido.

Japón, la tercera economía mundial, posee pocos recursos naturales propios y solo puede producir el 11 por ciento de sus necesidades energéticas sin importar combustible; es uno de los índices de autosuficiencia más bajos entre las naciones más ricas del mundo.

En una reunión de ministros de medioambiente del Grupo de los Siete celebrada en Sapporo esta primavera, Japón fue el único país que se negó a comprometerse a reducir a cero su consumo de carbón para 2030.

El gobierno y la industria energética del país señalan numerosos obstáculos para construir rápidamente fuentes de energía renovables, como el aislamiento geográfico de Japón, su terreno montañoso, sus aguas profundas y la temporada anual de tifones.

Así como China, cuyo presidente Xi Jinping dijo hace poco que seguiría su propio “ritmo e intensidad” en la reducción de las emisiones de carbono, las autoridades japonesas afirman que su país también tiene su propio calendario y métodos.

Queremos subir la misma montaña hasta la misma cumbre”, afirmó Atsushi Kodaka, director de la oficina de estrategia energética del Ministerio de Comercio. “Pero nuestra ruta de escalada no tiene por qué ser la misma que la de los demás”.

$!Montones de carbón almacenados en la central térmica de Jera en Hekinan, Japón.

El sector energético también es reacio a abandonar el carbón porque últimamente ha invertido mucho en la construcción de centrales nuevas. Desde 2011, las empresas eléctricas japonesas han construido 40 centrales de carbón, casi una cuarta parte de la red total de carbón en Japón, y el mes pasado se puso en marcha una nueva central de Jera.

Junto con la industria, el gobierno japonés ha prometido unos 152 billones de yenes (alrededor de 1.1 billones de dólares) a lo largo de 10 años para ayudar al país a alcanzar las cero emisiones netas de carbono. Según el Ministerio de Comercio, para 2030, la generación a base de carbón se reducirá al 19 por ciento del suministro eléctrico, y la tecnología del amoníaco representará un 1 por ciento, y es probable que aumente.

Jera sabe que tiene que convencer de sus planes a un público posiblemente escéptico, por lo que transmite anuncios en cines y reparte cupones de descuento que promocionan sus esfuerzos para desarrollar una “energía térmica de cero emisiones”.

Japón también espera exportar la tecnología a sus vecinos asiáticos, donde ha ayudado a construir nuevas centrales de carbón en los últimos años.

Intentamos disminuir la dependencia del propio carbón en esos países”, dijo Masashi Watanabe, planificador de recursos naturales y energía del Ministerio de Comercio. “La combustión conjunta de amoníaco podría ser una solución”.

En Hekinan, los soldadores fijaron hace poco la parte superior de un tanque de almacenamiento de 700 toneladas en la extensa planta de Jera. Múltiples tubos naranjas de gran tamaño se encuentran tirados por el suelo, a la espera de ser instalados en un ducto que transportará amoníaco a las calderas de la planta.

En una prueba reciente, la empresa combinó un 0.02 por ciento de amoníaco con trozos de carbón del tamaño de un puño en una caldera calentada a 1.500 grados Celsius, más de 2,700 grados Fahrenheit. Cumplir su próximo objetivo será un reto mayor.

Para marzo, la empresa quiere empezar a probar mezclas de hasta un 20 por ciento de amoníaco, lo que la convertiría en la primera del mundo en hacerlo.

Aunque la tecnología llegara a funcionar, conseguir un suministro constante, asequible y limpio de amoníaco podría sobrecargar considerablemente el abastecimiento mundial del compuesto, que es necesario para producir fertilizantes.

La Estrategia de Crecimiento Ecológico del gobierno reconoce que, si todas las centrales de carbón de Japón utilizaran un 20 por ciento de amoníaco, “se necesitarían unos 20 millones de toneladas de amoníaco al año”, lo que equivale a todo el volumen de amoníaco que se comercializa actualmente en el mercado mundial.

Estas limitaciones de suministro hacen que el plan del amoníaco sea “casi imposible” de ejecutar, según Hajime Takizawa, investigador sobre clima y energía del Instituto de Estrategias Ambientales Globales, un grupo de investigación independiente financiado por el gobierno. No obstante, el gobierno afirma que una vez que demuestre que la tecnología funciona, los proveedores satisfarán la demanda.

Sin embargo, la producción de amoníaco requiere electricidad, que con los métodos actuales suele generarse a partir de combustibles fósiles como el carbón o el gas natural. En un proceso común, el agua se calienta a temperaturas extremadamente altas, hasta 2,000 grados Celsius, o 3632 grados Fahrenheit, para que los átomos de hidrógeno puedan separarse y combinarse con el nitrógeno. (Consulta la fórmula química del amoníaco en los libros de ciencias que usaste en la preparatoria).

Calentar esa agua requiere mucha energía, y es probable que los suministros de amoníaco que llegarán a Japón al principio usen la llamada electricidad gris o marrón. Así, mientras que la combustión de amoníaco en una central eléctrica reduce las emisiones de carbono en un lugar, la producción de amoníaco puede generar más emisiones de carbono en otra. c.2023 The New York Times Company.

Por Motoko Rich y Hikari Hida, The New York Times.

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