La increíble hazaña del vuelo 243 de Aloha Airlines: logran aterrizar avión pese a que perdió parte del techo

Internacional
/ 25 febrero 2024

Hace 34 años ocurrió el singular percance del Boeing que pudo llegar a tierra, en una isla de Hawái, con 94 de sus 95 ocupantes a salvo

Hay historias que superan hasta la más excéntrica imaginación del más ingenioso director de cine. Tal es el caso del vuelo 243 de Aloha Airlines, que tuvo lugar hace 34 años, el 28 de abril de 1988, que registró una de las hazañas más importantes de la aviación comercial.

Ese día, un Boeing 737-200 de la compañía aérea Aloha Airlines sufrió una descompresión explosiva que arrancó parte del techo de la cabina, dejando al descubierto el cielo y los cables.

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El avión, que realizaba el vuelo 243 entre el Aeropuerto de Hilo y el Aeropuerto Internacional de Honolulu, ambos en el archipiélago de Hawái (Estados Unidos), logró aterrizar de emergencia en el Aeropuerto de Kahului, en la isla de Maui, con 94 supervivientes de los 95 ocupantes que iban a bordo.

El incidente ocurrió cuando el avión alcanzó la altitud de crucero, unos 7 mil 200 metros, unos 20 minutos después del despegue. Según los testimonios de los pasajeros y la tripulación, se escuchó un fuerte estruendo y se sintió una violenta sacudida. Acto seguido, se produjo una rápida pérdida de presión y temperatura en el interior de la aeronave.

Al mirar hacia arriba, los ocupantes se encontraron con una escena escalofriante: el techo había desaparecido y se podía ver el cielo azul y las nubes. Algunos asientos y objetos salieron volando por la abertura, así como una de las azafatas, Clarabelle Lansing, de 58 años, que fue la única víctima mortal del accidente; su cuerpo jamás fue encontrado. En 1995, el Aeropuerto de Honolulu inauguró un jardín en honor a Clarabelle.

Los héroes de esta historia: el capitán Robert Schornstheimer y el copiloto Madeline Tompkins. El capitán Schornstheimer, de 44 años, y la copiloto Tompkins, de 36, se enfrentaron a una situación crítica. El avión había perdido parte de sus sistemas eléctricos, hidráulicos y de comunicación, y se encontraba en una trayectoria descendente. Además, el fuerte viento dificultaba el control de la aeronave y aumentaba el riesgo de que se desprendieran más piezas del fuselaje.

Los pilotos lograron estabilizar el avión y dirigirse al aeropuerto más cercano, el de Kahului, donde solicitaron permiso para aterrizar de emergencia. A pesar de las adversidades, consiguieron posar el avión en la pista sin mayores complicaciones, ante el asombro y el aplauso de los pasajeros y el personal de tierra.

El avión accidentado, que tenía 19 años de antigüedad y más de 35 mil horas de vuelo, fue sometido a una exhaustiva investigación por parte de las autoridades aeronáuticas. La causa del incidente se atribuyó a la fatiga del material, provocada por el elevado número de ciclos de presurización y despresurización que había sufrido el avión en sus numerosos vuelos cortos.

$!Solo una persona, una azafata, perdió la vida en el percance.

El accidente del vuelo 243 de Aloha Airlines sirvió para que la industria de la aviación revisara y mejorara los estándares de diseño, mantenimiento e inspección de los aviones, especialmente los que operan en rutas de corta distancia y frecuencia.

Asimismo, el accidente se convirtió en un ejemplo de profesionalidad y heroísmo por parte de los pilotos y la tripulación, que salvaron la vida de decenas de personas con su pericia y su valentía.

Con información de medios

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