Los meteorólogos enfrentan acoso y amenazas de muerte en medio de la desinformación sobre los huracanes
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Una meteoróloga de una cadena de televisión de Lansing, Míchigan, dijo haber recibido amenazas de muerte
NUEVA YORK- Acusaron a un meteorólogo que vive en Washington D. C. de ayudar al gobierno a encubrir la manipulación de un huracán. En Houston, a un meteorólogo le pidieron en repetidas ocasiones que “investigara” los supuestos orígenes nefastos del clima. Y una meteoróloga de una cadena de televisión de Lansing, Míchigan, dijo haber recibido amenazas de muerte.
“El asesinato de meteorólogos no detendrá los huracanes”, escribió la meteoróloga de Míchigan, Katie Nickolaou, en una publicación en redes sociales. “No puedo creer que haya tenido que escribir eso”.
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La función de los meteorólogos, que consiste en ofrecer previsiones meteorológicas que salvan vidas y explicar la ciencia del clima, a veces los convierte en víctimas de acoso y este tipo de agresiones se han producido desde hace años, según los expertos en meteorología. Pero en medio de las teorías conspirativas y las falsedades que se han extendido por internet tras los huracanes Helene y Milton, afirman que los ataques y amenazas dirigidos contra ellos han alcanzado niveles inusitados.
“Todos estamos hablando de lo mucho que ha aumentado”, comentó Marshall Shepherd, director del Programa de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Georgia y expresidente de la Sociedad Meteorológica Estadounidense. Ha habido “una diferencia palpable en el tono y la agresividad hacia la gente de mi campo”, afirmó.
Según Shepherd, el escrutinio al que se ven sometidos los meteorólogos se acentúa durante los grandes fenómenos meteorológicos, y los huracanes consecutivos, combinados con el clima político y el cuestionamiento de los expertos en meteorología, pueden haber creado las condiciones propicias para las agresiones.
Helene tocó tierra como tormenta de categoría 4 en la costa del Golfo de Florida a finales de septiembre y devastó el sureste, convirtiéndose en la tormenta más mortífera que ha azotado el territorio continental de Estados Unidos en casi dos décadas. Apenas dos semanas después, Milton se fortaleció rápidamente y azotó Florida como tormenta de categoría 3, causando al menos 14 muertos, inundaciones graves y la destrucción de decenas de viviendas.
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Los trabajadores de emergencias también han sido objeto de ataques. Tras el paso de Helene, el personal de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por su sigla en inglés) recibió una gran cantidad de acoso, incluyendo afirmaciones falsas de que la agencia estaba robando donaciones y desviando a Ucrania la ayuda para catástrofes. Se hicieron llamados para que los residentes formaran milicias para defenderse de esos trabajadores, que también recibieron amenazas antisemitas y misóginas.
La administradora de la agencia, Deanne Criswell, declaró a ABC a principios de octubre que la retórica era “desmoralizante” y había generado “miedo en los empleados”. Añadió en otra entrevista que la desinformación estaba obstaculizando los esfuerzos de ayuda.
En un comunicado el domingo, FEMA dijo que había hecho algunos “ajustes operativos” para la seguridad de su personal y de los sobrevivientes de la tormenta.
“Los centros de recuperación de desastres seguirán abiertos según lo previsto, los supervivientes continúan registrándose para recibir asistencia y nosotros seguimos ayudando a la gente de Carolina del Norte en su recuperación”, rezaba el comunicado.
Conservadores y partidarios del expresidente Donald Trump, entre ellos un exfuncionario del gobierno de Trump y un congresista republicano, han difundido muchas de las falsedades sobre los huracanes.
De todas las teorías conspirativas y la desinformación que han circulado, los meteorólogos dicen que una falsedad que se ha salido especialmente de control es la afirmación de que el gobierno está creando o controlando las tormentas. Han acosado a los meteorólogos por no promover esas afirmaciones o por difundir información precisa que las contrarresta.
Matthew Cappucci, meteorólogo residente en Washington D. C. que trabaja para MyRadar y The Washington Post, dijo que durante las tormentas recibió cientos de comentarios y decenas de mensajes sobre cómo el gobierno había modificado el clima y que lo acusaban de ayudar a encubrirlo. Aseguró que las amenazas eran “exasperantes” en un momento en el que trabajaba sin descanso para dar seguimiento a los huracanes.
“Una parte de mí quería decir: ‘Si no confías en mis advertencias, quédate donde estás. Quédate ahí y ve qué pasa’”, comentó.
Shepherd aseguró que esas afirmaciones falsas sobre fuerzas externas que controlan el clima siempre han existido, y recordó que, durante el huracán Sandy en 2012, aparecieron mensajes similares. “La diferencia es que siempre han estado ahí, en el ‘mundo marginal’, pero ahora he visto que casi se han vuelto parte de la corriente dominante”, señaló.
Durante una entrevista en CNN mientras Milton se acercaba a Florida, un periodista preguntó a Shepherd si la tormenta había sido manipulada por alguien, refiriéndose a una persona con la que acababa de hablar en la calle que había hecho esa afirmación. “Es asombroso que el periodista tuviera que hacer esa pregunta”, opinó Shepherd.
Las agresiones contra los meteorólogos pueden tener consecuencias graves, dijeron, pues se erosiona la confianza en ellos cuando emiten avisos críticos, además de pasarles factura en su vida personal.
En el verano de 2023, Chris Gloninger, meteorólogo en jefe de una cadena de televisión de Iowa, dejó su trabajo tras recibir una serie de mensajes de acoso —entre los que hubo una amenaza de muerte— por sus debates al aire sobre el cambio climático. Empezó a incorporar el tema a sus previsiones tras quedar la sorpresa que le ocasionó el huracán Sandy.
Matt Lanza, meteorólogo residente en Houston y editor de The Eyewall, una publicación que da cobertura a las tormentas del Atlántico, dijo que responder a la desinformación resta tiempo de explicar lo que la gente debe esperar durante la tormenta.
Desde Helene, el acoso que ha recibido “ha alcanzado niveles estratosféricos”, y le preocupa que el sector empiece a perder meteorólogos si continúa.
“No sale nada bueno de esto”, concluyó. c.2024 The New York Times Company.
Por Kate Selig, The New York Times.