Lula se defiende: “Jamás encontrarán un acto deshonesto de mi parte”
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Lula fue jefe de Estado entre 2003 y 2010 y se convirtió entonces en uno de los políticos más influyentes de la región como líder del PT.
El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva se refirió hoy a las acusaciones de corrupción que lo incriminan y que lo pueden mandar a juicio y advirtió: "Jamás encontrarán un acto deshonesto de mi parte".
En una columna publicada por el diario "Folha de Sao Paulo" y titulada "Por qué me quieren condenar", Lula, líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), afirmó: "Sé lo que hice antes, durante y después de ser presidente. Nunca hice nada ilegal, nada que pudiese manchar mi historia."
"En vísperas de cumplir 71 años, veo mi nombre en el centro de una verdadera caza judicial", continuó el ex mandatario. "Se entrometieron en mis cuentas personales, las de mi esposa y mis hijos. Intervinieron mis llamadas teléfonicas y divulgaron el contenido, invadieron mi casa y me llevaron a deponer, sin motivo razonable y sin base legal. Están buscando un crimen para acusarme, pero no lo encontraron ni lo van a encontrar".
Además, escribió: "Jamás practiqué, autoricé o me beneficié de actos ilícitos en Petrobras o en otro sector de Gobierno. Desde la campaña de 2014 se trabaja en la narrativa de que el PT no es más un partido y sí una 'organización criminal', conmigo como jefe. Esa idea fue martillada, sin descanso, por titulares, tapas de revista, radio y televisión".
"Mis acusadores saben que no robé, no fui corrompido y no intenté obstruir a la Justicia, pero no lo pueden admitir. No pueden volver atrás después de la masacre que promovieron en los medios", manifestó Lula, en una extensa columna que tiene 21 párrafos.
Para cerrar, expresó: "Tengo la conciencia tranquila y el reconocimiento del pueblo. Confío en que la Justicia, tarde o temprano, prevalecerá, mas no sea en los libros de historia. Lo que me preocupa, y a todos los demócratas, son las continuas excepciones al Estado de derecho. Es la sombra del estado de excepción que se está irguiendo sobre el país".
Lula fue jefe de Estado entre 2003 y 2010 y se convirtió entonces en uno de los políticos más influyentes de la región como líder del PT.
A la gestión del ex obrero metalúrgico y líder sindical se le atribuye el impulso que convirtió a Brasil en unas de las primeras economías mundiales en la década pasada, aunque recientemente han surgido varias acusaciones en su contra, todas relacionadas con hechos de corrupción.
El 10 de octubre, las autoridades brasileñas lo acusaron de haber favorecido irregularmente a la constructora Odebrecht en negocios con Angola. Antes, el ex presidente ya tuvo que responder ante la Justicia por "ventajas indebidas" en la reforma de un triplex que posee.
Las acusaciones a Lula se enmarcan todas dentro de la operación "Lava Jato", considerada la mayor investigación anticorrupción en la historia de Brasil. Los investigadores de una trama corrupta en torno a la petrolera semiestatal Petrobras lo señalan, incluso, como "el comandante máximo" de la red.
Por "Lava Jato" están siendo investigados más de 50 políticos en relación con el presunto pago de sobornos por parte de terceras empresas para obtener un trato de favor en sus negocios con Petrobras, una de las compañías energéticas más grandes de América Latina.
De acuerdo con las encuestas, Lula lidera la intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de Brasil en 2018. Su partido, el PT, gobernó Brasil desde 2003 hasta el 31 de agosto de 2016, cuando su sucesora Dilma Rousseff fue destituida por el Parlamento y Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), asumió la presidencia del país.