"Need a Mom”, madres de alquiler para cuando se necesita una mami
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Nina Keneally tiene 40 hijos, sus hijos de alquiler suelen ser veinteañeros o estar al principio de la treintena. Por la edad podrían ser los propios hijos de Keneally. No todos provienen de familias desestructuradas, algunos tan sólo buscan alguien con quien hablar.
Madres de alquiler en Nueva York para cuando se necesita una mami
Nina Keneally tiene 40 hijos. Y cada vez son más. Algunos se quedan más tiempo con ella, otros se van tras un periodo breve. "Need a Mom" es como se llama este servicio en la ciudad de Nueva York.
Esta mujer de 64 años del barrio de Bushwick se alquila como madre sustitutiva, una oferta que, según ella misma asegura, es única en Nueva York. "Muchos de mis clientes están muy lejos de casa o sencillamente no tienen una buena relación con su madre", explica esta madre de alquiler. Sobre todo mujeres, agregó, que buscan alguien que las escuche en esta ciudad en la que viven millones de personas. No obstante, ella deja claro que no es una terapeuta profesional.
Nueva York es una ciudad de superlativos y en ocasiones puede ser muy estresante para sus residentes. "Cuando con 20 años me mudé ya era difícil, pero la presión social era menor", dice Keneally, que ofrece este servicio desde hace medio año. Para los padres que nunca han vivido en Nueva York resulta difícil comprender cómo funciona allí la vida.
Muchos de sus clientes tienen profesiones creativas, trabajan en bares o se mueven en el mundillo de la prostitución. Antes de dedicarse a ser madre de alquiler, Keneally ha tenido una vida muy variada. Durante 30 años fue productora de teatro en Broadway; luego decidió estudiar para poder asesorar a los alcohólicos y drogodependientes y trabajó durante ocho años en una clínica de metadona. Y, además, es madre de dos hijos.
Sus hijos de alquiler suelen ser veinteañeros o estar al principio de la treintena. Por la edad podrían ser los propios hijos de Keneally. No todos provienen de familias desestructuradas, algunos tan sólo buscan alguien con quien hablar.
Otros, sin embargo, no tienen ningún contacto ya con su familia. Una clienta, por ejemplo, es lesbiana y su madre verdadera vive en una pequeña ciudad del sur de Estados Unidos que es muy conservadora, contó Keneally. "Su madre no entiende, o no quiere entender, la forma de vida de su hija", explicó.
En su web Keneally explica el concepto de lo que ella hace con el eslogan: "When you need a Mom, just not YOUR Mom" (Cuando necesitas una mamá que no sea TU mamá).
En opinión de esta madre de alquiler, muchos padres cometen un gran error: "Muchas veces dan consejos sin que se les pregunte, y el otro no está receptivo. Ella misma dijo haberlo experimentado con sus propios hijos. "Vi como sencillamente se cerraban. Que no aportaba nada". Esa es la razón por la que ahora solo da consejos cuando sus clientes se lo piden directamente.
El tiempo con Keneally cuesta 40 dólares la hora y cómo se dispone de él es una cuestión que decide el propio cliente. Se puede quedar para tomar café o ir a comer juntos o solucionar papeleo, la "mamá" ayuda en lo que pueda.
Christine se reúne regularmente con Keneally. "Ella tiene la misma edad que mi madre", explica esta mujer de 36 años, que trabaja en un bar en Nueva York y prefiere ser identificada sólo con su nombre. La relación con su madre verdadera es buena, pero comenzó a contactar con Kenneally cuando falleció su padre. "Yo realmente tenía que hablar con alguien y con mi madre no podía", explicó. Desde entonces ambas mujeres se reúnen para tomar café. Su madre verdadera sabe que tiene una sustituta en la Gran Manzana, "pero no tiene ningún problema con ello", dijo.
Antes de dirigirse a la madre de alquiler, Christine pasó por varios terapeutas profesionales. Sufría una profunda depresión y tras las sesiones con los especialisas a menudo se sentía peor que antes. Como si fuese apaleada, contó. Pero Keneally fue diferente. "Ella se percata de todo lo que digo e insiste en ello. Además es bastante moderna", agrega Christine mientras sonríe.
Keneally insiste en que ella no es una terapeuta pero cuando recurre a ella un cliente con problemas profundos que van más allá de la necesidad de hablar, intenta buscar ayuda profesional con esa persona.
Y muchos terapeutas familiares no consideran que buscarse una nueva madre cuando la propia no puede estar ahí lo suficiente sea algo equivocado. Muchas personas tienen una mejor conexión con una persona mayor, con más experiencia, que ellos mismos han elegido, que con un terapeuta, que de todas formas siempre guarda las distancias con su paciente.
Pero una madre de alquiler nunca podrá dar siempre todo lo que un hijo desearía tener de sus padres. Y Keneally tampoco lo permite todo. Tan sólo deja que la llamen "Mom" (mamá) sus hijos.