Pide el papa Francisco respeto a los derechos humanos en Myanmar

Internacional
/ 28 noviembre 2017

En su discurso, Suu Kyi aseguró que está comprometida a "proteger los derechos, fomentar la tolerancia y garantizar la seguridad de todos".

El pueblo de Myanmar ha sufrido enormemente y sigue sufriendo por un conflicto civil y hostilidades que han durado demasiado tiempo y han creado una profunda división"...

El papa Francisco hizo hoy en Naipyidó, la capital de Myanmar, un llamamiento al "compromiso con la justicia y el respeto a los derechos humanos" pero sin salir públicamente en defensa de la minoría musulmana perseguida de los rohingya.

El pueblo de Myanmar "ha sufrido enormemente y sigue sufriendo por un conflicto civil y hostilidades que han durado demasiado tiempo y han creado una profunda división", afirmó el pontífice al instar al país del sureste asiático a cooperar con la comunidad internacional.

Francisco pidió "respeto a cada grupo étnico y su identidad", pero no mencionó por su nombre a los rohingya. El papa formuló sus declaraciones junto a la líder birmana y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, que ha sido duramente criticada en todo el mundo por su pasividad ante las operaciones que el Ejército lanzó en agosto contra los rohingya.

La represión militar forzó a a más de 620,000 miembros de esta minoría a huir al vecino Bangladesh, en lo que Naciones Unidas ha calificado como una "limpieza étnica de manual”.

"De hecho, el arduo proceso de construcción de la paz y de la reconciliación nacional solo puede avanzar mediante el compromiso con la justicia y el respeto a los derechos humanos", subrayó el jefe de la Iglesia católica. Myanmar, agregó el papa, tiene la "obligación de defender estos principios básicos”.

"El futuro de Myanmar", abundó el pontífice, "debe ser la paz, una paz basada en el respeto a la dignidad y los derechos de cada miembro de la sociedad y su identidad, en el respeto al Estado de derecho y a un orden democrático que les permita a cada individuo y a cada grupo, sin excluir a nadie, aportar su contribución legítima al bienestar común”.

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En su discurso, Suu Kyi aseguró que está comprometida a "proteger los derechos, fomentar la tolerancia y garantizar la seguridad de todos". La premio Nobel, de 72 años, reconoció que "la situación en Rajine (el estado donde el Ejército lanzó su operación contra los rohingya) ha llamado más la atención del mundo”.

"Nos incumbe continuar la tarea de construir una nación basada en leyes e instituciones que garantice a todos y a cada uno en nuestro país justicia, libertad y seguridad", señaló Suu Kyi.

La ciudad universitaria británica de Oxford, donde Suu Kyi vivió en el pasado, le retiró en la noche del lunes una distinción con motivo de la crisis humanitaria que afrontan los rohingya. La universidad explicó que no quiere distinguir con el premio de la libertad a nadie en Myanmar que "cierre los ojos ante la violencia”.

Entre tanto, los monjes budistas de línea dura de Myanmar expresaron su rechazo a la visita del papa y criticaron al Gobierno de Suu Kyi por haber invitado al jefe de la Iglesia católica.

La Unión de Monjes Patriótico de Myanmar (PMMU, por sus siglas en inglés) calificó la visita papal como una "opresión" del Myanmar budista debido a que el papa había salido en el pasado en defensa de los rohingya. Al igual que la mayoría de la población budista de Myanmar, la PMMU llama a los rohingya "bangladesíes ilegales".

Antes de su aparición pública junto a Suu Kyi, el papa se había reunido con líderes religiosos de distintas confesiones en Rangún, la mayor ciudad y antigua capital de Myanmar, ante quienes defendió la diversidad en medio de la condena internacional por la persecución que sufren los musulmanes rohingya en este país.

El pontífice aprovechó su segundo día de visita para dialogar con líderes budistas, hindúes, musulmanes, cristianos y judíos en la residencia del cardenal Charles Bo, informó un portavoz del Vaticano.

Francisco habló de la unidad en la diversidad y subrayó que todos eran hermanos que no deben temer por sus diferencias. Si hay enfrentamientos entre ellos, deben reconciliarse rápidamente como hermanos, les dijo el papa.

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