Portugal festeja el 50 aniversario de Revolución de los Claveles que devolvió la democracia al país
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Miles de personas asistieron a las celebraciones de la Revolución de los Claveles con la que se dio fin a la dictadura de cuatro décadas establecida por Antonio Salazar
LISBOA- Vehículos militares y claveles rojos volvieron las calles y plazas del centro de Lisboa hoy, mientras Portugal recreaba momentos dramáticos del golpe militar que llevó la democracia al país hace 50 años.
Miles de personas asistieron a las celebraciones de la Revolución de los Claveles, que dio fin a una sofocante dictadura de cuatro décadas establecida por Antonio Salazar. También preparó el camino para la entrada de Portugal a la Unión Europea, conocida entonces como Comunidad Económica Europea, en 1986.
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En esa época, la agitación y la incertidumbre política en Portugal, miembro de la OTAN, generó alarma en las capitales occidentales cuando el Partido Comunista Portugués parecía a punto de tomar el poder. Sin embargo, los partidos moderados triunfaron en las urnas.
El presidente Marcelo Rebelo de Sousa y el primer ministro Luis Montenegro presidieron el colorido desfile de soldados y vehículos blindados mientras muchos espectadores llevaban claveles rojos, el símbolo de la revolución. Pudo verse a un niño sobre un vehículo blindado sosteniendo un clavel.
Había muchos claveles rojos en las tiendas y puestos callejeros de Portugal en la primavera de 1974, y las personas los colocaban en los cañones de las armas de los rebeldes.
Paulo Simões, de 71 años, que participó en el levantamiento, dijo que “vivía con una sensación de deber cumplido”.
“Tengo dos hijos”, dijo. “Traté de inculcarles las ideas de libertad, democracia, verdad, honestidad, y tuve éxito”.
Maria Monteiro, de 68 años, esposa de un soldado que participó en la insurrección, dijo que se sentía inmensamente emocionada “por la libertad que conquistamos, pero debemos saber muy bien cómo defenderla”.
Durante el día, soldados y vehículos blindados se trasladaron a una plaza del centro de la ciudad como parte de la recreación de una de las primeras etapas de la insurrección, cuando varias unidades se posicionaron en lugares clave de la capital.
Los soldados también recrearon la convergencia de los rebeldes en un fuerte paramilitar en una plaza salpicada de jacarandas llamada Largo do Carmo. Ahí fue donde Marcelo Caetano, el líder portugués en aquel momento, se escondió y fue rodeado por soldados y civiles jubilosos antes de rendirse.
Decenas de miles de personas se reunieron para la marcha vespertina anual a lo largo de la vía principal de la ciudad, la Avenida da Liberdade, o Avenida de la Libertad.
La creciente frustración debido a las prolongadas guerras coloniales contra movimientos independentistas en África instigaron la revuelta de los oficiales subalternos, que logró derrocar a la dictadura en cerca de 24 horas, con tan sólo cinco muertos.
Salazar, que murió en 1970, se aferró a las colonias africanas mucho tiempo después de que otras potencias europeas se habían retirado del continente, y se resistió a modernizar a su país en medio de los cambios culturales en Europa durante la década de 1960.
El gobierno de Salazar transcurrió más o menos en el mismo periodo que el del general Francisco Franco en la vecina España, aunque su período en el poder fue mucho menos sangriento.