Se desatan las quinielas sobre el candidato de Trump a vicepresidente
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Tras erigirse en virtual aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump debe elegir ahora a su compañero (o compañera) para optar a la Vicepresidencia
Washington.- Tras erigirse en virtual aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump debe elegir ahora a su compañero (o compañera) para optar a la Vicepresidencia, y las quinielas sobre posibles candidatos ya se han desatado en EE.UU.
El primer vicepresidente estadounidense, John Adams, describió una vez ese cargo como "el más insignificante que jamás ha concebido la invención del hombre", una frase que resume la irrelevancia que antaño tuvo el "numero dos" del Gobierno.
El propio Senado estadounidense alude en su web al "puesto constitucional menos entendido, más ridiculizado y más frecuentemente ignorado del Gobierno Federal".
Sin embargo, la influencia del vicepresidente de Estados Unidos ha crecido enormemente desde el final de la Guerra Fría (1945-1990) en áreas como la política exterior o la seguridad nacional, por lo que todo el mundo mirará con lupa la designación que haga Trump.
Tras convertirse la semana pasada en candidato republicano de "facto" para las elecciones presidenciales del 8 de noviembre merced a la repentina retirada de sus dos últimos rivales, el magnate ha dado alguna pista sobre su "vicepresidenciable" ideal.
"Será probablemente una persona con experiencia política (...). Yo tengo talento en los negocios. Necesito a alguien que me ayude con legislación, que sea amigo de senadores" y sepa lidiar con el Congreso, afirmó entonces el multimillonario neoyorquino.
Trump, que ha revolucionado la campaña electoral con un discurso xenófobo, grosero y ultranacionalista, admitió "una probabilidad del 40 por ciento" de que la designación recaiga en uno de los contrincantes que le disputaron la nominación republicana, una opción que ayudaría a cicatrizar heridas en un partido muy dividido.
Este miércoles, el magnate inmobiliario precisó que baraja "cinco o seis" nombres, mientras el goteo de posibles pretendientes no cesa en la prensa y en los ambientes políticos de Washington.
A la espera de saber si el elegido (o elegida) será alguien que mitigue los defectos del empresario y/o refuerce su candidatura ante circunscripciones o electorados cruciales, como la comunidad hispana, varios adversarios de Trump en las elecciones primarias republicanas han negado cualquier interés en la Vicepresidencia.
"Aunque los votantes republicanos han elegido a Donald Trump como virtual nominado republicano, mis reservas previas sobre su campaña y la preocupación acerca de muchas de sus políticas no han cambiado", afirmó el senador de origen cubano Marco Rubio.
"Por tanto, (...) no quiero que se me considere para vicepresidente", zanjó Rubio, a quien el empresario ridiculizó durante la campaña con el apelativo de "pequeño Marco".
Otro exaspirante a la nominación republicana, el senador Lindsey Graham, expresó su desinterés con un símil muy gráfico y pesimista: "Eso -dijo- es como comprar un billete para el Titanic".
"Nunca", aseveró Chris Schrimpf, portavoz del gobernador de Ohio, John Kasich, quien abandonó la carrera por la candidatura republicana la semana pasada, junto al senador Ted Cruz, y dejó vía libre a Trump para alzarse con la nominación a la Casa Blanca.
Entre los políticos que se batieron con el multimillonario en las votaciones primarias conservadoras, el neurocirujano Ben Carson y el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, se han integrado en el equipo de Trump y, mientras el primero se descartó como "vicepresidenciable", el segundo suena con fuerza en las apuestas.
El "club del no" también cuenta con la gobernadora de Nuevo México, la hispana Susana Martínez, quien habría podido ayudar al empresario a tender puentes con los latinos y las mujeres, dos sectores del electorado que le dan la espalda en las encuestas.
Como abanderado del "sí" destaca el expresidente de la Cámara de Representantes de EE.UU. Newt Gingrich, un veterano político próximo al círculo de Trump que consideraría "muy difícil para un ciudadano patriota" rechazar una oferta tan tentadora.
También han manifestado interés en la candidatura vicepresidencial la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, y la senadora por Iowa Joni Ernst, así como los exgobernadores de Arizona, Jan Brewer, y Texas, Rick Perry.
Incluso el actual vicepresidente de EE.UU., el demócrata Joseph Biden, ha hablado de las quinielas acerca del aspirante de Trump a su cargo, al bromear la semana pasada con líderes centroamericanos y confesar que tenía la corazonada de que el magnate le elegiría a él.
"No tengo nada serio que decir", añadió Biden, tras soltar una carcajada.
Frente a chanzas y especulaciones, el multimillonario desea cumplir con la tradición y revelar el nombre en la Convención Nacional Republicana que se celebrará en julio en Cleveland (Ohio), un cónclave que le coronará como candidato a la Presidencia.
"Me gusta la tradición y pienso que el suspense es algo bueno", adelantó este miércoles Trump, que probablemente se enfrentará a la demócrata Hillary Clinton en las elecciones de noviembre para suceder a Barack Obama en la Casa Blanca.
Entretanto, el magnate sigue deshojando la margarita de los "vicepresidenciables".