“México y España son países hermanos que están unidos por lazos indisolubles”: Eduardo Matos, Premio Princesa de Asturias

El día de ayer, el arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias en la categoría de Ciencias Sociales para este 2022.

Matos, es el hombre detrás del Templo Mayor, Coordinó el proyecto, durante cuatro décadas, excavó la Pirámide del Sol, fundó el Museo de la Cultura Teotihuacana, tiene 500 publicaciones y en Harvard hasta le pusieron una cátedra a su nombre.

Para dicho premio, el jurado fue integrado por 14 expertos, que reconocieron su labor para reconstruirlas civilizaciones de México y Mesoamérica para su incorporación a la historia con objetividad y libre de cualquier mito.

De acuerdo con la columna de Carlos Loret de Mola, el año pasado, el maestro Matos, con el peso de su inteligencia, reprobó la manipulación histórica que encabezaba Andrés Manuel López Obrador al inventarse sin ninguna base científica y con el único objetivo de nutrir su narrativa política, que se conmemoraban 700 años de la fundación de la Gran Tenochtitlán, con la mirada crítica que siempre lo ha acompañado a lo largo de su trayectoria.

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Añade que ayer, Matos Moctezuma lanzó un mensaje que tiene también una lectura política: “México y España son países hermanos que están unidos por lazos indisolubles y deberán estrechar aún más sus relaciones”. Deberán tomar nota los que quieren dinamitar esos lazos consanguíneos como herramienta para evitar el escrutinio de sus fracasos cotidianos.

Concluye mencionando que el Premio a Matos es también un premio a la resiliencia de la arqueología mexicana, a la paciente y dedicada vocación de quienes han sabido sortear –con la sabiduría que da lidiar cotidianamente con los legados de siglos y no con la coyuntura de cada mañana- recortes en el presupuesto, condicionamientos, prisas cuando se necesita una medalla y olvidos cuando pasa la urgencia de lavarse la cara.

En este gobierno son hasta perseguidos políticos. Un brindis por todos ellos, encargados de que la historia se quede como fue, de que no sea víctima de intereses y caprichos, guardianes de una verdad que busca mantener el diálogo congruente entre el pasado y el presente.