‘No se la pudieron comer, y los mataron’... recluta del CJNG narra como los obligaban a comer carne humana

México
/ 23 enero 2025

El joven contó cómo una búsqueda de trabajo en Facebook terminó en horror

Un joven de 22 años identificado como Leonardo narró en el podcast de Gusgri la impactante experiencia que vivió tras ser engañado por una oferta de trabajo falsa que lo llevó a ser secuestrado y reclutado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Durante su testimonio, Leonardo describió las brutales pruebas a las que fue sometido, incluyendo el consumo forzado de carne humana, actos que, según él, eran utilizados como método para infundir miedo, deshumanizar a los reclutas y garantizar su obediencia absoluta.

El relato ha puesto en evidencia las tácticas extremas que utiliza el crimen organizado para reclutar personas, así como los niveles de violencia y control que ejercen sobre sus víctimas.

UN ENGAÑO LABORAL QUE TERMINÓ EN HORROR

Según su testimonio para el video que fue publicado en el canal “Doble G” el pasado 16 de enero, fue en septiembre de 2022 cuando el joven perdió su empleo en una tienda de autoservicio, justo cuando su esposa estaba a punto de dar a luz.

Desesperado por encontrar trabajo, recurrió a Facebook, donde encontró una oferta de guardia de seguridad con un salario mensual de 10 mil pesos. La publicación incluía un número de WhatsApp, al que contactó de inmediato. Fue atendido por una supuesta reclutadora, quien le proporcionó una lista de requisitos y lo citó en una vivienda ubicada en la colonia Arcos de Zapopan.

En ese lugar, él y otros solicitantes fueron recibidos en un ambiente que aparentaba ser profesional: se les pidió entregar documentos personales, se les pesó, midió y se les realizó un historial médico. Según Leonardo, la presencia de uniformes y logotipos empresariales hacía que la oferta pareciera legítima. Sin embargo, pocos días después, fueron citados nuevamente en otro domicilio, esta vez en la colonia Santa Cecilia, para supuestamente recibir sus uniformes y comenzar el trabajo.

Al llegar al lugar, el exintegrante del cártel se las cuatro letras se encontró con unas 13 personas, todas esperando junto a una mujer que permanecía distraída en su teléfono móvil. Todo cambió drásticamente cuando, unos minutos después, un grupo de hombres armados y encapuchados ingresó al domicilio.

Según su testimonio, los hombres llevaban las siglas del CJNG y les dijeron directamente que trabajarían para el cártel. “Nos dijeron que si alguien se quería ir, podía hacerlo, pero no saldría vivo”, relató en el podcast.

TORTURAS Y PRUEBAS DE LEALTAD

Los hombres fueron despojados de sus celulares, carteras y los encapucharon. Después, fueron trasladados en camionetas durante más de una hora hasta un campamento en la sierra de Jalisco.

Una vez en el lugar, el grupo fue sometido a múltiples torturas físicas y psicológicas. Según Leonardo, fueron obligados a desnudarse, mojados con agua y electrocutados con cables conectados a una batería. Estas acciones, según él, tenían el propósito de asegurarse de que no portaran dispositivos de rastreo ni micrófonos.

El campamento estaba compuesto por varias chozas improvisadas con láminas y madera. Leonardo describió el lugar como inhóspito y señaló que eran sometidos a condiciones extremas, como soportar frío durante las noches y calor abrasador durante el día.

En el campamento se dividió a los reclutas en diferentes grupos: unos eran destinados a cocinar drogas sintéticas como la metanfetamina, y otros, como él, eran entrenados como escoltas de miembros del cártel.

Leonardo narró el episodio más escalofriante de su experiencia: el momento en el que fue obligado a comer carne humana. Según contó, durante su estancia en el campamento, algunos reclutas que no cumplían las órdenes eran asesinados frente a los demás. En una ocasión, los obligaron a desmembrar el cuerpo de una persona.

“Nos dijeron que nosotros teníamos que hacer un trabajo y era cuidar al jefe y que para eso estábamos aquí. Nosotros, cuando empezamos a despedazar el cuerpo, me dijeron: ‘Échale la mano, arráncalo un pedazo y te lo tienes que comer así, crudo, crudo, así como tal. Si no te lo comes, te voy a matar’”, le advirtieron.

El invitado aseveró que a él le tocó comer partes de un brazo y una pierna. El joven describió el olor del cuerpo humano como “insoportable”, comparándolo con el de un perro muerto, pero mucho más intenso.

“Yo quería vomitar cuando veía todos los olores. Es un olor insoportable, es un olor a grasa potente. [...] Cuando me dan el pedazo de carne, yo no me lo quería comer, decía: ‘Es un pecado para mí hacer eso’, pero la verdad me tuve que aguantar por mi hijo. [...] Hubo dos compañeros que no se la pudieron comer, y los mataron”, subrayó.

Este tipo de actos, explicó, no solo buscaban sembrar el terror entre los reclutas, sino también deshumanizarlos y eliminar cualquier resistencia.

Durante los meses que pasó retenido, Leonardo y los demás reclutas fueron entrenados por militares, algunos de ellos con acentos extranjeros, incluyendo personas supuestamente originarias de Colombia. El adiestramiento incluía el uso de armas cortas y largas, armas blancas, tácticas de combate cuerpo a cuerpo, y resistencia física: “Te ponen en un hormiguero y te ponen comida para que se te suban las hormigas. [...] No te debes mover”, narró.

El CJNG, afirmó Leonardo, también utilizaba amenazas contra las familias de los reclutas para garantizar su obediencia.

LA SALIDA

En uno de los momentos más tensos de su experiencia, Leonardo narró que fue detenido por militares durante un operativo mientras transportaba suministros para el campamento del CJNG en la sierra de Jalisco. Según su testimonio, el incidente ocurrió cuando él y otros miembros fueron enviados a recoger provisiones.

Viajaban en una camioneta tipo redilas sin armas ni radios cuando, de forma inesperada, fueron interceptados por las fuerzas armadas.

“Nos toparon y nos bajaron. Mostramos las manos porque no llevábamos nada, pero de todos modos nos arrestaron”, relató. A pesar de no portar equipo militar ni evidencias incriminatorias, fueron sometidos a interrogatorios y golpes para que proporcionaran información sobre las operaciones del cártel.

Tras ser liberados, Leonardo y sus compañeros regresaron al campamento y explicaron lo ocurrido a sus superiores. Aunque temió represalias, el jefe del grupo valoró su silencio y “lealtad” durante el interrogatorio. Esto fue un factor clave para que, en abril de 2023, supuestamente le ofrecieran la posibilidad de retirarse del cártel.

“Por tu lealtad te perdonamos, me dijeron. Fue mi única oportunidad para salir vivo”, contó Leonardo. Aprovechando esta oportunidad, regresó a su casa, donde descubrió que su familia lo había reportado como desaparecido. Decidió mudarse a Sonora con su esposa e hijo para iniciar una nueva vida lejos del cártel y del constante temor de ser rastreado nuevamente.

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