Menonitas rompen tradición

Nacional
/ 28 septiembre 2015

Cerca de 20% de la población es calificada como ?liberal?, pues usa ropa moderna, acepta los matrimonios mixtos y también adopta niños tarahumaras

CHIHUAHUA

A 92 años de su arribo a México, la comunidad menonita se mantiene fiel a sus costumbres; sin embargo, su estilo de vida tan distinto al de las familias de ciudad está cambiando y paulatinamente adoptan las comodidades y algunos vicios mundanos.

Sin abandonar los rasgos más distintivos de su cultura, este grupo que migró a Chihuahua en 1923 —proveniente originalmente de Alemania y luego de Rusia— demuestra que su capacidad de adaptación es única y a la vez sabe honrar su pasado e historia.

Existen en Chihuahua unas 200 familias menonitas que no usan electricidad ni automóviles. Siguen viviendo con las mismas características que tenían los antepasados, explica Antonio Loewen, administrador del Museo Menonita, ubicado en la colonia Manitoba, en el municipio de Cuauhtémoc.

Comenta que en la actualidad radican en la entidad alrededor de 90 mil menonitas, quienes se han dividido en tradicionales y liberales; los primeros mantienen la vestimenta típica del grupo (mujeres con vestidos negros y adornos florales y los hombres con overol azul y camisa a cuadros) y su relación con la población de ciudad es de carácter meramente comercial.

Mientras que los liberales, quienes representan 20% de la comunidad, usan ropa moderna y su trato con gente no menonita es más habitual, al grado que son comunes los matrimonios con personas de fuera de los campos.

Es falsa la creencia de que los menonitas tienen prohibido casarse con personas que no sean de la comunidad. Lo único que sí se pide es que quienes vengan a vivir a los campos profesen nuestra religión, precisa Loewen.

Personal del Museo refiere que se han vuelto tan comunes los matrimonios mixtos que en la mayoría de templos se ofrecen servicios en español, a diferencia de lo práctica de hace unos años, cuando todos los ritos eran en alemán.

La Colonia Manitoba —que es la comunidad menonita más grande de Chihuahua— comenzó su apertura hace unos 30 años, indica el experto, principalmente a raíz del establecimiento del Corredor Comercial, el cual es una carretera de 30 kilómetros que va de ciudad Cuauhtémoc al poblado de Rubio, en el que se establecieron cientos de negocios orientados a la agricultura, maquinaria, construcción y comida, que son los giros tradicionales del comercio menonita.

En la dualidad cultural en la que viven, los miembros de la comunidad aprenden desde pequeños el alemán bajo —caracterizado por las variedades lingüísticas de algunas naciones, como Holanda, Dinamarca y Alemania— y el alto — el estilo antiguo de la lengua—, así como inglés y español.

A la par, pagan impuestos a los gobiernos municipal, estatal y federal, como a su autoridad propia: los jefes de colonia. Todos nos sentimos mexicanos, somos mexicanos, enfatiza Loewen.

Ejemplo de integración

Si existe una familia que represente la integración de los menonitas tanto en lo familiar como en lo empresarial son los Thiessen.

El matrimonio de Sarah y Peter, en pocos años, logró pasar de ser los dueños de una pequeña pizzería estilo casero a poseer la marca de origen menonita más conocida de México. A la vez, son padres de tres niños de raíces distintas a los migrantes, cuyos ancestros nacieron en Alemania, Holanda o Rusia.

Sarah relata con profundo orgullo que ella y su marido no pudieron tener hijos biológicos, por lo que decidieron adoptar; sin embargo, en lugar de llevar a su hogar a un pequeño menonita como ellos, optaron por convertirse en los papás de Cristina, una bebé tarahumara, cuya madre estaba desahuciada y quiso encontrarle una buena familia antes de morir.

Dos años después Esteban llegó a la familia Thiessen; su madre era una adicta de Ciudad Cuauhtémoc, por lo que entregó el pequeño a un sacerdote en cuanto nació. Luego, otra mujer tarahumara que no podía criar a su bebé la dio en adopción y así llegó Daniela.

Tanto las niñas indígenas, como el niño mestizo ahora son menonitas: hablan perfecto alemán, conviven con sus primos rubios y de ojos azules, van a los templos, ayudan en el hogar y viven como cualquier otra familia de Manitoba.

A finales de la década de 1990 los Thiessen establecieron un restaurante familiar de pizzas, ellos las preparaban y atendían a los clientes; habitantes de la comunidad.

Poco a poco la fama de pizzas La Sierra fue creciendo y paulatinamente su clientela se integró con personas de otros lugares que viajaban para probar el alimento.

En 2010 abrieron su primera franquicia; cuatro años después se contabilizan 14 sucursales en Chihuahua, así como en Durango, Sonora y Coahuila, donde hay una en cada estado, lo que los convierte en la marca menonita más extendida en México, con una estrategia comercial basada en atender un mercado ajeno a su comunidad.

La otra cara de la moneda

Dentro de los campos menonitas la incidencia delictiva es prácticamente nula y los crímenes que llegan a cometerse suelen ser por personas ajenas.

De acuerdo con estimaciones de Antonio Loewen, alrededor de 3% de los menonitas abandonaron los campos en los últimos años tras ser víctimas de hechos delictivos, pero recientemente la mayor parte regresó, tras bajar drásticamente los embates de las bandas criminales.

El pasado 27 de marzo fue detenido Carlos Alberto Wiebe, hijo de padre menonita y madre mestiza; era buscado por la Procuraduría General de la República (PGR) y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés). Se le acusa de ser el segundo al mando de la organización criminal más importante que opera en el Valle de Juárez.

El Menón, como le apodaban, llevaba una doble vida: era un exitoso empresario del transporte en Chihuahua y coordinaba el trasiego de drogas a Estados Unidos, secuestros y extorsiones en la zona fronteriza.

De acuerdo con la Fiscalía estatal, en los años recientes no se ha detenido a ningún menonita radicado en los campos por delitos graves.

Los proyectos de la comunidad

La comunidad menonita informó que en los próximos meses arrancará la construcción de un hospital del IMSS, en el cual la atención será en alemán para atender a los miembros de la comunidad que no hablan español. Este sería el primero de su tipo en el país.

También anunciaron que en varios templos se ofrece el culto religioso en tarahumara, para los indígenas que laboran como peones y tienen planes para que en el corto plazo la medida sea adoptada en todas de las iglesias de los campos.

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