Sólo 8% del electorado recibió algo por su voto: Encuesta

Nacional
/ 29 septiembre 2015

Si se descontaran los sufragios de quienes recibieron algo que pudiera calificarse como compra, aun así aventajaría Enrique Peña.

CIUDAD DE MÉXICO.- Sólo 8% del electorado dijo haber recibido ayuda o bienes de los equipos de campaña de los principales candidatos presidenciales para presuntamente comprar su voto, de acuerdo con la más reciente encuesta nacional en vivienda BGC-Excélsior.

Se trata de bienes, dinero, tarjetas u otra clase de recompensa que por su naturaleza puede llevar a pensar en intentos de compra de votos.

Además, en este ejercicio estadístico se detalla que 19% de los consultados reconoció haber recibido objetos promocionales legítimos (playeras, gorras, plumas, etcétera, cuya finalidad es meramente propagandística).

Sin embargo, 73% respondió no haber recibido ningún obsequio, artículo propagandístico, dádiva, ayuda o dinero durante el proceso electoral.

De las respuestas obtenidas por los consultados se indica que las prácticas que pudieran considerarse como compra de votos en la pasada elección presidencial fueron aisladas y no inciden de manera significativa en el resultado.

De descontarse los votos de quienes recibieron algo que pudiera clasificarse como producto de una posible compra, Enrique Peña Nieto aventajaría a Andrés Manuel López Obrador por más de dos millones de votos.

Dádivas, sin incidencia en elección

Las prácticas que pudieran considerarse como compra de votos en la pasada elección presidencial fueron aisladas y no inciden de manera significativa en el resultado electoral. La amplia mayoría de los electores no recibió ninguna clase de artículos o ayudas. Cuando le entregaron algo fue principalmente promocional sin fin de compra. Si se descontaran los votos de quienes recibieron algo que pudiera clasificarse como producto de una posible compra, de cualquier manera Enrique Peña Nieto aventajaría a Andrés Manuel López Obrador por más de dos millones de votos, según se observa en la encuesta nacional en vivienda BGC-Excélsior.

El grueso del electorado (73%) expresa no haber recibido nada de alguno de los equipos de campaña de los principales candidatos presidenciales (gráfico 1), es decir, ningún obsequio, artículo propagandístico, dádiva, ayuda o dinero.

Específicamente 91% afirma no haber recibido nada de la campaña de Josefina Vázquez Mota, 92% nada de la de Andrés Manuel López Obrador y 79% nada de la de Enrique Peña Nieto (gráfico 2).

Sólo 27% sostiene haber recibido algo de estos candidatos presidenciales. De lo recibido hay que diferenciar entre los artículos considerados legítimos pues tienen una finalidad meramente propagandística, y los controvertidos porque implican una posible intención de comprar el voto de los ciudadanos debido al valor del bien o acción dada a cambio.

Los objetos promocionales legítimos fueron recibidos por 19% de los electores, en tanto que las ayudas o bienes propios de la compra presunta de voto fueron entregados a sólo 8%.

De los artículos o materiales aceptados como legítimos por tener una función publicitaria para difundir el nombre o la imagen del candidato o partido, 7.6% recibió algo de esa clase proveniente de la campaña de Vázquez Mota, 14.8% recibió utilitarios propagandísticos de la campaña de Peña Nieto y 5.8% de la de López Obrador (gráfico 2). Generalmente se trata de ropa (camisetas), accesorios personales (gorras) y trastos simples de cocina, exceptuados los electrodomésticos.

Sólo marginalmente se afirma haber recibido bienes, dinero, tarjetas u otra clase de recompensa que por su naturaleza puede llevar a pensar en intentos de compra de votos.

De este tipo de bienes controvertidos, 5.4% afirma haber recibido algo de Peña Nieto, 1.6% de Vázquez Mota y 1.5% de López Obrador. Los presuntos intentos de compra de voto se realizaron principalmente con el reparto de despensas. Otros bienes se mencionaron de modo marginal como los materiales de construcción y electrodomésticos. La entrega de dinero en efectivo fue expresada por casi nadie.

Las tarjetas de ayuda en cualquiera de sus tipos han constituido el referente mediático de la impugnación sobre el proceso electoral que está concluyendo (caso Soriana). Sin embargo, todo indica que la entrega de tarjetas con dinero electrónico o de tiempo aire para llamadas telefónicas fue una práctica extremadamente localizada que no llega ni a 1% en el caso de alguno de los candidatos (gráfico 3).

La idea de que los partidos se enfocan a traficar los votos de la población votante más pobre no es muy cierta. La mayoría de la población en cada uno de los estratos, incluidos los más marginados no recibe nada y cuando se da, a veces también puede darse entre la clase media (gráfico 4).

Nada asegura que un intento de compra de voto realmente se traduzca en un sufragio en favor del candidato oferente ni tampoco se puede asegurar que fue por ese motivo por el que un ciudadano que recibió el bien votó por esa opción. Hubo incluso electores que recibieron materiales o ayudas de esa clase de parte de dos o más partidos. No obstante, si suponemos que efectivamente se logró comprar el voto del elector con esos bienes o ayudas dados por un candidato presidencial, el impacto en la votación final de cada uno de los aspirantes sería sumamente reducido y no afectaría el orden en los resultados.

En efecto, únicamente cerca de 7% de los votantes de Peña Nieto recibió bienes susceptibles para compra de voto provenientes de su campaña, equivalente a algo menos de un millón 300 mil votos de los 19 millones doscientos mil que recibió. Por su parte, casi 2% de los votantes de López Obrador afirma haber recibido artículos o ayudas de ese tipo dados por la campaña de este candidato (gráfico 5).

Si le restamos a cada uno los sufragios que teóricamente pudieron provenir de compra de votos, la diferencia en favor de Enrique Peña Nieto se mantendría en dos millones trescientos cuarenta mil votos, es decir, disminuiría casi un millón respecto a la diferencia original.

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