"Camarón que se duerme, se lo lleva la chin..."

Ciudad de México.- El príncipe heredero Guillermo de Holanda generó hoy hilaridad en la prensa mexicana, con una palabra poco ortodoxa que usó en un foro sobre energía en Ciudad de México, que muchas madres mexicanas censurarían en sus hijos por vulgar.

"Camarón que se duerme se lo lleva la chingada (el carajo)", dijo el príncipe, de 42 años, el miércoles ante líderes del sector energético, como parte de la visita que realiza a México con la reina Beatriz de Holanda y su esposa, la princesa argentina Máxima.

La idea del príncipe de Orange era instar a los empresarios a no perder la oportunidad de impulsar la eficiencia energética y las energías renovables, antes de que fuera demasiado tarde.

La palabra "chingada", de uso popular, tiene una connotación vulgar, al punto que muchas veces se la reemplaza por expresiones menos altisonantes. De hecho, la frase del camarón en su versión elegante concluye diciendo: "se lo lleva la corriente".

Según el Diccionario Breve de Mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua, el término "chingada" tiene varias acepciones. Sirve tanto para denominar a una prostituta como para decir que uno está muy mal, para mandar a alguien a paseo o decir que algo se arruinó.

También "existe en varias formas eufemísticas", dice el diccionario. Por ejemplo, se puede reemplazar diciendo "-me lleva la fregada!, (me lleva) la tía de las muchachas, la tiznada, la tostada, la trampa, el tren, la tristeza, la trompada".

Debajo de la frase en cuestión, el diario "Milenio" escribió hoy en un recuadro de primera plana: "El príncipe de Países Bajos, Guillermo Alejandro, le habló en español al pueblo de México". También lo citó en primera página el diario "Excélsior".

Y el diario "Reforma" comentó en su columna económica: "O alguien le gastó una broma, o el príncipe de los Países Bajos quería dejar claro su mensaje". "Quién sabe si venía del Tenampa (famoso bar de tequila en la plaza de los mariachis), pero agarró vuelo", agregó.

Guillermo ha estado últimamente bajo la lupa de la prensa holandesa por la compra de un palacete de lujo en Mozambique. La familia real holandesa tiene la fortuna más elevada de Holanda, y una de las más altas del mundo, con unos 800 millones de euros.