Afirman que AMLO exime a militares de rendir cuentas
Califica experta que ve difícil que el Ejército sólo esté cinco años en la calle
CDMX.- El presidente Andrés Manuel López Obrador obstaculiza la reforma que obligaría al Ejército y a la Marina a rendir cuentas sobre los recursos cada vez mayores que les son asignados.
Sin control alguno de fiscalización, las Fuerzas Armadas han aceptado el papel que les ha asignado el presidente: innecesarias militarmente y convertidas definitivamente en una Guardia Nacional.
Así lo considera Mónica Serrano, investigadora de El Colegio de México, en entrevista con el semanario Proceso y luego de sesiones de trabajo con un grupo de militares retirados, en un seminario de esa casa de estudios.
Interrumpida por la pandemia, la revisión conjunta impulsada por Serrano, estudiosa durante más de dos décadas de la relación entre civiles y militares en México, partió del cambio radical del presidente López Obrador frente a los militares respecto de lo que dijo durante su campaña presidencial, cuando prometió regresarlos a sus cuarteles después de dos sexenios de estar al frente de tareas de seguridad y combate al narcotráfico.
Comenta que el presidente fue conquistado por la “sumisión” y “obediencia ciega” que le muestran los soldados y los marinos. Con esta actitud, el mandatario obstaculiza la reforma que obligaría a las Fuerzas Armadas a rendir cuentas, y hoy les asigna múltiples tareas que no corresponden a la seguridad, dice la investigadora.
López Obrador diversifica las tareas de las Fuerzas Armadas ocupando la mano de obra calificada que poseen y las presenta como el único instrumento para eliminar la “corrupción” que en otros sexenios benefició a grandes grupos constructores.
Sin embargo, por la falta de rendición de cuentas de las Fuerzas Armadas, el presidente está provocando que esa corrupción ocurra dentro de las corporaciones militares, como ya ha sucedido, indica la entrevistada por Proceso.
Hoy las Fuerzas Armadas, convertidas en Guardia Nacional, se ocupan de labores de seguridad pública, pero también de tareas de migración, control de puertos, la construcción de un tramo del Tren Maya, del aeropuerto de Santa Lucía, de cuarteles para la Guardia Nacional y de los Bancos del Bienestar; a su vez reparten vacunas contra el COVID-19 y distribuyen libros de texto, entre otras funciones.
PROVOCA RENUNCIAS
No sólo es la asignación de tareas, sino también el usufructo de esas obras. A la decisión de entregar los beneficios económicos del aeropuerto Felipe Ángeles, el presidente determinó que los recursos que se obtengan del Tren Maya ya no pasarán por la Secretaría de Hacienda, sino que irán directamente para el Ejército y los cerca de mil 500 kilómetros de ferrocarril serán patrimonio de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
La cesión de obras y tareas a las Fuerzas Armadas ha causado tanta polémica que, por ejemplo, Javier Jiménez Espriú renunció como secretario de Comunicaciones y Transportes en desacuerdo por la asignación que el Ejecutivo hizo a la Semar de encargarse de los puertos del país; y el actual titular de esa secretaría, Jorge Arganis Díaz Leal, expresó el mismo malestar durante su participación en la conferencia “130 años de la SCT, 65 años de Vivencias” (cuyo video salió de circulación), en donde dijo además que los ingenieros civiles –y no los ingenieros militares– son quienes deben realizar las obras.
“A lo mejor me corren por eso, porque ahora están de moda los ingenieros militares”, agregó Díaz Leal el lunes 22.
PANORAMA COMPLICADO
La investigadora del Colegio de México ve “complicado” que López Obrador quite a los militares. “Tendría que hacer lo mismo que hizo con la Policía Federal: los doblegó. Convenció a muchos de irse a la Guardia Nacional, otros se jubilaron y otros están en procesos legales. Lo mismo tendría que hacer con el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marian, para que se pasaran, y no de prestado, sino definitivamente”, asegura.
Mónica Serrano anticipa que el Presidente requeriría mucho dinero para ofrecer los mismos términos laborales en la Guardia Nacional a quienes quisieran transferirse. Sin embargo, considera que aquellos que han sido formados como militares, que ya desarrollaron una carrera en el Ejército, difícilmente van a querer renunciar a las jugosas prestaciones y al rango que han adquirido.
Señala que, en la misma tónica de los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y con Enrique Peña Nieto, el narcotráfico lleva a López Obrador a recurrir a las Fuerzas Armadas, y al hacerlo depende más y les debe más. Entonces, señala, pospone la decisión de analizar los riesgos y amenazas que el país enfrenta.
La experta aseguró que no ve factible que López Obrador cumpla su promesa de que el Ejército sólo estaría cinco años en la calle y después volvería a sus cuarteles, esto en función del presupuesto que se le otorga a la Sedena.
Con información de Proceso